“Fuimos muchos, no creo que importe quién lo haya encontrado. Trabajamos más de 200 personas entre efectivos, bomberos voluntarios, muchos colonos, fuimos muchos”, afirmó en la entrevista que le concedió a PRIMERA EDICIÓN <a href="http://www.primeraedicion.com.ar/nota/224361/octavio-leonel-historia-de-un-verdadero-guapo-de-tan-solo-dos-anos-v.html">el mismo día del hallazgo</a> Sergio Dornell, el uniformado considerado héroe. Al momento del hallazgo del chiquito el cabo primero iba acompañado de otros ocho camaradas de fuerza, del GOE -al igual que él- y del Comando Radioeléctrico, todos de Apóstoles. Dornell, luego de encontrar al menor e hidratarlo lo alzó y no lo soltó hasta llegar al hospital, donde la víctima fue asistida por personal médico y, claro está, se reencontró con sus padres. "Vi un bulto en una capuera, cuando lo toqué me di cuenta que era un niño, lo tomé entre los brazos y comenzó a llorar, abrió los ojos y me tranquilicé porque estaba vivo, tengo un hijo de esa edad, para mí era abrazarlo a él".Desde las 10:30 del sábado, Sergio Dornell -miembro del Grupo de Operaciones Especiales de Apóstoles- puso su nombre como el policía que rescató a Octavio Leonel y en el referente de la labor de más de 200 uniformados y civiles que durante 45 horas recorrieron montes, arroyos y yerbales de Dos de Mayo.El cabo primero, de 30 años, fue quien halló al menor y lo apretó entre sus brazos para que le volviera la temperatura suficiente y tomara agua mientras retornaban los 400 metros de distancia del presunto punto en el que desapareció, a las 13.40 del jueves último.“Apenas comenzó a clarear, poco más de las 7, iniciamos el rastrillaje del perímetro que nos tocó. En total, en mi grupo éramos nueve, cinco del GOE y cuatro del Comando Radioeléctrico (también de Apóstoles) en una zona de capueras, monte cerrado y un arroyo”, describió a PRIMERA EDICIÓN Dornell, en plena siesta de sábado y cuando su labor aún no había finalizado, porque apenas fue confirmado el hallazgo y el niño camino al hospital de San Vicente, el grupo que integraba retornó al monte a buscar todas las evidencias posibles para explicar lo sucedido.“Encontramos a Leonel, nos felicitaron pero seguimos trabajando, volvimos a caminar por la vegetación, así es nuestro trabajo”.En pocas palabras Dornell resumió el instante del hallazgo: “Lo vi cubierto por la capuera, era un bulto de ropa sucia, lo levanté y abrió los ojos, creo que gritamos ‘¡apareció!’, fue el momento de mayor emoción, lloraba, estaba muy nervioso. Lo hidratamos y caminamos rumbo al punto de partida”.“Sentía que llevaba en brazos a mi hijo y sólo quería cumplir con los requisitos del operativo, no soltarlo hasta que lo recibiera el médico designado en el hospital de San Vicente. Eso hice, recién ahí me di cuenta que habíamos cumplido el objetivo, cumplimos con nuestra tarea, es cierto, fue emocionante”, remarcó.La zona que le tocó a Dornell y sus compañero fue transitada el viernes por otros efectivos policiales. La sorpresa e inquietud tras encontrarlo en ese punto no tardó en crecer, pero se remarcó que no se hallaron rastros de que el niño haya sido depositado en ese lugar tras los primeros rastrillajes y que por las características del lugar y distancia pudo haber caminado y caído solo en ese punto.“Hasta el camioncito de plástico estaba en el lugar, parecía un milagro o algo así, muy extraño”, intentó describir el efectivo del grupo táctico de la Unidad Regional VII. “Hace poco colaboramos en la búsqueda de un anciano en un sector de monte en Colonia Liebig, en Corrientes y bueno, es duro, pero nuestra tarea incluye estos operativos, para eso entrenamos”.Sobre sentimientos y descripciones dejó un párrafo: “Estoy muy agradecido, nos felicitaron por el logro, pero trabajamos más de 200 personas, bomberos voluntarios, muchos colonos, fuimos muchos, no creo que importe quien lo haya encontrado”.
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