Un documento del Ministerio de Hacienda presentado recientemente ante la Comisión Bicameral que gestiona la reforma tributaria certificó lo que siempre se dice pero nunca se confirma: en Argentina se pagan los impuestos más altos del mundo.El viceministro de Economía, Sebastián Galiani, junto al subsecretario de Ingresos Públicos, Andrés Edelstein llevaron la información al diputado Luciano Laspina, quien preside la Bicameral en cuestión.Al momento de describir la situación tributaria argentina en el contexto regional y global los datos fueron lapidarios. La carga fiscal del país se ubica en el 32% del Producto Bruto Interno (PBI), superando en un 40% el nivel promedio de América Latina y el Caribe (que se ubica en 22,8%). Al mismo tiempo, es un nivel parecido al de los países más desarrollados del mundo, los que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y que se ubica en 34,3%. Sin embargo, como la evasión tributaria es mucho más alta en la Argentina que en los países desarrollados, las alícuotas impositivas tienen que ser necesariamente más elevadas. En otras palabras, hay que cobrarles más a los “pocos” que tributan.Así las cosas, quedó confirmado con evidencia científica el dicho de que en la Argentina se pagan tantos impuestos como en Europa, pero para recibir servicios del tercer mundo.En tren de comparaciones Galiani fue más allá y advirtió que en Argentina el IVA es del 21% y recauda el 7,2% del PBI. En Nueva Zelanda el IVA es del 15%, seis puntos menos que en la Argentina, pero recauda casi 10% del Producto Bruto Interno. “No hay reforma más importante para el crecimiento sostenible e incluyente del país que la que tiene que producirse en nuestro sistema fiscal y tributario”, dijo el secretario de Política Económica. “La necesidad de reducir el déficit fiscal y adecuar el tamaño del Estado nos obliga a adoptar una estrategia de reforma tributaria gradual”, agregó.Edelstein, en tanto, brindó una descripción más detallada sobre dónde está parada la Argentina en cuanto a ganancias corporativas. Explicó que la alícuota nacional es del 35%, pero en América Latina el promedio está en el 28% y el global es 24,3%. De ello se desprende que en ningún otro lugar se “castiga” con tantos impuestos las utilidades que consiguen las compañías como sucede en la Argentina. Tal situación, al decir de los expositores, representa “una fuerte traba para atraer inversiones”.Más adelante, los expositores ejemplificaron la carga tributaria tomando como referencia las cargas patronales. Incluyendo la obra social, el empleador debe pagar entre un 23% y 27% adicional sobre el salario en materia de seguridad social. Ese número baja a 13,3% en América Latina, casi la mitad que en la Argentina, mientras que el promedio global se ubica en 17,4%. Dichos índices son uno de los factores que frenan la oferta de empleo en el país.Galiani señaló que “debemos mirar el sistema tributario de manera integral y como parte de un sistema más amplio de redistribución, donde los impuestos financian el gasto público, que tiene un carácter redistributivo de primer orden”. “Es posible mantener un cierto nivel de ingresos tributarios si se bajan las tasas y se aumentan las bases imponibles. Esta ha sido últimamente la tendencia general en el mundo, y una que creemos debe ser la que se siga en Argentina”, analizó el funcionario. <p lang="es" dir="ltr"><a href="https://twitter.com/hashtag/INFORME?src=hash">#INFORME</a>Oficial: en <a href="https://twitter.com/hashtag/Argentina?src=hash">#Argentina</a> se pagan los impuestos más altos del mundo<a href="https://t.co/AIMTSc1110">https://t.co/AIMTSc1110</a> <a href="https://t.co/kE17PFDCkb">pic.twitter.com/kE17PFDCkb</a></p>— Primera Edición (@primeraedicionw) <a href="https://twitter.com/primeraedicionw/status/870658312274161664">2 de junio de 2017</a>
Por último recordó que “no será la primera reforma gradual que se implemente en la región” ya que “tanto Uruguay como Chile, en años recientes, implementaron reformas donde se legisló un cronograma preciso en el tiempo de cambios impositivos”. “Contar con una reforma que provea previsibilidad fiscal es muy importante para darle estabilidad al sistema tributario y previsibilidad a las familias y firmas que encaran decisiones de inversión y consumo”, expresó.El optimismo quedó para el cierre del informe de los especialistas de Hacienda. Fue entonces cuando se refirieron a los efectos positivos que los impuestos y el gasto público generan en la sociedad. La conclusión es que “el impacto conjunto de gastos e impuestos es igualador. La política fiscal reduce la desigualdad en un 37% en comparación al escenario sin gastos ni impuestos”, indicaron.
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