En Santa Ana, dos hermanas de 14 y 15 años fueron demoradas y sindicadas como responsables de dar muerte a puñaladas a su tío. Junto a ellas, cayeron otros dos menores y un muchacho de 18, quienes habrían ayudado a deshacerse del cuerpo.En Apóstoles, tres adolescentes, de 15, 16 y 17 años, fueron apresados por su presunta participación en el feroz homicidio de un anciano de 84 años, al que ahorcaron atándole un cable al cuello y arrastrándolo por el perímetro de la propiedad.Ambos casos dejaron al descubierto, una vez más, el drama de los menores que, cada vez a más temprana edad, se inician en el consumo de sustancias prohibidas y casi de inmediato incursionan en el mundo del delito.Todo en el contexto de mucha pobreza y casi nulas oportunidades de progreso; niños, niñas y adolescentes excluidos del sistema sanitario, escolar, laboral y cultural.Estadísticas oficiales indican que, en la actualidad, los chicos comienzan a delinquir a los once años, prácticamente en simultáneo con el consumo de sustancias consideradas de iniciación en el mundo de las drogas: las bebidas alcohólicas y los psicofármacos.La franja de menores ubicada entre los once y los 15 años de edad son los que delinquen con mayor virulencia; incentivados por los efectos nocivos de aquellas sustancias alteradoras.Por lo general, se mueven de a dos y son los que intimidan con armas blancas a estudiantes o jóvenes desprevenidos que exhiben sus costosos celulares cuando caminan por la vía pública. “Estos niños, niñas y adolescentes”, tal como lo afirmó el viernes el juez en lo Correccional y de Menores Nº 2 de Posadas, César Raúl Jiménez, en la “Primera Jornada sobre Justicia Restaurativa Juvenil”, “repiten conductas”.Otros los inician y conducen por los oscuros laberintos del delito.La incursión, cada vez a más temprana edad, de menores en el crimen va de la mano con el recrudecimiento de la violencia en cada ilícito y el aumento de los índices delictivos.Todo eso se refleja también en las estadísticas de menores encarcelados. Datos oficiales indicaban, siete años atrás, que la UP IV jamás superó el registro de cincuenta internos.Ahora esa cifra trepó casi hasta los 80 alojados. El número exacto es de 74, de los cuales 45 son del interior de la provincia, principalmente de Oberá y la zona Centro.Esas cifras surgieron de una inspección realizada la semana pasada en la UP IV. Allí se pudo comprobar las paupérrimas condiciones en que viven niños que merecen otra oportunidad y no pasar gran parte de sus vidas encerrados.
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