A un paso de sentarse en el banquillo quedaron los seis detenidos por el secuestro del comerciante chino Daniel Wu (29). En las últimas horas, la Fiscalía Federal de Posadas solicitó que la causa sea elevada a debate oral y público bajo el delito de “secuestro extorsivo agravado por la participación de tres o más personas”, insólito en Misiones, que prevé penas de 10 a 25 años de cárcel.El requerimiento de elevación a juicio firmado por el letrado Diego Stehr tiene como acusados a Shihua “Ale” Lin, el soldado voluntario Maximiliano Nicolás Penayo, Alejandro y Fernando “Nando” Senesoopha, Adam Alcides “Api” Rojas y Alexis Puchalski, señalados como los autores de aquella dramática historia que tuvo lugar en la capital provincial, comenzó el martes 16 de agosto de 2016 y trascendió a los medios nacionales.La información fue publicada ayer por la propia página del Ministerio Público Fiscal de la Nación. En la solicitud de Stehr, tras casi un año de investigación, quedan en claro los roles que -al menos para la fiscalía- cumplieron cada uno de los detenidos, según pudo establecer PRIMERA?EDICIÓN.La libertad, por 200 mil pesosAl decir de aquella reconstrucción, todo comenzó durante los últimos minutos de aquel martes 16 de agosto. Wu, propietario junto a su padre de un supermercado emplazado sobre López Torres casi Ambrosetti, frente al Parque de la Salud, “acordó encontrarse con una mujer en el Parque Vicario”, el espacio recreativo ganado tras la canalización del arroyo homónimo, entre López Torres y Marconi.Todo indica que aquella mujer, supuesto “señuelo”, se subió al auto del oriental y lo guió hacia cerca de la Costanera de Villa Cabello, “donde Penayo y Rojas lo abordan y reducen para llevárselo cautivo”.“La víctima es introducida en otro vehículo y trasladada hacia una vivienda del barrio San Isidro –alquilada por Shihua Lin y Penayo al efecto-. En el lugar los esperaban Fernando Senesoopha, Puchalski y una tercera persona, apodada “chiqui”, que aún no pudo ser detenida. El joven permaneció atado en la vivienda durante su cautiverio”, reza la hipótesis acusatoria.“Ya en la madrugada del miércoles 17 de agosto, Penayo se comunica, primero con el padre de la víctima y luego con un amigo de la familia, y les exige el pago de 500 mil dólares por la liberación del joven. Tres horas después, volvieron a comunicarse con el hombre y le exigieron la mitad de la suma, aunque finalmente acordaron un pago de 200 mil pesos, que debían ser dejados en las cercanías del hipódromo de la ciudad de Posadas”, explica el comunicado.Tal como publicó en su momento este Diario, el padre de Wu efectivamente dejó ese dinero en un bolso, frente al templo laosiano de la ruta nacional 12. Sin embargo, tras aguardar varios minutos, volvió a pasar por el lugar y notó que el efectivo seguía allí, por lo que resolvió recogerlo.Fueron horas de extrema tensión que mantuvieron en vilo a Posadas, dividida entre los que descreían de la teoría del secuestro y los que la suponían posible. Y esos últimos tuvieron razón: cerca del mediodía de aquel miércoles, Wu logró escapar de sus captores. “Me dejaron solo, logré quitarme las cintas y escapé. Ellos venían y me controlaban. Tenían armas. Pero en un momento me dejaron solo y me di cuenta que no había más ruidos, como si se hubieran ido. Entonces tomé la decisión de quitarme la cinta adhesiva. Ahí salté por una ventana y con unos cajones de madera armé una escalera para llegar hasta el techo y salir de la casa”, le contó el propio secuestrado a PRIMERA?EDICIÓN en una entrevista exclusiva.Aquella vivienda del barrio San Isidro, donde Wu estuvo cautivo, fue allanada por las fuerzas, que encontraron allí equipamiento militar, elementos de contrabando y otros objetos que llamaron la atención de los investigadores.En pleno procedimiento, un Audi Q5 que se movilizaba por la zona de manera sigilosa llamó la atención de los uniformados. Se inició entonces una persecución que acabó en Oberá, donde finalmente cayó el primero de los sospechosos. Ese automóvil de alta gama era conducido por Shihua Lin.“Amigos” de la familiaLos otros cinco detenidos cayeron con el transcurrir de la instrucción, que ahora finalmente parece llegar a su fin. Los imputados “se hicieron de una casa, un automóvil, teléfonos celulares con líneas prepagas, se dividieron las tareas a ejecutar y reclutaron a una mujer que a la postre les serviría de señuelo, explotando la debilidad, inexperiencia y juventud de la víctima. Penayo y Rojas redujeron y sustrajeron a la víctima, luego lo trasladaron al domicilio (…) del Barrio San Isidro (…). En dicha vivienda esperaban Fernando Senesoopha, Alexis Puchalski y un tal ‘Chiqui’. Estos dos últimos custodiarían a la víctima cuando los demás se retiraran del domicilio”, indicó el fiscal en el requerimiento de elevación a juicio.Por otra parte, Stehr confirmó lo que se sospechaba y trascendió en su momento a los medios: Lin y uno de los hermanos?Senesoopha eran amigos del padre de Wu e incluso estaban con el hombre cuando recibía los pedidos de rescate. “Mientras Penayo realizaba las llamadas extorsivas, Shihua Lin y Alejandro Senesoopha, desde el domicilio de los padres de la víctima, proporcionaban la información necesaria para la toma de decisiones”, apuntó el agente fiscal, quien además requirió continuar con la pesquisa para intentar dar con la mujer que sedujo a Wu y “Chiqui”, los dos prófugos que tiene la investigación.
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