La destitución de Ricardo Enríquez como intendente de General Urquiza todavía deja mucha tela por cortar y comienzan a trascender los pormenores políticos que terminaron por apartarlo del cargo, dejando en su lugar a Fátima Cabrera, expresidenta del Concejo Deliberante y esposa del exministro clossista Horacio Blodek.En el marco del proceso de apelación de su destitución ante el Superior Tribunal de Justicia (STJ), Enríquez rompió el silencio y acusó directamente al matrimonio Blodek de pergeñar una estrategia para quedarse al frente de la Municipalidad. Sólo así, dijo, se entiende que la que fuera su compañera de fórmula en el mismo sublema dos veces seguidas se haya vuelto completamente en su contra hasta lograr su cometido. “Los Blodek perdieron poder a nivel provincial, quedaron apartados de todo desde que se fue Closs. Esta fue la única posibilidad de volver a manejar algo. Me sacaron y se quedaron con una intendencia desde donde hacer política, que es algo en vez de nada”, disparó el depuesto funcionario que ahora espera la resolución del máximo Tribunal a su queja que considera “un procedimiento amañado y fuera de la Ley”. Enríquez fue destituido por decisión unánime del Concejo Deliberante el pasado 27 de septiembre. Una Comisión Investigadora lo acusó de groseras irregularidades en su administración, que ya tuvo un primer mandato de cuatro años (2011-2015) y que iniciaba su segundo período al frente de la Comuna, con Cabrera como aliada política y presidenta del deliberativo. “Sigo igual, ellos no”A Enríquez lo acusaron por “malversación de fondos públicos y negligencia”, además de “incumplimiento de los deberes de funcionario público”. Uno de los principales argumentos fue la deficiente rendición de fondos nacionales de la soja, que no habrían sido completamente invertidos, y las advertencias del Tribunal de Cuentas, organismo ante el cual adeudaba también las rendiciones de los pasados ejercicios financieros. Según admitió, su gestión fue “desprolija” porque a su entender, llevaba mal los papeles y ni siquiera tenía contratado un contador público, “pero todos los fondos fueron invertidos y las obras están”. Para explicar que dicha desprolijidad no significó malversaciones o enriquecimientos indebidos, dijo a PRIMERA EDICIÓN que él vive “en la misma situación económica que tenía antes de ser intendente” y que puede probarlo, pero “los Blodek no pueden decir lo mismo”. También dijo que la intendenta interina “vive en Posadas”, no en General Urquiza, pero igualmente se empeñó en recuperar el poder del pueblo en el que Blodek inició su carrera política como jefe comunal entre los años 1995-1999 y 1999-2003. La teoría de Enríquez parece conectarse con el derrotero del radical-renovador que vio finalizada su carrera política en septiembre de 2014 cuando el entonces gobernador, Maurice Closs, lo apartó del cargo de ministro de Turismo, tras el escándalo por la contratación millonaria de un operador para el reclutamiento de “amigos” y “me gusta” en la red social Facebook.Fue la cabeza de Blodek la que rodó entonces, pero Closs no ahorró elogios hacia su aliado y aseguró que pese a su alejamiento, “es y seguirá siendo un amigo”. La amistad quedó probada cuando Blodek pasó a integrar el directorio de un organismo del Estado. También sancionadoLas acusaciones que pesan sobre Enríquez por adeudar rendiciones de fondos no son las únicas que se conocieron en General Urquiza. Según información que trascendió hace tiempo, el exintendente Horacio Blodek también fue sancionado por el Tribunal de Cuentas por no haber rendido fondos públicos. Según se supo, en 1999 le iniciaron un Juicio de Responsabilidad Administrativa; en el 2002 pasó lo mismo y hasta fue sancionado con cargos sustanciales por falta de rendición de todo el ejercicio. Al año siguiente, el Tribunal le reclamó por no rendir completo el ejercicio 2003 al frente de la Comuna, pero justo ese año el entonces radical decidió pasarse al Frente Renovador y nada más se supo de los requerimientos. A casi diez años de aquellos acontecimientos, la esposa de Blodek dijo que sentía “vergüenza” por las irregularidades cometidas por su exaliado al que debió controlar. Quiere volverLa apelación de la destitución que inició Enríquez ante el STJ ataca aspectos formales del proceso que lo dejó afuera de la intendencia, básicamente por supuestos incumplimientos en los plazos de convocatoria y la también supuesta negación de su derecho de defensa. En este marco, el Superior remitió a la Comuna un oficio para que eleve todos los antecedentes del caso. Paralelamente, el alcalde pidió a la Corte misionera que lo reponga en el cargo. “El Art. 144 de la Ley XV- N°5, dispone que hasta tanto el máximo Tribunal provincial no se expida por confirmar o revocar la destitución, el Intendente debe continuar en sus funciones. Para ello requiero que ordenen al Concejo Deliberante de General Urquiza la restitución del cargo hasta tanto se analice y resuelva en definitiva la apelación y nulidad requeridas”, solicitó. Enríquez no sólo apeló la destitución, sino que además denunció la “usurpación del cargo y la entrada violenta” de los concejales a la intendencia para posibilitarle la asunción a Fátima Cabrera. “Recurrieron a un cerrajero y rompieron las cerraduras, lo que configura un ingreso por medio de la violencia” detalló el abogado de Enríquez, Eduardo Cardozo.
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