Floriano Pedrozo, “Mandové” para los misioneros, falleció a las 17:20 del lunes 26 de febrero de 2007 en la Unidad de Cuidados Respiratorios Especiales del sanatorio céntrico de Posadas donde estaba internado.
Su médico de cabecera en el nosocomio, Javier Belusci, dio como causante de la defunción un paro cardiorrespiratorio.
Estaba a punto de cumplir 69 años, ya que su nacimiento fue el 12 de marzo de 1938 en el paraje Los Galpones de Itacaruaré.
El desenlace de la triste historia de Mandové Pedrozo fue una de esas muertes anunciadas, que comenzó unos cinco años antes, cuando el pintor, tallista, escultor y dibujante misionero fue operado del corazón en Corrientes.
Todos sus amigos, admiradores y conocidos coincidieron entonces en afirmar que Mandové ya no era el mismo.
No obstante, realizó muestras de sus pequeñas figuras de barro ñaú (donde convidaba a los espectadores con “mortadela bocha y vino tinto”), situó murales en sitios céntricos de Posadas y hasta volvió a manejar su auto.
Alojado en el Hotel de Turismo, tenía cerca el ámbito de sus inocentes correrías por Bolívar y San Lorenzo y la plaza 9 de Julio, los bares y, finalmente, el regreso al hotel.
Cuando sobrevino su enfermedad más reciente comenzó también lo que puede llamarse “una prolongada e itinerante agonía”: del hotel al sanatorio, del sanatorio al hotel, de ahí a la clínica de nuevo y ya casi al final de su vida, al geriátrico de Villa Lanús.
Mandové, caricaturista, Mandové pintor, docente, fue creador de nuevos artistas del pincel o del lápiz, dio clases en Puerto Iguazú, donde creó la Escuela de Artes, también en Posadas, donde se lo recuerda con afecto a pesar del bajo perfil que siempre conservó.
Discussion about this post