En plena campaña electoral, Donald Trump tuvo un breve encuentro con miembros de Defensa del Gobierno, quienes le informaron sobre la capacidad armamentista del país. El entonces candidato, con su visión empresarial, quiso saber cuánto había costado equiparse de todo ese arsenal y ante la “billonaria” respuesta no dudó en preguntar: “¿Por qué no lo usamos entonces?”.La frase encerraba toda una concepción que en los primeros 100 días de su gestión, pero sobre todo en la última semana, se vio plasmada en la realidad. Trump carece de una política exterior comprensible y parece manejarse con reacciones espasmódicas (los cambios de posición respecto a Rusia, la Otan, China y Bashar al Assad son solo algunos ejemplos) que le sirven también para hacerse fuerte en el escenario interno.No hay mucho de novedoso en esa estrategia que tuvo en George W. Bush a uno de sus máximos exponentes y en la invasión a Irak de 2003 una de las violaciones más flagrantes a las normas de la ONU: se perpetró sin autorización del organismo internacional y en base a la mentira de que el dictador Saddam Hussein poseía armas químicas.Trump, con serios problemas de credibilidad entre los estadounidenses y tironeado por el ala belicista de los republicanos y por todo el arco demócrata, lanzó días atrás un masivo ataque contra una base naval en Siria, esgrimiendo el argumento de que el Gobierno de Al Assad había utilizado armas químicas contra la población civil y que su “límite” fue haber visto morir a niños y bebés.No pareció tener el mismo límite luego del ataque perpetrado pocas semanas atrás en Mosul por la coalición que lidera Estados Unidos y que provocó más de 250 muertes civiles, entre ellos muchos niños. Fue la mayor masacre cometida en Irak desde la invasión de 2003, pero no mereció comentario alguno por parte de Trump.Al igual que el entonces secretario de Estado norteamericano Collin Powell con Irak en 2003, el mandatario estadounidense no aportó una sola prueba de que el Gobierno sirio haya sido el responsable del ataque con armas químicas y ni siquiera la Organización para la prohibición de Armas Químicas (Opaq), de las Naciones Unidas pudo determinar qué tipo de gas fue empleado en el extraño ataque.Es más, el sitio web suizo Observateurs reveló que el supuesto médico que desde un supuesto hospital fue relatando todo bajo el seudónimo de Shajul Islam, pertenece al Estado Islámico (EI) y específicamente a un grupo que secuestró al periodista británico John Cantlie en el 2012, hecho por el que fue juzgado por “terrorismo” en el Reino Unido.El ataque, sin autorización de la ONU ni del Congreso de Estados Unidos, sin embargo, se produjo igual logrando el rédito que buscaba: revertir su mala imagen haciendo la guerra contra otro gobierno al que se califica como enemigo de los “valores occidentales”. Estrategia que de tan vieja y remanida sorprende muy poco.El jueves, con el lanzamiento de la llamada “madre de todas las bombas”, se presentó un escenario similar que abrió otros interrogantes, ya que Afganistán no es en la actualidad el lugar de mayor poderío del EI como sí lo son Irak y Siria.Pareció, en cambio, un mensaje dirigido a Corea del Norte en línea con lo anticipado por el secretario de Estado, Rex Tillerson, quien afirmó que Estados Unidos tendrá un “enfoque diferente” frente al programa nuclear norcoreano, al que consideran una amenaza real. Pero Pyongyang no se quedó callado y advirtió que está preparado para un ataque preventivo de Estados Unidos.Clima de guerra, presidente con imagen fuerte frente a enemigos demonizados como gustan tener los estadounidenses y demostración de poderío militar, un combo perfecto para evitar la falta de respuestas sobre el incierto destino que Trump busca darle a su política exterior.Rusia, Siria e Irán cierran filasLos cancilleres de Rusia, Irán y Siria, reunidos en Moscú, calificaron de “acto de agresión” el reciente ataque estadounidense contra una base aérea siria y urgieron a Washington a no incurrir en acciones que puedan tener “graves consecuencias” para la seguridad regional y mundial.“Somos unánimes en que el ataque fue un acto de agresión, que violó gravemente el derecho internacional y la Carta de Naciones Unidas”, dijo el canciller ruso, Serguei Lavrov, en una rueda de prensa conjunta con sus homólogos iraní, Mohamed Yavad Zarif, y sirio, Walid al Mualem.Lavrov subrayó que Rusia, Irán y Siria exigen que Estados Unidos y sus aliados “respeten la soberanía siria” y no incurran en acciones que “pueden tener graves consecuencias para la seguridad no solo regional, sino también global”, según informaron el portal del servicio ruso de noticias Sputnik y la agencia de noticias EFE.“Esta acción agresiva apunta, por lo visto, a dinamitar el proceso de paz y a hallar pretextos para cambiar el gobierno (sirio) Estos intentos no tendrá éxito. No será así”, enfatizó.El anuncio desde Moscú se produce pocos días después que el secretario de Estado norteamericano, Rex Tillerson, diera un “ultimátum” a Moscú sobre el conflicto sirio y le exigiera elegir entre estar del lado de Estados Unidos o de los países con ideas afines sobre Siria.La respuesta rusa es inequívoca. Lavrov dijo que los tres países insisten en la necesidad de que “se lleve a cabo una investigación exhaustiva, objetiva e imparcial sobre las circunstancias del empleo de productos químicos en Khan Shaykhun el 4 de abril”, aludiendo al ataque con armas químicas lanzado ese día en la provincia siria de Idleb que causó cerca de un centenar de muertos del que varias potencias occidentales culpan al gobierno de Bashar al Assad, aliado de Rusia. Lavrov añadió que la investigación debe hacerse bajo los auspicios de la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (Opaq), con un equipo “formado de una forma equilibrada, entre otros desde el punto de vista geográfico”.Sin embargo, afirmó que la propuesta de realizar dicha investigación “choca con oposición”, lo que quedó de manifiesto -dijo- en una sesión especial en el consejo ejecutivo de dicho organismo.“Cada vez hay más testimonios de que fue un montaje, me refiero al incidente del empleo de armas químicas en la provincia de Idleb”, dijo el ministro ruso, que agregó que aquellos que se oponen a una investigación imparcial “no tienen la conciencia tranquila”.El canciller sirio agradeció el respaldo de Rusia e Irán a su país y consideró que el encuentro trilateral llevado a cabo en Moscú constituye un “mensaje fuerte” a Estados Unidos después de su agresión a Siria.“El gobierno seguirá actuando hasta limpiar el suelo sirio de terroristas”, recalcó Al Mualem.A su vez, el titular de Exteriores iraní denunció como un “hecho muy peligroso” el que se arguya el empleo de armas químicas como pretexto como actuar contra la soberan&iac
ute;a e integridad territorial de un Estado independiente miembro de la ONU.Zarif subrayó la urgencia de una investigación internacional sobre el incidente y hacer todo lo necesario para impedir la repetición de estos hechos en el futuro.La reunión tripartita ruso-sirio-iraní se celebró dos días después del primer contacto directo entre Tillerson, Lavrov y el presidente ruso, Vladimir Putin, que no ayudó a acercar posiciones frente al conflicto sirio. “Estamos en un período de aguda confrontación y lucha de argumentos”, dijo a la prensa el vicecanciller ruso, Serguei Riabkov, al aludir a las profundas divergencias entre Moscú y Washington sobre la situación en Siria.La verdadera cocina de la guerraDonald Trump dio la orden de disparar decenas de misiles contra Siria “durante el postre” cuando acogía a su par chino, Xi Jinping, dijo en una entrevista días atrás.“Habíamos terminado la cena. Estábamos en el postre. Disfrutando de la más hermosa porción de torta de chocolate que uno haya visto jamás y el presidente Xi la estaba disfrutando”, relató Trump. “Y me llegó un mensaje de los generales de que los buques estaban anclados y cargados, ¿qué hacer?”, continuó. “Así que decidimos hacerlo, los misiles estaban en camino”. “Y dije: ‘Señor presidente, déjeme explicarle algo -esto fue durante el postre- recién disparamos 59 misiles”. Según Trump, Xi “se detuvo unos 10 segundos y después pidió al intérprete que lo repitiera. No me pareció una buena señal”.Pero luego, Xi respondió que “si alguien es tan cruel como para usar gases y hacerle eso a niños pequeños y bebés, está bien”. “Le pareció bien”, reiteró Trump, que en otro tramo de la entrevista debió ser corregido por la periodista dado que se refirió al ataque “sobre Irak” en vez de Siria.
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