Muchas de nuestras lectoras sabrán qué es dar la teta. Incluso habrán padecido los dolores que a veces se sienten en las mamas, cuando están muy cargadas de leche o cuando se agrietan los pezones y ni hablar cuando se infectan. Entonces coincidirán que alimentar al bebé de esta forma tan natural es el mayor acto de amor que realiza la madre hacia su hijo. Pero para que se entienda el por qué se debe comenzar a naturalizar esto de dar de mamar en público les cuento que si el bebé se alimenta del pecho de la madre se enferma menos, es económico, cómodo, fácilmente transportable, higiénico y fresco. La practicidad debe ser reconocida en estos tiempos de apuros, de grandes calores que deterioran las leches y cuando hace frío esta leche está lista para ser consumida a la temperatura ideal. Si estamos en algún lugar atestado de gente y un bebé comienza a llorar todos se quejan así que es un alivio si la mamá saca la teta y lo calma. Más allá de alimentar, al amamantar la mamá refuerza el vínculo, cobija, da fortaleza y le transmite seguridad al pequeño. A veces, dar la teta en público no es una elección, ya que en varias ocasiones vemos cómo las mamás se resisten a hacerlo hasta que no pueden negarse más. El pudor del que se hablaba en otras épocas, hoy ya es falso porque ¿quién puede escandalizarse con este acto después de ver lo impensable en las calles? Creo que nadie, y si lo hacen es porque tienen en la cabeza perniciosos pensamientos. Cada mamá tiene el derecho de dar de comer a su bebé donde se le plazca, sin censuras ni críticas. A veces son las mujeres las que cuestionan así que tendríamos que replantearnos nosotras esa cuestión de género. Y pensemos que la naturaleza es sabia, como en los animales, la hembra amamanta al recién nacido hasta que pueda ingerir otro tipo de alimentos. Es una pena, que el hombre no pueda hacerlo y así comparten momentos. Por Rosanna [email protected]
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