El presidente Macri anunció oficialmente un nuevo y ambicioso Plan Nacional de Turismo, con el cual aseguró que se podrán crear “300 mil puestos de trabajo de acá a 2020” contemplando una inversión de 11.700 millones de pesos en el período. La meta que se plantea el Gobierno nacional en el área es recuperar el terreno perdido desde 2013 a la fecha, lapso en el cual la afluencia turística al país sufrió una merma considerable, tanto como el turismo interno.El concepto medular de la propuesta es el de incentivo a la acción mancomunada entre el sector privado y el estatal, con la mira puesta en aumentar la inversión en la industria turística “desarrollando proyectos de inversión mixta de alto impacto territorial, especialmente en las provincias del Norte que forman parte del Plan Belgrano”. El Plan Nacional de Turismo estima alcanzar los 9 millones de visitantes extranjeros para el año 2020, con ingresos por 8.000 millones de dólares, y los 70 millones de turistas locales que estimativamente gastarían unos 170 mil millones de pesos. El programa así proyectado tiene, sin dudas, un área de aplicación privilegiada en la provincia, que cuenta con un atractivo turístico de nivel internacional como las Cataratas del Iguazú, al que suma numerosos atractivos. Es de esperar que el ambicioso proyecto no se quede en una promesa más respecto a un sector -el turístico- que cuenta con un potencial indudable, pero su desarrollo exige programas de mediano y largo plazo sustentables y sostenibles en el tiempo. La demanda internacional no puede ser, como suele ocurrir, el árbol que oculta el bosque y no permite entender el carácter complejo de este sector y las múltiples variables que se deben contemplar para asegurar un resultado que supere el modelo de turismo de enclave. El objetivo, se debe entender, no son las oportunidades de negocios, sino el desarrollo.
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