No hay palabras que puedan describir la indignación de los vecinos y referentes de la comunidad de Corpus desde la semana pasada, cuando las topadoras que habría contratado la empresa estatal Marandú Comunicaciones SE destruyeron parte del patrimonio histórico en el sitio arqueológico conocido como Reducción Jesuítica de Corpus Christi; monumental vestigio del paso de los jesuitas, que estaba en vías de recuperación y puesta en valor. Según el relato de los vecinos, el pasado jueves las máquinas a la orden de la empresa estatal -creada hace tres años y puesta a cargo de Enrique “Quique” Gross, el asesor favorito del gobernador Closs, arrasaron con un muro de las antiguas reducciones, que data de 1622 y que se encontraba semienterrado en un predio de Corpus. La estructura invaluable quedó destruida por el peso de las topadoras que tenían la misión de abrir las zanjas para el cableado de fibra óptica. Desde que el desastre ocurrió, municipio y empresa se echan la culpa mutuamente, mientras que la jefa comunal adelantó que un grupo de expertos estará hoy en Corpus para evaluar el daño que algunos entendidos ya calificaron como “irreparable”. Hasta el exintendente y actual diputado provincial renovador Ignacio Nemeth salió a patear el tablero por el atropello de consecuencias todavía impredecibles. El sitio arqueológico comenzó su etapa de recuperación el 16 de abril de 2013, cuando la Comuna y la Provincia acordaron las tareas de reconstrucción de una de las ruinas más importantes de la región. En esta reducción se pretendían rescatar y restaurar los vestigios de la iglesia de los 18 escalones -la más alta de todo el conjunto monumental jesuítico-guaraní-, particularmente la Cripta, el presbiterio y las sacristías. También se localizó parte del huerto y demás instalaciones como las viviendas, la residencia y los talleres. La improvisación con la que se realizan las obras para el tendido de la fibra óptica quedó expuesta en Corpus. Según dijo a PRIMERA EDICIÓN el diputado Nemeth, el encargado de Marandú Comunicaciones le habría asegurado que “el secretario de Gobierno de la Municipalidad les dijo por dónde tenían que pasar”, a la vez que le confesó haber encontrado restos importantes -aparentemente de gran valor arqueológico- mientras excavaban en la zona, aunque no le prestaron atención “porque ellos no están en el tema”. “Una equivocación”La intendenta de la localidad, Alicia Roffignac, prefirió ver la mitad del vaso lleno rescatando “el compromiso del Gobernador, que se propuso recuperar estas ruinas que estuvieron abandonadas durante cuatrocientos años”, y atribuyó el daño a un “error”, aunque prefirió no referirse a la destrucción del muro jesuítico. La jefa comunal aseguró a este diario que en la jornada de este miércoles estarán en Corpus la arqueóloga Alejandra Smith, experta contratada por la provincia para encarar el trabajo de puesta en valor, y la museóloga y restauradora Estela Garma, contratada por la Municipalidad para ejecutar el proyecto. “Ya pedí todos los planos a Marandú para controlar, porque yo no quiero culpar a la empresa. Prefiero entender que esto se trató de un lamentable error. Tampoco puedo dimensionar el daño hasta que los expertos me digan. Hubo una equivocación en el trazado, pero bueno, más allá de que el área está protegida, no se hizo el cercado y eso ocasionó el inconveniente”, finalizó. “El daño es irreparable, es trabajo de años pisoteado”Horacio Chileski integró el equipo técnico que llevó adelante la primera etapa de la Puesta en Valor de las Reducciones Jesuíticas, a cargo de la arqueóloga Alejandra Schmith. “Estábamos a cargo de las excavaciones de un sector donde se iba a instalar el cerco perimetral, que ahora quedó destruido, con un daño irreparable y años de trabajo pisoteados”, se lamentó con visible indignación. El trabajo del equipo se extendió desde marzo a noviembre de 2013, a la espera de la tarea de revalorización definitiva con obras a cargo del gobierno provincial, que al final nunca comenzaron. “El complejo monumental se fundó en 1622 en Paraguay y después se asentaron acá, y lo que siempre quisimos en Corpus es ponerlo en valor porque sería la quinta reducción en recuperarse en Misiones, y para nuestro pueblo sería un antes y un después”, refirió con dolor e impotencia a PRIMERA EDICIÓN. La empresa Marandú Comunicaciones SE “metió la topadora que iba abriendo los rumbos para las excavaciones. Derribaron parte de lo que era el taller de las reducciones. El ex intendente (Nemeth) había previsto que el cerco perimetral resguardara el borde de la reducción acompañando la curvatura de los murallones, pero eso no se hizo. Esta gente prácticamente pasó por encima de todo con la topadora”, detalló. “Expertos que trabajan para la municipalidad me dijeron que plantearon la situación y responsabilizan directamente a la empresa, porque supuestamente la Nación determinó cuál es el trazado de la fibra óptica y la comuna no tiene injerencias, pero en otras comunas la empresa pide permiso a la municipalidad para determinar por dónde puede pasar el zanjeo. La verdad es que no sabemos de quién es la culpa, pero el daño ya está hecho y es de una dimensión grande”, dijo. Recordó que desde hace años la reducción está siendo saqueada por particulares, dañada con plantaciones y el uso del cementerio. “Nos duele que tantos años de lucha por recuperar este patrimonio se tiren a la basura. Para mí esto vale mucho, y duele mucho”, afirmó. “No hubo un debido control ni seriedad” La ingeniera en construcciones Miriam Krieger participó de las gestiones que llevaron varios años desde el municipio para obtener el compromiso provincial en el Proyecto de Puesta en Valor de la Reducción Jesuítica de Corpus, el que finalmente se formalizó en 2012, se inició un año después y quedó literalmente “frizado” hace casi dos años, sin que hayan mediado explicaciones de las autoridades provinciales. “Ingresó una topadora y no solo abrió ese espacio sino que además tiró árboles nativos”, sintetizó graficando el doble daño. “Este predio es un yacimiento arqueológico porque las reducciones están enterradas. Se empezó con el trabajo de levantamiento y rescate de algunas piezas y por falta de gestión local, se paralizó”, relató. Según su experiencia en trámites similares en otros municipios, “creemos que la empresa no pudo haber iniciado el trabajo sin haber presentado los planos que debieron estar autorizados por la comuna por escrito. Dudo que haya hecho las tareas sin esa autorización”.&a
mp;nbsp;Para la profesional, “no hubo un debido control y seriedad” en la manera de llevar adelante las obras, al menos desde el municipio y el equipo técnico y político comunal “que no le dieron importancia al daño que iba a provocar esta obra”. También advirtió que por esta misma vía pasa el acueducto que va desde Corpus a Gobernador Roca: “Si llegan a romper, quedarán dos localidades sin agua, y tampoco hay previsiones porque la cooperativa de agua tampoco está al tanto del trazado”. “Destrozaron todo, el muro está afectado y hay que empezar de cero”“El encargado de obra de Marandú me informó que el secretario de Obras Públicas de la Municipalidad le mostró por dónde tenían que pasar, y hasta me dijo que cuando escarbaron con las máquinas encontraron un montón de cosas importantes, pero ellos no están en el tema así que no se imaginaron que eran tesoros arqueológicos”, disparó el actual diputado por el Frente Renovador y exintendente de Corpus, Ignacio “Pocho” Nemeth, para graficar la que, según él, es una grave impericia de la Comuna. Nemeth dijo a PRIMERA EDICIÓN que con las obras de zanjeado para la fibra óptica “pasó la máquina por dentro del predio de las reducciones, unos diez metros adentro de las ruinas y donde están los principales muros. La máquina se llevó todos los pozos que se hicieron para demarcar dónde iban a ir los tejidos periféricos de la reducción, destrozaron todo, mientras que la Municipalidad hizo oídos sordos y no le dio importancia”. Agregó que “la intendencia tenía que haber advertido a la empresa que tenían que desviar por otra calle y no pasar por las ruinas. Todo el trabajo de años que se hizo, tirado a la basura y desde la municipalidad no se previó, no se controló”. El ex jefe comunal advirtió a un encargado de obra “que estaban trabajando sobre las ruinas, y me contestó que ellos desconocen eso, y que recibieron indicaciones desde la comuna. Es llamativo que un patrimonio histórico que tiene una obra licitada con un presupuesto de más de 20 millones de pesos de inversión, donde hay muros enterrados de hasta dos metros de alto, el templo de los 18 escalones, no se haya cuidado”, disparó. También recordó que en su gestión consiguió un nuevo predio para el actual cementerio que se ubicó sobre la vieja plaza de armas de la reducción, para evitar que se siga ampliando el daño con el uso habitual, pero nada se hizo para avanzar. “Desde que me fui no se hizo mas nada, se sigue enterrando en el mismo lugar y ahora ésto. Los muros ya están afectados, destruidos, y los pozos para el cerco perimetral también. Hoy se tiene que empezar todo de cero”, finalizó. “¿Qué les decimos a los alumnos?”Yolanda Dañeleski es directora de la Escuela 50 de Corpus y fue una de las primeras en dar cuenta del “desastre” que Marandú comunicaciones estaba provocando la semana pasada sobre el predio de las reducción jesuítica. “Pasé por ahí y me fui al humo porque no podía creer. Les saqué fotos y subí a las redes sociales, fue mi primera reacción al ver el daño que provocaron”, refirió. La docente lamentó que la Intendencia de Corpus “se haya manejado de una manera tan lamentable en la defensa de nuestro patrimonio” y recordó que desde hace años que docentes y alumnos de la tecnicatura en Turismo del Instituto Tecnológico “trabajan en la necesidad de concientizar a todos sobre la puesta en valor de la reducción. Se hicieron los congresos de turismo sobre el desarrollo de las Misiones Jesuíticas, se firmaron convenios para destacar el potencial turístico del sitio arqueológico en la Misión de Corpus Christi, y todo para que en un santiamén atropellen tanto trabajo en equipo”. “Lamentablemente en este pueblo, lo que hizo el intendente anterior no se tiene que seguir, es una puja. Pero en el medio hay años de esfuerzo y un daño que se nos hace a todos porque nosotros somos orgullosos de nuestro legado, pero parece que nadie se enteró. Nosotros enseñamos a nuestros chicos que tenemos las ruinas. ¿Qué les decimos ahora?” .
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