Mientras el expediente donde se colectan del macabro crimen de Nicolás D’Amico, formalmente camina hacia las manos del juez de Instrucción de Oberá, Horacio Alarcón, tras la inhibición de su par de Alem, Selva Raquel Zuetta, las declaraciones de tres de los sospechosos se convirtieron en la clave para el esclarecimiento.
A estas voces tuvo acceso exclusivo PRIMERA EDICIÓN, y marcan con crudeza la principal hipótesis y los protagonistas del asesinato del distribuidor de carne vacuna, oriundo de la localidad de bonaerense de Lobos, ocurrido durante la noche del viernes 30 de octubre.
Hasta el momento, son ocho los detenidos por el homicidio, entre los cinco más complicados por su presunta participación, figura el ahora expropietario de un abasto de la avenida Las Américas de Oberá, su pareja y cuatro de sus exempleados. Las aprehensiones se realizaron por orden de la jueza Zuetta el jueves 7 y viernes 8 de abril e incluyeron a un agente de policía provincial y a un integrante de la Prefectura.
Entre los sospechados de pergeñar y ejecutar el crimen, fueron detenidos Diego B. de 33 años, extitular de la carnicería y cliente de D’Amico, más uno de sus colaboradores y empleados, Yony G. de 29.“Muertísimo”Diego G. (26), alias “Potrero” o “Pocho” y hermano de Yony G., es uno de los presuntos partícipes y encubridores del crimen. Pero también el que rompió el silencio y declaró ante la magistrada el lunes 11 de abril: “El viernes 30 (de octubre de 2015 en la carnicería) estaban Diego B., su hermano Gustavo y el choricero que le dicen ‘Katu’.
A la mujer de Diego no la vi ese día, el sábado si, a la mañana, porque llegué y le pregunté por Diego y me dijo que lo habían llevado por la muerte de Junior (D’Amico)”.
“Ese viernes, a la tarde, Diego (B) me llamó a la carnicería para que yo haga fajina con ellos (…) Me daba 200 o 300 pesos. Ese día cerró la carnicería a las 8, Diego o Gustavo, no me acuerdo, ordenó que cierren los portones. A las 7 había entrado Junior y Diego ya le había mandado a la casa a su mujer y su hijito”.
“Estaba limpiando las sierras en la carnicería y Diego B. me manda a llamar a la oficina. Voy, y ahí estaba Junior en el piso golpeado, yo no escuché ningún disparo. Junior estaba entre unos escritorios, había sangre por todos lados, en el piso, en la pared, mucha sangre, estaba bien muertísimo (sic). Mi hermano me sujetó porque yo no puedo ver sangre. Al lado de Junior estaba tirado un fierro (…) Yo lo vi a Diego que andaba con ese hierro que buscó de la choricera, yo lo vi porque estaba limpiando la cámara”.
El relato prosiguió y aumentó en crudeza de detalles: “En un momento veo que mi hermano Yony y Diego lo levantan a Junior y lo llevan hasta el baúl del auto (Volkswagen Bora), lo arrastraron de la camisa y el pantalón desde la oficina hasta el Bora que estaba de culo, al lado de la oficina (…) Le metieron primero la cabeza y después los pies todo doblado (sic)”.“Después Diego me dijo que yo lo iba a llevar a Yony con mi auto (Renault 9) por delante para ver que no haya controles. Salimos con mi hermano y (detrás) salió el Bora que manejaba Diego, mientras que Gustavo (B.) y Katu limpiaban, porque Diego les mandó, la oficina que estaba toda manchada con sangre”.
“Salimos con Yony y Diego venía atrás hasta que nos pasó en la YPF antes de la tabacalera, ahí entró en la picada a la izquierda (en el sentido) de Oberá hacia Alem. Mi hermano me decía ‘seguile, seguile’, hicimos 300 metros más o menos y Diego metió el auto en un tesal (sic) y lo roció con un bidón de nafta que llevaba mi hermano. Durante el viaje mi hermano me decía que me quedara tranquilo que lo iban a hacer desaparecer (al cadáver) y yo le respondía: ‘Están locos’”.
“Diego agarró el bidón y comenzó a rociar el cuerpo y el auto, abrió las puertas. Mi hermano también tiró nafta, los dos lo hicieron. Diego le dijo a Yony que prenda fuego con un encendedor, Yony se quemó la mano cuando lo hizo. Yo estaba adentro de mi auto, vi cuando mi hermano se sacó la camiseta de Boca y la tiró. Diego me dijo que dé vuelta y volvimos por la ruta 14. Mi hermano estaba con un pantalón blanco y botas de la carnicería. Estaban con manchas de sangre”.
“Eran las 10 de la noche, volvíamos a la carnicería y Diego me decía que me calle la boca, que estaba todo bien. Le dije: ‘Vos me enterraste’, me respondió: ‘Quedate tranquilo, vos no tenés nada que ver, yo te voy a dar plata para vos y tu hermano’”, amplió Diego G., pero también se refirió a un indicio que desató las sospechas de los investigadores: la última señal que emitió el localizador satelital del Bora, y que lo ubicaba el 30 de octubre alrededor de las 20 en el abasto de Oberá.
Sostuvo al respecto: “Mi hermano le preguntaba a Diego por el GPS del Bora, y le dijo que dio unas vueltas antes (de ir hacia el paraje El Chatón) y que no marcaba porque ya lo había desconectado”.En cuanto a los rastros de sangre que se hallaron en su Renault 9, Diego G. declaró: “En mi automóvil encontraron sangre porque yo le pedí a Diego B. dejar mi auto en el playa de estacionamiento de la carnicería para venderlo, pero él me empezó a pedir que realizara repartos con el auto (…) Y yo lo hacía de macanudo (…) Una vez, me pidieron que busque una media res en Guaraní, después ya me pidieron que busque dos media reces y comenzaron a cargar en los asientos y eso llenaba de sangre, le dije que no lo iba a hacer más porque quería vender el auto para ingresar a la Prefectura”.
“Hierro en la mano”
También es clave para la investigación, hasta el momento, la declaración de otro exempleado detenido, que se desempeñaba en el sector de elaboración de chorizos. Rubén G., alias “Katu” admitió su participación al día siguiente (viernes 8 de abril) de haber sido aprehendido: “El 30 de octubre era un día normal de trabajo. Al mediodía estábamos bajando carne que trajo Junior y luego comimos un asado en el que estuvo el patrón Diego B., Gustavo (B.), yo y Yony (G.), Junior y tres empleados suyos. Comimos y cada uno se fue por su lado. Tipo 7 de la tarde volvió Junior cuando aún estaban abiertas las puertas de la carnicería. Más tarde, a las 8 vi que Diego B. tenía un hierro en la mano cerca de las cámaras frigoríficas”.
“Se puso el hierro debajo de la manga de su campera. En la oficina estaban Junior y Yony. Su hermano Diego G., estaba en el sector de carnes ayudando a limpiar a Gustavo (B.). Ahí Diego va hasta la oficina y lleva un maletín, eso me contó Diego (B.) después. Yo estaba en el sector de embutidos, choricería, a unos 30 metros de la oficina y escuché un grito: ‘¡Qué hacés loco pará!’, y también escuché ruidos como que se caían escritorios, vino Gustavo (B) a donde yo estaba y desde el tinglado al lado de la choricería él se fue a la oficina a ver qué pasaba, luego salió y dijo: ‘Parece que lo van a matar’. Diego G. entró también a la oficina. Después Diego B. salió con el hierro en la mano y nos dijo a Gustavo y a mí: ‘Quédense tranquilos no pasa nada, yo lo maté, yo me hago cargo’”.
Continuó: “Gustavo cuando entró a la oficina y vio que le estaban golpeando a Junior, les gritó que paren de pegarle y salió asustado. Después de eso, Diego B. salió a buscar el Bora de Junior que estaba en la playa de estacionamiento y ubica el auto en la puerta trasera de la oficina, baja y le pide a Yony que lo ayude a cargar el cuerpo. Yony tenía puesta una camiseta de Boca y un pantalón de la carnicería y un bidón de cinco litros con nafta en la mano. Diego B. abre el portón blanco, antes cargaron el cuerpo al auto. Diego G. y Gustavo estaban en el tinglado al lado de la choricería. Diego G. y Yony antes salieron con el Renault 9 a ver si no habían controles. Yo estaba en una pieza, ya no quería seguir viendo. Cuando salí vi que estaban sólo Gustavo B. y los hermanos G., estos dos se fueron en el Renault 9 violeta o lila y volvieron pasadas las 10 y media de la noche con el mismo auto. Yo salí de la pieza y Diego G. ya se había ido a la casa. Diego B. y Yony fueron a limpiar la oficina y vi que Yony tenía quemaduras en un brazo”.
Señaló que después de ver lo ocurrido: “Me fui a la casa de mi madre porque estaba asustado, con miedo, y le conté la verdad a ella y a mi padrastro. Al otro día volví a la carnicería, el sábado a las 6 de la mañana, estaban Gustavo y Diego B., y Diego comenzó a contar el porqué mataron a Junior, me dijo que si no le pagaba a Junior iba a matar a su mujer, a los hijos y a él. Diego nos dijo que si pasaba algo, él se iba a hacer cargo de todo, que nos quedáramos tranquilos, que nosotros no teníamos nada que ver, y que no tenía dinero para pagarle a Junior”.
“Diego B. fue a mi casa el 5 de noviembre y me dijo que me quedara tranquilo que si me pasaba algo él se iba a hacer cargo”.
“Conocí a Junior D’Amico cinco meses antes de lo que pasó”, agregó.
También reconoció la barreta como presunto elemento utilizado para asesinar a Junior: “Sí, vi el hierro, estaba al lado de la máquina de moler carne de la choricería. En ese lugar siempre estaba, eran las 5 de la tarde (del viernes 30 de octubre), y Diego B. pasó y lo llevó al lugar donde están los motores de las cámaras. Ahí lo dejó y después ahí lo buscó y se lo puso dentro de la manga de la campera negra y blanca, eso fue a las 8 de la noche”. “Después Diego B. me dijo que había dejado un maletín vacío en la mesa donde se pela la carne, que pasó por ahí con el hierro en el brazo de la campera, buscó el maletín y se fue a la oficina”. “Me contó que Junior estaba parado con un arma en la mano y que le pasó el maletín, Junior lo agarra y le da tiempo para que saque el hierro y golpearle. Yo no vi el arma que tenía Junior, eso me contó Diego B”.
En relación a ello destacó: “Vi a Diego B. y a Yony con la ropa manchada con sangre, por eso cuando volvieron tipo diez y media de la noche pasadas, Diego G. dejó a Yony y a Diego B. en la carnicería y se fue a lavar el Renault 9 a la casa de su mamá”.
“Yony volvió sin la camiseta de Boca, se puso una remera de la carnicería y me dijo: ‘Me quemé el brazo’. Me lo mostró. El pantalón ensangrentado lo quemó al lado del horno donde se hacen los chorizos. Diego también quemó ahí el maletín y también lavó el hierro con agua caliente y lo puso en su lugar, en la máquina de moler carne”.
Otra de las patas de la investigación se posa sobre la posibilidad que D’Amico fuera ultimado a balazos y luego quemado dentro de su automóvil, en el paraje “El Chatón” de Leandro N. Alem. Guillermo B. (28), alias “Polaco”, trabajó como repartidor de la misma carnicería y fue detenido como presunto facilitador de un arma de fuego al entonces propietario: “Yo trabajaba de repartidor, ahí conocí a Diego B. cuando él era cajero, y a Gustavo B. carnicero. Tuve un problema con Diego B. porque le vendí un Chevrolet Celta, él me dio dinero en efectivo y cheques pero después me rebotaron, mientras tanto Diego entregó mi auto por una camioneta (Chevrolet) S10 con la que hacía los repartos pero después se la dio a Junior porque ya le debía mucha plata”. “Por los cheques rebotados y la falta de sueldo me volví a Alberdi a trabajar haciendo servicios eléctricos”.
En cuanto al arma declaró: “La conseguí por 500 pesos con un ‘chivero’, es un 22 con tambor cromadito, lo tenía guardado en un ropero en la casa de mi madre en Alberdi. El 28 de octubre de 2015 le vendí a Diego B. el arma por 2.000 pesos. Justo yo estaba en el pueblo (Alberdi) y le mandé un mensaje a Seba (también detenido). El es agente de policía y trabaja en Oberá, pero va y viene a Alberdi. Le pedí si podía llevarle algo a Diego y me dijo que si”.
“Diego le entregó la plata (del arma) en un sobre para que no viera D’Amico que se sentaba en la oficina a que entre plata, porque le debían mucha (…) Junior siempre andaba calzado con un arma igual a la de la Policía”.