Sé -y estoy segura- que cuando muchas mujeres sepan mi historia van a reconocerse y a encontrarse a sí mismas para descubrirse como luchadoras”, dice convencida Graciela Giménez a SEXTO SENTIDO, que la conoció en una feria de emprendedores en la plaza vendiendo sus productos naturistas: moringa, graviola, miel de las Misiones y otros. “La puesta en marcha de ferias son muy buenas oportunidades para los productores. Nos fortalece que las instituciones se ocupen de nosotros y nos ofrezcan oportunidades para mostrar el trabajo que hacemos con nuestras manos y más allá de alguna que otra cosa que a veces tiene que ver con la cuestión organizativa, nos beneficiamos todos”. Mamá orgullosa de Richard, Naila y Dalila; Graciela tuvo que sacarlos adelante sola cuando tan sólo eran niños, y actualmente sigue siendo el único sostén de su casa. Para enfrentar los desafíos que le presentó la vida hace casi 10 años le nació una convicción desde dentro: “Soy una emprendedora de la vida”. “Hay muchas mujeres que están encerradas en sus casas, en un circulo de violencia, como lo estuve yo. Pero no es mismo salir sola que estar en un equipo, en un grupo que te motiva. Debemos apoyarnos entre todas”, sostiene.“A mí me toca muy de cerca porque padecí violencia doméstica y pude salir. Me di cuenta que tenía dentro mío las fuerzas para hacerlo. Afortunadamente, el tema de la inclusión en los emprendimientos económicos, con un apoyo clave a las mujeres, se está fortaleciendo en los últimos años. Es positivo; sin desmerecer a los hombres que son nuestros compañeros en la vida, pero hemos sido las postergadas históricamente y es algo que está cambiando de a poco. A mí el poder vender, el ser incluida como emprendedora, me hace sentir satisfecha por un lado y además responde a una necesidad concreta”, contó. Ella trabaja en la administración pública hace 27 años pero lleva nueve como vendedora de artículos naturistas. Como no podía depender sólo del sueldo, porque después de separase tras haber padecido violencia doméstica, tuvo que afrontar la casa. Para colmo, en sus inicios también tuvo que luchar contra el cáncer y lo venció. Los médicos le detectaron la enfermedad cuando su hija más pequeña tenía 2 años (ahora tiene 17).Dice orgullosa: “Fue otra lucha que la vida me presentó y vencí”. “Salir a vender mis productos me ayudó a descubrir talentos míos que estaban ocultos. Me sirvieron no sólo a mí sino a muchas otras mujeres con quienes me he encontrado en el camino para darles impulso y ayudarlas con mi ejemplo a salir adelante”. “Trabajé cada día con ánimo de darles la mejor educación y mejorar su calidad de vida y la única manera de hacerlo que encontré fue poniendo sacrificio y moderando entre mis dos actividades económicas principales. Gracias a ello mis dos hijos mayores están terminando sus estudios y la más chica pasó a quinto año”, señaló con mucho orgullo. PorMyrian Vera [email protected]
Discussion about this post