Salvar el medio ambiente

Cuarenta y cuatro años después de la conferencia de Estocolmo, que por primera vez abrió el debate sobre cuestiones ambientales internacionales, seguimos analizando cuánto daño le hicimos a nuestro medio ambiente, capaz de explicar las razones de la creciente violencia con que la naturaleza genera fenómenos climáticos con serias consecuencias para los pueblos afectados.El día del medio ambiente, el día en que los niños en edad escolar juran el compromiso con éste, es un buen día para pensar que quienes tiran basura en los cursos de agua dulce y los contaminan, quienes talan bosques nativos protegidos (y las autoridades que permiten hacerlo en absoluta connivencia), y hasta quienes dejan de girar los fondos necesarios para proteger nuestras reservas, son tan responsables como las grandes fábricas sin planta de tratamiento de líquidos y residuos que destilan sus desechos a las aguas comunitarias, de castigar al medio ambiente.Es común escuchar a las dirigencias internacionales, nacionales y locales hablar de lo que estamos dejando en materia medio ambiental a las próximas generaciones, sin mirar los daños que se podrían prevenir hoy, apenas dejando de lado la codicia, las miserias humanas y los individualismos. Porque una persona que decide tirar su basura al río antes que llevarla a un basurero; o barrer la mugre de su vereda hasta una alcantarilla antes que depositarla en una bolsa de residuos, esta afectando a sus vecinos, incluso a sí mismo cuando una fuerte lluvia inunda barrios y ciudades; o esas comunidades se quedan sin agua potable para consumo humano como para abastecer a la producción agraria misionera.El respeto por el medio ambiente comienza por casa, se consolida en las escuelas y se practica en la vida hasta el último día. Por el bien propio, de nuestras familias, de nuestros vecinos, de los misioneros todos que nos enorgullecemos de tener miles de hectáreas en reservas de protección de la Selva Paranaense, cuyo riesgo de desaparición sigue dependiendo de nuestro compromiso.