1. LA OCUPACIÓN ISRAELÍMedio siglo de barreras y puestos de control en CisjordaniaLa ocupación israelí restringe los movimientos de los palestinos. Hebrón es el paradigmaEs mediodía en Hebrón y en cada puesto de control se repite la misma cantinela, a pesar de que los comandantes lo observan todo a través de las cámaras de seguridad. Es un área vetada a los no residentes. Parece zona de guerra. Nervioso, el soldado de reemplazo israelí con chaleco antibalas y completo equipo de combate llama a sus superiores a la espera de la autorización. “Vehículo de Cruz Roja Internacional en visita de inspección ordinaria”, detalla antes de recibir la orden de levantar la barrera. Y así sucesivamente a lo largo del acceso al asentamiento judío de Tel Rumeida, donde viven apenas tres centenares de colonos judíos junto al centro histórico de la principal ciudad del sur de Cisjordania, en la que habitan 250.000 palestinos.Para las organizaciones humanitarias internacionales, y también para las ONG pacifistas israelíes, Hebrón es el mayor exponente de las consecuencias que -a punto de cumplir 49 años- la ocupación israelí de Cisjordania (2,75 millones de habitantes) acarrea para la población palestina. Los bloqueos afectan también en menor medida a Jerusalén Este (con una estimación de más de 200.000 palestinos en la urbe anexionada), aunque barrios enteros permanecieron sellados el otoño pasado durante semanas por las fuerzas de seguridad. La vida cotidiana se ha convertido en una carrera de obstáculos, sobre todo desde que estalló la última ola de violencia, caracterizada por los ataques con cuchillos.“Desde el pasado octubre se han multiplicado las barreras. Tampoco podemos entrar en coche a esta zona”, lamenta Meriem, de 38 años, tras el último puesto de control. Frente a su casa hay un carro arrastrado por un burro que acarrea materiales de construcción. Al otro extremo de la calle -donde viven decenas de familias palestinas aisladas en su propia ciudad- se encuentra el puesto de control denominado Jiber. “Allí fue donde fue rematado de un tiro en la cabeza”, apunta con el dedo la vecina. Las imágenes de los hechos, grabadas en vídeo y difundidas por la ONG israelí B’Tselem, no dejaron lugar a dudas. El soldado israelí Elor Azaria está siendo sometido a un consejo de guerra por homicidio en un cuartel de Tel Aviv por disparar a bocajarro a un joven palestino que yacía tendido en el suelo y estaba malherido tras haber sido repelido su ataque con un cuchillo por otros militares.En la aldea palestina de Walaja, cercana a Belén, sus habitantes ya sufrieron un desplazamiento forzoso cuando surgió el Estado de Israel, en 1948, y perdieron parte de su territorio. Desde el final de la guerra de 1967, las confiscaciones de tierra y las demoliciones de casas ordenadas por el Ejército por razones de seguridad se han sucedido sin descanso. En lo que va de 2016, tres casas han sido arrasadas y se ha impedido la construcción de 16 viviendas por falta de licencia urbanística de las autoridades militares, a pesar del continuo crecimiento demográfico de la población palestina. “La construcción del muro (de separación por parte de Israel) ha acabado por asfixiar nuestra aldea”, aseguraba recientemente el alcalde de Walaja, Abdul Rahman Abu Tin, en un acto en recuerdo de la Naqba (desastre), como los palestinos llaman al éxodo masivo de población que se produjo hace casi 70 años tras la partición de Palestina bajo administración británica.Un templo divididoLa Unión Europea acaba de advertir al Gobierno de Israel de las consecuencias para las relaciones bilaterales de la demolición de edificaciones palestinas en la llamada en los Acuerdos de Oslo de 1993 Área C, que constituye un 60% del territorio de Cisjordania y que se halla bajo completa jurisdicción israelí. El año pasado fueron demolidas 531 edificaciones, de las que 75 habían sido financiadas por la UE. Esas cifras ya han sido superadas en el primer cuatrimestre del año.En pleno corazón histórico de Hebrón, la mezquita de Ibrahim comparte espacio separado con el santuario judío llamado Tumba de los Patriarcas. En 1994 Baruch Goldstein, un colono judío radical del asentamiento Kyriat Arba, colindante con la ciudad palestina, mató a 29 personas e hirió a más de un centenar en el interior del templo musulmán. Un acuerdo entre la incipiente Autoridad Palestina y el Gobierno israelí selló en 1997 la división de Hebrón en dos zonas diferenciadas. Un 20% incluye el centro comercial tradicional -en la actualidad prácticamente abandonado- y la mayor parte del patrimonio histórico para unos pocos cientos de colonos judíos, bajo la protección de 4.000 soldados israelíes, con miles de palestinos semienclaustrados entre puestos de control, alambradas y soldados de Israel.2. LAS COLONIASUna nación judía sin papelesIsrael impulsa la expansiónde los asentamientos en territorio palestino, a pesar de que la comunidad internacional los considera ilegales“Si tengo que dejar esta casa me iré sin crear problemas, siempre que me paguen lo que me costó”. El colono Yehuda (nombre ficticio, exige el anonimato antes de avenirse a hablar con franqueza) compró hace ocho años su vivienda unifamiliar de 130 metros cuadros y otros 500 metros cuadrados de jardín por el equivalente a medio millón de euros en un confín del asentamiento de Tekoa. Al norte divisa las edificaciones de Jerusalén, entre un paisaje bíblico de viñas y olivos en Belén, y al este el desierto de Judea, que se hunde hacia el valle del Jordán desde la vecina colonia de Hakdim, donde reside el recién nombrado ministro de Defensa, el ultraderechista Avigdor Lieberman.Desde que ocupó Cisjordania y Jerusalén Este tras la guerra de 1967, Israel no ha dejado de colonizar, sobre todo después de que renunciara hace un decenio a permanecer en la franja de Gaza. Las colonias han venido creciendo a un ritmo anual del 5% para sumar hoy más de 600.000 colonos.Como recordaba el diputado y dirigente palestino Mustafá Barguti ante un grupo de periodistas y diplomáticos extranjeros, entre 1967 y 1978 se instalaron 22.000 colonos judíos en los territorios palestinos. Y en 1993, en vísperas de los Acuerdos de Oslo de los que surgió la Autoridad Palestina, eran ya 160.000 los habitantes de los asentamientos. “Los israelíes controlan directamente las dos terceras partes de Cisjordania y todo Jerusalén Este, en donde hoy están censados cerca de 200.000 colonos judíos”, puntualizó el líder de Iniciativa Nacional Palestina.“Reivindico mi derecho a vivir en la tierra histórica de Israel, pero no voy a empuñar las armas por ello”, argumenta Yehuda, un empleado público en la cuarentena, que comparte un chalé residencial con su mujer y su hija de seis años en Tekoa, un asentamiento surgido en 1973 a la vera de la población palestina del mismo nombre y que cuenta con unas 900 viviendas. En los territorios palestinos ocupados por el Ejército israelí desde hace 49 años existen 121 asentamientos oficialmente reconocidos y un centenar de outspot o colonias ilegales para el pr
opio Gobierno.Tekoa es todo un ejemplo. Un recorrido por sus calles muestra que, a pesar de la congelación del crecimiento de las colonias judías aparentemente decretado por el Ejecutivo de Benjamín Netanyahu, hay nuevas parcelas en construcción. “Es lo que llamamos el crecimiento vegetativo natural del asentamiento”, justifica Yehuda de camino a la urbanización anexa de Nueva Tekom, que poco tiene que ver con la imagen de casas colgadas en lo alto de las colinas con los que se suele identificar la ocupación israelí. “Aún no tienen todos los permisos”, puntualiza. Donde difícilmente habrá regularización urbanística será en el vecino outpost de Sokotdane, un campamento de caravanas y contenedores para colonos radicales, vigilado de forma permanente por un destacamento militar ante su cercanía a la Tekoa palestina. “No me siento especialmente amenazado, aunque tampoco podría vivir rodeado de vallas”, concluye la gira Yehuda.Para los responsables palestinos no hay disquisiciones legales. El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, intentó llevar hace un mes ante el Consejo de Seguridad de la ONU una resolución de condena contra los asentamientos judíos, pero la retiró en el último momento para no interferir en la iniciativa de paz francesa, que días atrás dio sus primeros pasos en París.Israel intenta mantener una apariencia interna de legalidad en la ocupación. El llamado Cogat (Coordinación de Actividades del Gobierno en los Territorios) es una especie de Administración civil dirigida por las autoridades militares. El general israelí del cuerpo jurídico Danny Efrony, aseguró en una conferencia en Jerusalén que las decisiones de Cogat estaban sometidas en última instancia a la revisión del Tribunal Supremo de Israel. “Pero no podemos tener soluciones para todo”, reconocía al ser preguntado por la unánime consideración de ilegalidad de los asentamientos en el resto del mundo.La ocupación se ejerce tanto sobre el territorio como sobre los recursos naturales, sobre todo sobre el agua, el bien más preciado en el árido Oriente Próximo. Natasha Karmi, asesora de la Autoridad Palestina para los recursos hídricos, sostiene que los 400.000 israelíes de los asentamientos de Cisjordania consumen seis veces más caudal de agua que 2,75 millones de palestinos. “Esta desproporción es insostenible. Los 9.000 colonos judíos que ocupan tierras cultivables en el valle del Jordán”, advierte, “absorben una tercera parte del agua que consume toda la población palestina en Cisjordania”.3. EL BLOQUEOEsperando a Erdogan en GazaEl deterioro de la vida cotidiana en la Franja amenaza con desatar un nuevo choque entre Hamás e Israel. El acercamiento de Netanyahu a Turquía puede aliviar el bloqueo“Se llama Aziz y tiene cuatro meses. Su padre aún no le conoce”, presenta Imán, de 28 años, a su bebé, adormilado en la última escala del paso fronterizo de Rafah, antes de entrar a Egipto para poder reunirse con su marido en Abu Dhabi. Sonríe; desde hace seis meses, cuando vino a visitar a sus padres antes de dar a luz, se encontraba atrapada en Gaza junto con 1,8 millones de palestinos.Formalmente, la colonización isarelí concluyó en la Franja hace una década, con la salida de las últimas tropas y colonos, pero desde entonces Israel mantiene sellado el enclave costero palestino, con la cooperación del Gobierno de El Cairo en el sur. “Llevamos sin dormir desde el miércoles, cuando las autoridades egipcias reabrieron la frontera antes del inicio del Ramadán”, dice intentando controlar el caos ante una lista de espera de 30.000 solicitantes de visado Mohamed Fayed, director de la terminal aduanera de Rafah. “Hay muchos enfermos que necesitan salir, gente que se está muriendo en Gaza”, alerta.Después de que Hamás se hiciera con el control de la Franja en 2007 tras haber ganado las elecciones el año anterior y desalojado por la fuerza a sus rivales políticos de Fatah, tres guerras con Israel han golpeado el territorio palestino. La última duró 50 días en el verano de 2014 y se cobró 2.200 muertos y la destrucción de 18.000 viviendas en Gaza. El deterioro de la economía ha situado la tasa de desempleo en el 43,9%, la más alta registrada por el Banco Mundial.“Se está empezando a sentir la misma situación de malestar social que precedió al conflicto de hace dos años”, asegura Mushir al Masri, portavoz de Hamás en el Consejo Legislativo Palestino. “No es nuestra intención iniciar una nueva guerra, pero nos defenderemos si somos atacados”, advierte el dirigente islamista antes de precisar que los dos túneles recientemente desmantelados en zonas próximas a Gaza y considerados una provocación por Israel son “instalaciones antiguas sin valor operativo”.El Gobierno de Benjamín Netanyahu, mientras tanto, busca normalizar sus relaciones económicas y de seguridad con Turquía tras el asalto de comandos israelíes a una flotilla internacional con ayuda humanitaria a Gaza en el que murieron 10 ciudadanos turcos en 2010. El Ejecutivo de Ankara -que plantea entre otras contrapartidas que Israel tome medidas para el levantamiento del bloqueo a la Franja- asegura que las negociaciones para el acuerdo diplomático están ultimadas en un 90%. El presidente Recep Tayyip Erdogan ha ofrecido enviar un buque equipado con una central eléctrica a la costa gazatí para paliar los continuos apagones. También propone la construcción de un puerto flotante bajo control internacional a fin de reactivar la economía del enclave y devolver la libertad de movimientos a sus habitantes. “Turquía nos ofrece una vía de esperanza para la reconstrucción de Gaza”, reconoce el dirigente de Hamás Al Masri.Quienes no parecen tener esperanza son las 27 familias que malviven en contenedores metálicos desde hace casi dos años en Jusaa, cerca de la frontera suroriental con la Franja. “Israel bombardeó nuestras casas y luego las arrasó con excavadoras. Ahora los líderes palestinos y los Gobiernos extranjeros que prometieron ayuda nos han olvidado”, se queja el agricultor Sahir Nayar, de 33 años, bajo el ardiente sol del fin de semana previo al inicio del mes de Ramadán, previsto para el lunes.Convive con su familia y la de su hermano bajo los 30 metros cuadrados de un alojamiento provisional de chapas. “Las ratas tienen asustados a los niños”, señala con el dedo el suelo de cemento perforado, “están por todas partes”. Más de 140.000 personas perdieron su casa durante la Operación Margen Protector emprendida por el Ejército israelí en 2014. A pesar de las viviendas construidas con ayuda de Arabia Saudí y Qatar, apenas se ha avanzado en la reconstrucción.Ahora ya no hay aglomeraciones ni protestas en el paso fronterizo de Rafah bajo un sol de justicia. Los centenares de palestinos que esperan poder salir del enclaustramiento en la Franja aguardan en el polideportivo Abu Yusef al Nayar, en la cercana población de Jan Yunis. Fátima, de 22 años, espera junto con su familia desde el miércoles a recibir un visado para poder viajar con su hijo a Alemania, donde les espera su esposo, al que no ve desde hace dos años. “Hasan va a cumplir dos años y no conoce a su padre”, explicaba a primer
a hora de la tarde del sábado mientras salía del pabellón deportivo arrastrando sus maletas de vuelta a la casa de sus padres. Entre gritos y desmayos la lista del día para escapar del bloqueo de Gaza ya se había cerrado.4. LAS CRÍTICAS INTERNASNetanyahu estrecha el cerco a las ONG israelíes críticas con la ocupaciónLa Knesset abre la vía al control de la financiación europea de organizaciones humanitariasOrganizaciones que aspiran a ser la conciencia crítica de la sociedad civil israelí ante la ocupación de territorios palestinos desde hace casi medio siglo están viendo amenazada su actuación en el Estado judío. La Knesset (Parlamento unicameral) aprobó en la madrugada del martes en primera lectura una ley que obligará a estos grupos a informar de las donaciones que reciben de otros países o de organismos extranjeros, si el importe supera la mitad de su presupuesto. Esta legislación impulsada por el Gabinete ultraconservador de Benjamín Netanyahu parece haber sido cortada a medida para unas 70 ONG de izquierdas que cuestionan la política gubernamental -como Paz Ahora, favorable a un acuerdo entre israelíes y palestinos-, que en su mayoría son financiadas por aportaciones de la Unión Europea y de países como Dinamarca, Suecia, Noruega o Bélgica.Bruselas y Washington han expresado su preocupación ante una legislación contra la financiación exterior de las ONG que recuerda a la normativa existente en la Rusia de Vladímir Putin o la Turquía de Recep Tayyip Erdogan. La oposición israelí también ha criticado el doble rasero que supone la llamada “ley de transparencia”, ya que obliga a informar de los fondos recibidos de donantes públicos, que suelen ir dirigidos a organizaciones contrarias a la ocupación, pero no de las donaciones privadas, que favorecen mayoritariamente al movimiento que impulsa los asentamientos de colonos judíos en Cisjordania y Jerusalén Este.En el debate celebrado en la Knesset antes de la votación, Netanyahu defendió la aprobación de una ley que considera “democrática y necesaria”. En una reunión del grupo parlamentario de su partido, el conservador Likud estableció además una analogía con la situación en el País Vasco en España. “Imaginad que Israel estuviese financiando a organizaciones favorables a la independencia vasca”, argumentó. El primer ministro ha tenido que corregir, sin embargo, el exceso de celo de la titular de Justicia, Ayelet Shaked, del partido procolono Hogar Judío, que había introducido en el proyecto legislativo la obligación de los miembros de las ONG afectadas de portar una etiqueta identificativa especial dentro de la Knesset, que era vista como un signo de discriminación.Con una mayoría de un solo voto en un Parlamento de 120 escaños, la coalición gubernamental apenas ha superado el escollo de la primera votación de la ley, que aún precisa de dos nuevas ratificaciones antes de entrar en vigor. Uno de los diputados de la mayoría, el centrista Michael Oren, se ausentó de la Cámara durante la votación para expresar su rechazo a la “ley de transparencia”. Oren, exembajador israelí en Estados Unidos, ha alertado de que el Departamento de Estado norteamericano puede llegar a rebajar la calificación democrática de Israel.“Este proyecto de ley es un acto discriminatorio contra quienes critican al Gobierno”, aseguró tras la votación Paz Ahora a través de un comunicado. Personalidades de la izquierda israelí como el escritor Amor Oz han sido hostigadas por grupos de la extrema derecha por haber dado públicamente su apoyo a ONG que cuestionan la ocupación, como B´Tselem, cuyos integrantes documentan casos de violaciones de derechos humanos cometidos contra la población palestina.En contra del criterio del Gobierno, el jefe del Estado Mayor israelí, el teniente general Gadi Eisenkot, afirmó días atrás que ha dado instrucciones para que el departamento legal del Ejército investigue los testimonios sobre violaciones del código de conducta militar de antiguos soldados y oficiales presentados por Breaking the Silence. Esta organización formada por antiguos miembros de las Fuerzas Armadas publicó el año pasado un informe crítico sobre la intervención israelí en la franja de Gaza durante el verano de 2014.Fuente: diario El País (España)
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