María Silvia Pérez ha cumplido seis años, es rubia de enormes y expresivos ojos azules. Ríe con ganas y corretea por toda la casa mientras come un yogurt con sabor a frutilla. Estamos frente a ella y nos contagia su alegría. La charla se anuda con facilidad mientras admiramos su colección de muñecas. No es fácil comenzar esta historia que raya en lo alucinante. Sin embargo, es nuestra obligación "hacer" la nota y queremos -entre tantas informaciones negativas- difundir esta, que parece un cuento de hadas.Hasta hace cuatro días, la pequeña, debido a su "miopía progresiva e irreversible", usaba en forma permanente gruesas gafas que, con frecuencia, eran motivo de burla de sus compañeros de escuela. Maria Silvia pasó a segundo grado de la Escuela Normal y es bien sabido que los chicos suelen ser crueles en sus motes. "Anteojuda", "cuatro ojos" y "marciana" eran algunos de ellos. Y decimos "eran" pues ahora "ya no van a poder llamarme asi". En efecto, la niña ya no necesita de ellas. Tenia dos pares de gafas. ambas de una graduación asombrosa: -12. Unas, para usar en casa, y las otras ("lentes orgánicos de origen alemán, menos gruesos y llamativos para evitar las burlas", explica su papá) para ir a la escuela. Las usaba desde los cuatro años por recomendación de las doctoras Vedoya y Laura Fritz, porque durante el embarazo, su mamá -Graciela Echenique de Perez- fue afectada de toxoplasmosis y ello repercutió en la visión de la pequeña. Sin gafas -cuenta su padre, Juan Carlos Pérez- María Silvia caminaba "agarrada" a las paredes. Creer o creer La primera parte de esta nota se realizó en Radio Provincia, donde trabaja Pérez, responsable de la discoteca.¿Cómo se inició este proceso? Todo comenzó después de la curación de la madre de Carlos Avelino Sotelo, quien padecía de ceguera y fue hasta la Virgenclta de Quiteria. Pensé que el milagro está aquí tan cerca y que teníamos que ir. Y fuimos… A la cuarta vez de pasarle la piedra con la imagen de la Virgencita, María Silvia aseguró que ya estaba viendo bien y que quería dejarle los anteojos a la Virgen en su altar. Sin embargo, yo me opuse. Pero volvimos a ir esta mañana (por ayer) y la nena se las entregó a doña Nidia (Nidia Gonzáles de González), quien los colocó debajo del manto de Nuestra Señora. Porque María Silvia ya no necesita de las gafas… La emoción estaba en la voz y en la mirada del hombre. Además. todo el personal de la emisora conocía el drama de Pérez y actualmente estaba compartiendo su alegría."La vi en sueños" La habitación de María Silvia es un mundo mágico. Cerramos la puerta y nos quedamos las dos mirándonos a los ojos. Sonriendo. ¿Querés que seamos amigas? Quiero. Y como entre amigas no puede haber secretos, la charla fluyó interrumpida solamente por cascadas de risa cristalina.Contó lo difícil que le ha sido a veces frenar las burlas de los compañeros ("ahora ya no van a tener motivo"). Nos confió que su muñeca predilecta se llama Anita, igual que su segunda mamá (la primera murió hace tres años) y que su tortuga fue bautizada con el nombre de Manuelita, en tanto que el tortugo de su hermano se llama Manuel y es un poco más grande… ¿En algún momento la viste a la Virgen o se te apareció en sueños? Se queda en silencio un instante y luego, bajando un poco la voz, como si confesara un secreto íntimo, expresa: "Soñé con ella". ¿Te dijo algo? Me dijo que para el sábado o el domingo ya no iba necesitar los anteojos. Eso me dijo. ¿Cómo estaba vestida? Tenía un vestido largo blanco, un manto azul y una corona chiquita, como de oro… ¿Te dio un abrazo, o un beso? (Mueve la cabeza) No. Estaba lejos pero me habló y me dijo eso. Ocurrió ayer, miércoles 5 de febrero de 1992. Aquí, en Posadas.
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