Una inmensa plataforma de tres kilómetros unió la ciudad de Sulzano hasta la isla de Monte Isola y San Paolo Villa Beretta. El evento se podrá apreciar hasta el 5 de Julio.“Con solo pensar que caminado puedo llegar a monte Isola, esta obra maravillosa ya cumplió conmigo” afirmó Alexander, un habitante de la ciudad de Sulzano que para llegar a Isla debe tomar una lancha. El artista Christo Vladimirov Javachev (nacido en Gabrovo, Bulgaria, el 13 de junio de 1935) y su esposa Jeanne-Claude (Casablanca, Marruecos, 13 de junio de 1935); conformaban un matrimonio de artistas que realizaban instalaciones artísticas ambientales, similares al Land Art (una corriente del arte contemporáneo, que utiliza el marco y los materiales de la naturaleza como madera, tierra, piedras, arena, viento, rocas, fuego, agua, etc).Para Christo los “Muelles flotantes “era una obra pendiente que lo tenía en mente desde los años ‘70. Pero nunca consiguió ponerla en marcha. Tuvo la ocasión, en un primer momento, de hacerlo en Buenos Aires (Argentina). Pero el proyecto fue rechazado.Ante este escenario el escultor se decidió por el Lago d’Iseo, que está entre los territorios de la provincia de Bérgamo y la de Brescia, en Lombardía (norte de Italia). “Lo elegimos porque me gustaba mucho Monte Isola, sobre todo la idea de que no estuviera conectada a la tierra firme” sostuvo Christo. Los Muelles Flotantes consisten en una pasarela de 3 kilómetros de longitud envuelta en 100.000 metros cuadrados de tela amarilla y un sistema de muelles flotantes compuesto por 220.000 cubos de polietileno de alta densidad. Esta serie de elementos ondula con el movimiento de las olas del Lago d’Iseo. Los caminos amarillos que conforma continúan la extensión de las calles peatonales de la ciudad de Sulzano y la conectan con las islas de San Paolo y Monte Isola.El monte Isola luce con luz propia. Como si el sol estuviera ahí. Como una especie de rayos, las pasarelas, de color amarillo, color que cambia con la luz. De día parece oro brillante, mientras que el naranja prevalece al atardecer. La curiosidad de los presentes, se notaba en las miradas. Las ansias de “caminar sobre el agua” valía toda. Hasta esperar más de una hora para ingresar a la pasarela. ¿Quién se podría perder una obra así? Única. En la que se conjugan los elementos de la naturaleza; agua, tierra, aire, fuego, con el hombre. Niños, jóvenes, adultos, ancianos, perros. Personas en silla de ruedas, mujeres embarazadas, todos miembros de la misma peregrinación. Todos parten de un hecho histórico. Único. Maravilloso. Inimaginable. Una obra que utiliza la naturaleza como arte para dar forma a un determinado paisaje. Paisaje que no será para siempre será efímero. Como lo definió el propio Christo: “Nosotros nunca inventamos nada. Tomamos prestado el lugar, lo modificamos durante unos días, y luego nos vamos. Nuestros proyectos no pueden permanecer, son reales pero también irracionales. La libertad es enemiga de la posesión: por eso las obras duran poco tiempo y no cobramos ninguna entrada”.“La libertad es enemiga de la posesión” es lo que sentí. Tomé prestado un lugar por tres horas. Caminé bajo un sol radiante. Sentí las olas de bajos de mis pies. Miré sus paisajes. Aprecié su naturaleza. Y sentí la libertad que traía la brisa del lugar.La gente no guardaba palabras de elogios ante el imponente contexto visual. Era real estaban caminado sobre el agua. Sobre el Lago d’Iseo, cuya singularidad radica en que es la isla lacustre habitada más grande de Europa. Pero como dicen los lugareños “durante dos semanas, se rebelará la naturaleza y se convertirá en una península. Gracias a la acción humana, a través de la arquitectura”.Conmovedor, emocionante, alucinante, apasionante ver a las masas movilizadas por una obra de arte. Había una idea. Y la idea movilizó. Cautivó. Atrapó en su magnitud a los “fieles peregrinos del arte”. Que en su mayoría ignoraban al escultor.A unos 100 kilómetros al Noreste de Milán y a 200 de Venecia. En la región de Lombarida. Se erigió el “arte de la construcción del paisaje”. Éstas y otras obras hechas por el matrimonio Christo y Jeanne-Claude, se realizaron en diferentes países: en el año 1995 forraron el edificio del Reichstag en Alemania y en 1985 cubrieron el Puente Nuevo en París. También construyeron una cortina de 39 kilómetros de largo, llamada “Running Fence”, en la comuna francesa de Marin en 1973. Su trabajo más reciente fue “The Gates” (2005), el que consistió en instalar 7.503 marcos metálicos en el Central Park de Nueva York.Los muelles de 3 kilómetros de camino flotante sobre las aguas del Lago d’Iseo, con una anchura de 16 metros y 50 centímetros de altura sobre la superficie acuática significa la primera obra a gran escala desde que el artista realizara junto a su esposa, Jeanne-Claude, fallecida en 2009, “The Gates» (Las puertas, 2005) en Central Park de Nueva York. Todo está previsto incluso para el final de la propia obra: cuando ésta acabe, todos sus materiales serán removidos y reciclados para usos industriales. Realizada en 16 meses la construcción de la pasarela costo más de 10 millones de euros. “Financiación que ha llegado a través de la venta de mis obras”, aclaró el escultor. Sin embargo la familia italiana Beretta (Los dueños de la fábrica de armas italianas) dueña de la isla san Paolo, apoyó económicamente el proyecto.The Floating Piers (“Mulles flotantes”) es una obra efímera, pero es también extraordinaria, bella y será memorable, como debe ser una obra de arte.El “milagro” de Christo, me permitió caminar sobre las aguas del Lago d’Iseo. Sulzano, un pueblo de 2.000 habitantes de la provincia de Brescia jamás olvidara esos 15 días de “Milagros”. ¡Milagro que la Argentina y Japón se lo negaron a Christo!Colaboración: José Luis de Avellaneda Benítez (Periodista)
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