Desde arrozales a palmeras, búfalos de agua y estatuas de Buda. Pescadores acróbatas, edificios con dos mil años de antigüedad y árboles sagrados. Colinas de color verde esmeralda alfombradas de campos de té, espesas junglas que durante siglos ocultaron joyas arqueológicas. Leopardos salvajes, osos, ballenas y elefantes. Fragantes jardines de especias y orquídeas; bosques de caoba, ébano y sándalo.Un centenar de maravillosas cascadas refrescando bosques de montaña. Venerables hoteles coloniales, eco-resorts y hoteles-boutique, tratamientos de ayurveda y meditación. Parques, reservas y santuarios naturales; ocho lugares declarados por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad. Puertos que han visto echar pie a tierra a piratas malayos, navegantes portugueses, árabes, holandeses y británicos, playas de cocoteros sin fin apenas explotadas…Sri Lanka, hasta 1972 Ceilán, es una isla verde y extremadamente fértil de naturaleza indómita, salvaje en su mayor parte, y con una biodiversidad apabullante. Ofrece en un reducido espacio una gran variedad geográfica, climática y natural más propia de un continente que de una isla.La principal característica: la sonrisa de su gente. El poder de esta sonrisa es extraordinario porque cuando es de verdad se sumerge en el interior de la persona que la recibe como un regalo en lo más profundo del alma. Sri Lanka es un mar de sonrisas, en cada paso, en cada mirada, en cada gesto. Durante un viaje a la Isla siempre te acompaña como el ave que sobrevuela selvas, ríos y océanos, convirtiendo las barreras en suelo firme y llano donde tan sólo hay que poner los pies. La gente de este país es la esencia de la más deliciosa taza de té bebida a sorbitos en las tierras altas.
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