Las asimetrías que sufren en diversos órdenes las provincias del NEA y NOA dan lugar a constantes y justificados reclamos a nivel nacional, sin embargo son pocas las veces que se logran cumplir en tiempo y forma con los objetivos. Lo demuestra la brecha de desarrollo en detrimento de estas regiones que reviste un carácter estructural.Respecto a esta problemática aludió un reciente estudio de la Fundación Mediterránea que analizó la baja cantidad relativa de empleo formal y la baja competitividad de la producción en estas regiones, en base a estadísticas de nivel nacional e internacional.El estudio llegó a la conclusión de que un componente del rezago competitivo de estas regiones es la “falta de presión” de sus legisladores nacionales.Según el estudio, en Argentina hay sólo 16 empleos privados formales cada 100 habitantes, mientras que en Chile la relación es 36 a 100; variable que definió como la “punta del iceberg” que refleja la parte más productiva de la economía y, a la vez, el punto de apoyo de la recaudación de impuestos. El número más bajo, estima el relevamiento, está representado por el NEA y el NOA, donde hay sólo diez empleos privados formales por cada 100 habitantes; mientras que en las regiones más pobres de Chile esa relación es 32 a 100. “Las provincias tienen un gran poder en el Senado, al contar con tres representantes cada una sin importar el número de habitantes, y entre el NOA y el NEA hay siete estados cuyos sectores productivos han sufrido (caída de la competitividad) por la falta de opciones”, señala el estudio. Advierte que a lo largo de estos años, “lo que brilló por su ausencia es la presión de estos gobiernos sobre el Ejecutivo en la búsqueda de una solución”.Desafortunadamente, los legisladores que en lugar de representar a sus provincias son satelizados por el poder central son parte de un modelo político centralista que no cede.
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