Necesarios e inevitables, los negocios que rodean a la muerte de las personas tienen algo de tabú y de misterio, aunque en algunos casos, bastante más que lo normal. Es lo que pasa en Candelaria, la capital histórica de Misiones, localidad que será sede del primer crematorio del área metropolitana que funcionará en quince días, según el exintendente Carlos Flores, quien dejó el cargo el 10 de diciembre pero se había montado una sociedad para explotar el rubro un año antes. El exalcalde, asociado a otro exfuncionario municipal, construyó un establecimiento para incinerar cuerpos y residuos patológicos en un predio ubicado a dos cuadras del actual cementerio municipal. Pese al entusiasmo que transmite por el emprendimiento, en la Comuna aseguraron que no tienen registros del futuro negocio de Flores, ni se han iniciado los trámites de habilitación correspondiente, ni aprobación de planos y demás pasos previos al funcionamiento de cualquier negocio dentro del ejido municipal. En Candelaria sólo hay recuerdos de un proyecto anterior impulsado en 2010 que quedó trunco por imposibilidad financiera de los inversores. Cercanos al anterior emprendimiento temen que el exalcalde se haya “apropiado” de los estudios técnicos, de factibilidad, el proyecto de obra civil y de ingeniería que habían quedado en manos de Flores en su anterior rol de autoridad de contralor. “Cualquiera enterraba un cuerpo”A la vez que desconocen el proyecto que Flores va a poner a andar en breve, las autoridades actuales de la comuna prefieren hablar del trabajo que están realizando en el camposanto municipal para “regularizar” la situación de tumbas y restos. La anterior gestión aseguraba que habían detectado más de doscientos NN enterrados en el predio, pero el actual intendente Daniel Luna explicó que en realidad había tal descontrol “que cualquiera que hiciera un cortejo fúnebre y pagara a los poceros podía enterrar a un cuerpo sin ningún tipo de registro, sobre todo en días feriados o domingos”. Semejante irregularidad habría sido la causante de la notable cantidad de muertos no identificados por la Municipalidad, aseguró. Luna recordó que en sus primeros días de gestión no lograba reponerse del asombro cuando los encargados del cementerio le refirieron los particulares “modos” de manejar la muerte que tenía su antecesor. Y hasta admitió que la ausencia de controles y registros hasta pudo haber posibilitado el ocultamiento de hechos penales graves, aunque por ahora no pudo confirmar ninguna hipótesis. Por eso, el jefe comunal ordenó un cruzamiento de datos entre el padrón de fallecidos que le envió el Registro Provincial de las Personas, “lo poco que hay en la Municipalidad” y las tumbas del camposanto, totalmente desbordado. Vamos para adelanteMientras el intendente Luna dice que intenta poner orden en los desmanejos heredados de su antecesor, Flores está inmerso en otro tipo de cuestiones y debutando en su calidad de empresario. Asegura que ésta es su idea y que no retomó el proyecto anterior ni los estudios técnicos que estaban en su poder, pese a la coincidencia del lugar de emplazamiento: a dos cuadras del cementerio municipal. “Esto no tiene nada que ver, este no es el proyecto anterior. Del otro no estaba fijado el lugar. Había un proyecto pero no había lugar”, dijo ante la consulta de PRIMERA EDICIÓN y las sospechas de los allegados de los anteriores inversores sobre la posibilidad de que haya usado en su beneficio la “carpeta técnica” que conllevó el costoso pago de profesionales de cada una de las especialidades que deben intervenir en el montaje de un crematorio de restos humanos.Flores aseguró que “su” crematorio tendrá como objeto la incineración de restos mortales y residuos patológicos “que ahora se entierran” y no descartó la posibilidad de hacer un convenio con Aesa Misiones, la empresa encargada de la recolección y disposición final de este tipo de residuos, o incluso con sanatorios en forma directa. “Ya está todo montado, arrancamos hace dos años más o menos. Tenemos instalados los hornos y en funcionamiento. Estamos esperando unos detalles de terminación nomás”, explicó. Dijo también que no será el único crematorio de Misiones, aunque sí el primero en comenzar a funcionar y “el único” que podría realizar la incineración de residuos patológicos. “A mediados de junio ya vamos a estar funcionando”, insistió. Impacto ambiental Según Flores, su “crematorio Candelaria” está correctamente habilitado y cumple con las normas de calidad exigidas para este tipo de emprendimientos. El anterior proyecto que se había iniciado en la misma localidad y en el mismo predio, y que en su momento fue autorizado por la ordenanza Nº 75/10 del Concejo Deliberante y la Resolución Municipal Nº 356/2010. Sin embargo no había logrado sortear un permiso del Ministerio de Ecología y Recursos Naturales Renovables que debía dar el visto bueno al estudio de impacto ambiental. Flores tuvo mejor suerte, según aseguró a PRIMERA EDICIÓN: “Ecología no tiene nada que ver, sólo nos piden planos, habilitación, que no sea contaminante, una serie de requisitos que en todas partes del país piden. (El horno) es bastante ecológico, no larga humo. El estudio de impacto ambiental está presentado y no te quiero mentir, pero creo que ya lo aprobaron” dijo. Por siempre sociosEn el proyecto de Crematorio Candelaria, el exalcalde Carlos Omar Flores se asoció con otro exfuncionario municipal, el arquitecto Fernando Fleitas. También integra la Sociedad de Responsabilidad Limitada el hijo del exintendente, Carlos Agustín Flores, de 25 años. La conformación de la sociedad y su inscripción en el Registro Público de Comercio se publicó en la edición del pasado viernes del Boletín Oficial de Misiones. La sociedad tendrá por objeto “dedicarse por si, por terceros o asociada a terceros, tanto en el país como en el exterior, a la cremación de cuerpos, eliminación de residuos patológicos y servicios de sepelios”. Para conformar el capital social, los tres integrantes invirtieron 815 mil pesos divididos en 500 cuotas de $ 1.630 de valor nominal cada una. Carlos Flores tiene 255 cuotas, su exfuncionario Fleitas tiene la titularidad de 185 cuotas y el retoño del exintendente tiene 60 cuotas. La administración quedó a cargo del más grande de los Flores. "NN" y desaparecidosMiles de historias rodean al Cementerio Municipal de Candelaria por la particular cantidad de restos NN que fueron inhumados en el predio en distintas épocas. El camposanto es uno de los más antiguos de la provincia y su creación data de 1848, y según se estima, más de la mitad de las tumbas y restos de la “parte vieja” se encuentran sin identificar. En 2010, desde el Ministerio de Derechos Humanos (entonces subsecretaría) habían anticipado un “trabajo
serio” para identificar los restos, ya que existía la posibilidad de encontrar pistas relacionadas a los expresos políticos desaparecidos por la última dictadura militar. Para quienes estaban relacionados a los juicios de lesa humanidad que comenzaron a desarrollarse en Misiones, la cercanía del predio con la Unidad Penitenciaria Federal 17 -centro clandestino de detención y torturas- era de particular interés. Pero al final, ese trabajo no se hizo. El año pasado, el entonces intendente Carlos Flores puso a trabajar a un equipo de personas para contabilizar las tumbas, ya que ni siquiera tenían idea de la cantidad de estructuras existentes. También había anticipado un pedido a la Justicia para exhumar los restos de NN a fines de intentar identificar, pero tampoco se avanzó en esa tarea. “Reconstruir un rompecabezas”Por ahora, la nueva gestión comunal de Candelaria, a cargo de Daniel Luna, trabaja en un relevamiento importante que intenta identificar el número de sepulturas y cruzar los datos del Registro de las Personas con lo poco que encontraron en la Municipalidad sobre los muertos inhumados en el camposanto. “Cuando llegamos nos encontramos que no había administración en el cementerio. Venía cualquier cortejo fúnebre, hacían el pozo y enterraban. En los feriados les tiraban unos pesos al sepulturero y se enterraba sin ningún tipo de registro” dijo Luna respecto del caos que rodeaba al camposanto municipal. Pero hay más: “A poco de asumir vinimos al cementerio y encontramos sepulturas abiertas. Le preguntamos al sepulturero y nos explicó que vinieron los familiares y se llevaron al muerto, una locura, porque una exhumación debe tener orden judicial. Era un caos. No había registro ni de los ingresos de cadáveres ni de lo que se retiraba”, relató a este Diario. Por esta situación “no se sabe el número exacto de tumbas y ahora tenemos el padrón de fallecidos del Registro de las Personas con el cual cotejar, lo que no va a ser suficiente. Se estima que venía gente de otras localidades a enterrar a sus seres queridos y ese registro tampoco está completo. No sabemos si la documentación se quemó o se tiró, pero quedan muy pocos datos. Estamos haciendo el trabajo de reconstruir un rompecabezas”.
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