Acercándonos a una fecha tan especial, como lo es la del día del padre, me atrevería a hacer hincapié en lo que significa la función paterna para la estructuración psíquica del niño. Con esto no quiero restar importancia a la función materna ya que, en igual sentido, resulta fundamental. Actualmente las teorizaciones acerca de la familia la consideran una estructura abierta, compleja, heterogénea y en permanente intercambio. Las distintas transformaciones sociales a lo largo de la historia, los cambios en el rol de las mujeres y en la crianza de los hijos, la inserción de las mismas en el mundo laboral, hacen que la familia, si bien continúa siendo indispensable en el proceso de estructuración del sujeto, comparta esta tarea con diversas figuras que no pertenecen al grupo familiar, con distintas instituciones, e incluso con personajes anónimos a través de los medios de comunicación masivos.Dentro de la familia encontramos las funciones que son necesarias para la constitución y construcción psíquica del sujeto. La función paterna o materna son desempeñadas por uno u otro progenitor (o quienes ocupen estos lugares), dependiendo del momento por el que esté atravesando la familia y por la forma en que esta esté constituida.Se delega al padre la transmisión de la ley, siendo representante de la autoridad en la familia. Es importante aclarar que estas funciones (materna y paterna) deben ser transmitidas por personas reales y si bien son funciones del círculo familiar, en ocasiones se extienden a la familia ampliada o incluso pueden ser llevadas a cabo por otras personas. Pero sea quien sea el soporte de la función paterna, no será indiferente para el destino psíquico del sujeto.Los progenitores no solo le brindan sentido a las experiencias emocionales del niño, sino también se ubican como referentes fundamentales para el acceso a la cultura y le transmiten de manera explícita e implícita, los valores, ideales y modelos predominantes que ellos han interiorizado en cuanto a lo prohibido y permitido para cada vínculo, entendiendo como vínculo a la relación de un sujeto con otro sujeto, ubicando siempre la mirada en lo que juntos construyen. Para que un vínculo se constituya y se sostenga es necesaria la presencia del otro, aunque no fuera necesaria ni posible su permanencia constante, lo esencial es que el otro no puede faltar.Hay situaciones en las que los padres deciden la separación de la pareja conyugal cuando han tenido hijos producto de dicha unión. Las separaciones deberían ser decididas en función de una desvinculación con el otro con el que solían estar unidos por amor o lazos legales, pero con el que por algún motivo ya no están cómodos. Esto de ninguna manera los desvincula de los hijos que han tenido. A diferencia de los vínculos conyugales, los vínculos parentales son indisolubles. Las dificultades en los vínculos padre-hijo, tienen diversos orígenes, no siempre son responsabilidad de una madre egoísta y mal intencionada, que por hacer mal al padre desencadena acciones que no hacen más que dañar a su propio hijo, o provienen de un padre desinteresado que hace oído sordos a los gritos silenciosos y a veces no tanto, con los que sus hijos solicitan atención. En el medio existe un sinfín de situaciones particulares que complican las relaciones de los progenitores con sus hijos.Si bien es verdad que cada vez son más frecuentes las rupturas de los vínculos de pareja y los sentimientos que esto promueve pueden ir del dolor a la furia, pasando por la desilusión y hasta vivencias de estafa, cuando se ha formado una familia, es fundamental reforzar los vínculos parentales con el fin de sostenerlos en el tiempo, proyectando de esta manera la posibilidad de criar niños sanos, que puedan crecer desarrollando la relación con ambos padres.
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