Transcurre el invierno misionero (con algunos veranillos) y la deficitaria Electricidad de Misiones SA (Emsa) ya comienza a provocar problemas a los usuarios, que se ven sorprendidos por constantes cortes de energía y bajones de tensión, que en cuestión de segundos pueden terminar con la vida útil de electrodomésticos.Vecinos de Villa Sarita, Itaembé Miní, Palomar, San Lorenzo, A 3-2 se comunicaron con PRIMERA EDICIÓN para saber si Emsa informó de cortes en esas zonas durante los últimos días. En algunos casos, la falta de un servicio sostenido de energía, generó que algunos electrodomésticos terminaran sin uso.En temporadas pasadas de mucho calor, los cortes fueron una constante en los horarios más complicados para cualquier familia que intentaba mitigar la temperatura con un ventilador o un aire acondicionado. La explicación fue entonces, las constantes “demandas récord” de energía.Pero, en este invierno, Emsa emitió un comunicado en el que -al contrario- dice que la demanda de energía no tuvo picos mayores. “La demanda de energía eléctrica en la provincia de Misiones en el mes de julio/2015, alcanzó a 196840 MWh y en julio/2016 fue de 196472 MWh, de lo que se infiere que se mantuvo sin variación”. Entonces, ¿qué está pasando con el servicio que provoca la bronca de los usuarios en distintos puntos de la ciudad?En la mayoría de los casos comentados a este medio, muchos usuarios ya no llaman al call center de Emsa, “porque nunca saben nada. Siempre te toman el mensaje pero nunca te dicen lo que ocurre. Menos aun si se reclama por aparatos hogareños que terminaron rotos tras algún bajón o suba de tensión”, explicó Jorge desde El Palomar.En el caso de Alicia de Villa Sarita, los cortes “ahora son durante la madrugada. Estás durmiendo y ni siquiera podés desenchufar las heladeras o los televisores para evitar problemas. Sino, en horas de la tarde que por distintos motivos se necesitan para hacer las cosas del hogar”.En el barrio Pratt, hace pocos días, una familia volvió a sufrir el castigo de un servicio deficitario. Desde que se mudaron al lugar, se les quemaron dos veces el aire acondicionado, una heladera, innumerables focos y un televisor. Al menos dos de esos electrodomésticos no fueron reparados porque el dinero no alcanza para hacerlo. “Si saben de alguien que compre la chatarra de lo que nos queda, avisen”, bromeó el jefe de hogar.
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