En una ceremonia sencilla, fue bendecida y habilitada oficialmente el sábado la capilla para depositar las cenizas de los difuntos, que se encuentra en el predio de la iglesia Sagrada Familia, de la capital provincial.El padre Alberto Barros fue el principal impulsor de esta propuesta y junto al obispo Juan Martínez, fueron quienes realizaron la bendición de la obra arquitectónica que combina un diseño moderno, sencillo y práctico, ante la presencia de numerosos vecinos que se acercaron a compartir esta iniciativa.“Esto pretende ser un servicio absolutamente gratuito y desde el amor para aquellas personas que han decidido o han optado por la cremación de algún ser querido y necesitan un espacio religioso donde depositar sus restos. En ese sentido estamos contentos de poder prestar este servicio y que la gente pueda tener su espacio para vivir su fe en la resurrección”, explicó el padre Barros a PRIMERA EDICIÓN.Un grupo de vecinos, feligreses y quienes de alguna manera contribuyeron a la concreción de este espacio religioso, se dieron cita el sábado por la mañana bajo un cielo gris para participar de este hecho histórico en la sede de la iglesia Sagrada Familia, ubicada en Roque Sáenz Peña 587.“Se trata de una pequeña capilla que invita a la oración, a reafirmar la certeza en la resurrección, nos ayuda a poder recordar con afecto y hacer memoria de nuestros seres queridos. Hay una comunidad de fe que quiere acompañar, desde nuestra parroquia, el dolor, el duelo de nuestros hermanos que sufren la partida de un ser querido con todo el afecto y cariño. Ese es un poco el sentido, rescatando de algún modo el antiguo esquema de los cementerios al lado de las iglesias como tenemos en nuestras mismas Ruinas Jesuíticas. Esto es en una situación de un esquema urbano y recalcando que la Iglesia no tiene ningún tipo de objeción con respecto al tema de la cremación, no la fomenta pero tampoco la objeta. Lo importante es creer en la vida eterna a la cual nos espera Jesús a todos.Por otra parte, el padre Barros se refirió a qué trámites deben realizar quienes quieran utilizar el cinerario para guardar los restos de sus seres queridos. “La gente interesada deberá acercarse en el horario de la Secretaría Parroquial, que son los miércoles y viernes de 17 a 20, ahí les explicaremos los detalles, pero lo único que deben llevar son: el certificado de defunción de la persona cuyos restos se van a depositar en el cinerario, los datos de la persona que se hace responsable de este pedido y ese nombre quedará registrado en los libros parroquiales. Después les explicaremos la celebración, cómo se hace y esa es la idea…”, detalló.En cuanto al interés de la comunidad por disponer de este tipo de espacio, el sacerdote afirmó que “antes de la finalización de la obra ya había varios interesados, de hecho hoy, entre los presentes hay quienes ya nos habían pedido traer a sus seres queridos al cinerario. Hay alrededor de 30 personas que lo van a hacer. En principio, el primer domingo de cada mes, después de la misa de la mañana, haríamos la celebración de depósito de las cenizas, lo cual no quita que se atienda alguna cuestión particular”. El padre Barros recalcó que el cinerario de la Sagrada Familia es “el primero en la Diócesis de Posadas, eso seguro y hasta donde sabemos, también en la provincia. A futuro, otra parroquia, la Jesús Misericordioso, en Itaembé Miní, también construirá su cinerario para que por lo menos haya uno en la Zona Centro y el otro en lo que llamamos Gran Posadas”.La obra había empezado a ejecutarse a principio de este año y el proyecto se había anunciado en diciembre último. PRIMERA EDICIÓN en distintas publicaciones acompañó el proceso y concreción de este “lugar digno y religioso”, como lo describiera el sacerdote Alberto Barros.Una de las paredes está revestida con piedras de San Ignacio, sobre la cual fue colocada la cruz mayor y al costado una imagen de la Sagrada Familia protege a quienes llegan al sitio.Los fondos para la construcción son fondos genuinos de la parroquia y una ayuda del obispado. El cinerario apunta a un espacio que ayude a “reafirmar la certeza de que quien ha fallecido está junto a Dios disfrutando de la vida eterna”, concluyó.Fotos: M.Fedorischak
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