Prevención, precaución, no llevar celulares en las manos ni estar concentrados en ellos, y sobre todo y muy importante: siempre y cuando no esté en riesgo la vida, jamás resistirse. Hoy por hoy, los frecuentes atracos de motochorros en la Capital provincial se presentan como una problemática compleja para el accionar de la policía y de la justicia, con lo cual -y ante la creciente inseguridad en las calles-, estar alertas puede hacer la diferencia. Conocer algunos testimonios de víctimas, a quienes se les preserva la identidad para no perjudicar su vida personal, pueden echar luz sobre cómo estar prevenidos. Contó L.V.: “En pleno día, a las 5 de la tarde, caminando por la calle Colón y Alvear, una persona que caminaba a mi lado, como si nada, me toma desde atrás la cartera para arrebatarla. Su cómplice lo estaba esperando en ese lugar. Por instinto yo resistí el golpe y me arrastró 20 metros. Fue horrible nadie pudo hacer nada, la calle estaba llena de gente. Me lastimaron, me robaron una buena cantidad de dinero. A los tres meses, caminando por la costanera, desde una moto me asaltaron con un cuchillo para robarme el celular. Jamás pude recuperar nada. Quedó sin que se resuelva. La lección es que me persigo con las motos y ahora tomo las previsiones de no llevar todo en un mismo lugar. Salgo a la calles con lo necesario. El resto no tiene solución, nadie hace nada”, fue su duro caso. El relato de T.R. es igual de truculento: “Jamás en la vida pensé que me iba a pasar. Pese a que conozco a algunas amigas que vivieron episodios así, algunas de ellas incluso siguen tratándose los traumatismos y secuelas que les provocaron. Es decir, no es que no tenía en cuenta que las calles se volvieron muy inseguras. Tomaba mis previsiones. Ese día del ataque estaba en la vereda de la casa de una amiga esperando que venga el colectivo, vimos pasar una moto con dos personas muy bien vestidas, con el casco puesto. Las dos seguimos charlando, ni siquiera nos imaginamos que nos iban a atacar”. A T.R. le robaron la cartera. Le provocaron heridas que significaron más de 40 días inmovilizada. “Me enoja ya no poder conversar tranquila con una amiga en la vereda de su casa, porque en vez de atender la conversación hay que estar perseguido de que no venga un motochorro, dando por hecho que somos blanco fácil para que nos roben. Es una locura”, criticó. “No se cómo será cuando tenga que volver a salir a las calles, pero querría que vuelvan a ser seguras. Hay cosas que van a tener que cambiar, si un motochorro ta asalta y es apresado sale a los pocos días y eso sucede porque las causas son interpretadas como “robo menor” porque en teoría te robaron una cartera. Pero ¿y todo lo que sufrimos las víctimas?”, se preguntó.“Los jueces deberían hacer mea culpa, mientras que la víctima se queda con el daño (robo, golpes y más) el ladrón sigue suelto. No se deben fijar en el hecho como en el robo de una simple cartera, porque es como decirles a los delincuentes ‘no hiciste nada o fue una pavada’. Hace falta que tomen medidas ejemplificadoras porque se mueven con toda la impunidad”, reclamó. “Motochorras”Otra cuestión que no puede obviarse es que la participación en éste tipo de atracos no solamente se circunscribe a hombres. En Posadas también fueron denunciados casos en los cuales mujeres salen a robar montadas en una moto o bien en complicidad con un hombre. El testimonio de los casos es recurrente: al ver mujeres encima de las motos ni siquiera se piensa en la posibilidad de que ellas están buscando un blanco fácil para hacerse de un rápido botín. Cambios en la leyLas personas que contaron sus testimonios pidieron, por otra parte, a la policía, legisladores y jueces que se busque la manera de resolver los casos (la mayoría suele quedar en la etapa de investigación) y que se piense en dictarles condenas y que realicen tareas comunitarias, por ejemplo. “Quienes resultan detenidos en estos casos, salen rápidamente de la cárcel y no hay un proyecto de recuperación y reinserción, por ese motivo salen y vuelven a delinquir. Es necesario que las calles vuelvan a ser seguras”, clamaron las víctimas. Defensa personalA propósito de algunos tips, brindado por los expertos en defensa personal, PRIMERA EDICIÓN habló con el instructor Osvaldo Lezcano, quien imparte Krav Maga en Posadas (estilo de combate de contacto y sistema oficial de lucha urbana usada por las Fuerzas de Defensa y Seguridad israelíes), quien comentó algunos ejemplos para andar en las calles y que ello no implique sentirse “en la mira” o “perseguidos” todo el tiempo.“Desde la primera charla que ofrecemos no dejamos de hablar de prevención. Nada más difícil como eso, pero que si se va practicando son muy efectivos”, enfatizó. “En la calle, es clave no andar tan concentrados en los celulares, atentos en el entorno, quienes caminan a nuestro lado o detrás. Si se camina cerca del lado de la calle y tengo el bolso de ese lado, cambiarlo o preferentemente ponerse más del lado de la pared”.“Si ya estamos en una situación de arrebato o asalto, ofrecer resistencia en la peor opción. Eso es lo más malo que se puede hacer, porque la persona corre el riesgo de salir muy lastimado ya que despierta violencia en el atacante, y si posee algún tipo de arma es seguro que la va a utilizar”.“El krav maga se basa en entrenar la repetición constante, revivir una situación en la calle, prepara y entrena el cerebro para que sus reflejos estén preparados y entrenados. No se trata tanto de entrenar la fuerza sino los reflejos”, enfatizó Osvaldo Lezcano. Asaltos cor armas blancas Puntualizó Lezcano, por otra parte: “Cuando te muestran un cuchillo o elemento punzante te quedas bloqueado en muchos sentidos. Lo que se hace en los entrenamientos es simular frente al espejo una suerte de diálogo a tener con el agresor para tener control de uno mismo y de la situación. Se trata obviamente de entregar el bien que te pide -cartera o celular- pero no quedarse congelado que es lo que le permite al otro darse cuenta de que te puede hacer más daño: tirarte al piso o llevarte a algún lugar. Quedarse petrificado es lo mismo que decirle al otro ‘estoy bajo tu dominio’”.“No es algo fácil, pero hay que entrenar para enfrentar la situación: hablar (puede ser ‘tranquilo te doy lo que tengo’), extender las manos hacia adelante con las palmas abiertas, estableciendo distancia y dejar que se vaya”.No es frecuente que el agresor ataque en estos casos, pero puede suceder, y mucho más si está bajo los efectos de alguna sustancia. Ahí si requiere algún tipo de preparación sobre qué hacer y donde pegar, como poner la mente y el cuerpo para tratar de salir airoso: un ejemplo es gritar mucho, si el agresor está accionando violentamente hacer un gran escándalo que llame la atención”. Lo principal: tener cuidado, no miedo.
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