Las aguas calmas del río Paraná confundieron al sospechoso. Pensó que también así estaba la causa que alguna vez lo tuvo como involucrado en un cargamento de más de dos toneladas de marihuana que cayó en Puerto Piray hace más de tres años. Sin embargo, apenas pisó suelo argentino, lo estaban esperando, no exactamente familiares ni amigos, sino uniformados de la Prefectura Naval Argentina.La escena sucedió la semana pasada y tuvo lugar en el puerto de Colonia Victoria, diez kilómetros al norte de Eldorado. El apresado, de 33 años, era buscado desde noviembre de 2015, acusado de ser el propietario de una chacra de Mado donde se cargaron 2.429 kilos de “cannabis” a un camión que fue interceptado por Gendarmería Nacional en Puerto Piray.Aquel procedimiento tuvo lugar un año antes. El camionero, domiciliado en su momento en Eldorado, fue condenado el jueves 7 de julio de 2016 por el Tribunal Federal de Posadas. Sin embargo, en la investigación siempre faltó “una pata de la mesa”, que ahora parece estar completa con la captura del prófugo.Un pasajero másFuentes le contaron a PRIMERA EDICIÓN que la detención del prófugo, sobre quien pesaba pedido de captura internacional, tuvo lugar el miércoles 23 de agosto.Nada hacía prever en la tarde de ese día que la habitual tranquilidad del paso entre Colonia Victoria y la localidad paraguaya de Capitán Urbina -unidas por una lancha de bandera del país vecino- iba a verse quebrada por la llegada del acusado, quien simuló ser uno más entre los pasajeros.A la hora de realizar los trámites migratorios -que en el mencionado paso son llevados a cabo por Prefectura- los uniformados descubrieron una circular roja que pesaba sobre el hombre de 33 años, razón por la que el mismo quedó inmediatamente detenido a disposición del magistrado Miguel Ángel Guerrero, titular del Juzgado Federal de Eldorado.Entre mandioca podridaLos motivos de la detención del misionero se remontan al martes 12 de agosto de 2014. Cerca de las 21.15, efectivos del Escuadrón 10 Eldorado de Gendarmería Nacional retuvieron un camión Fiat Iveco que había partido desde Mado hacia el sur con lo que debía ser una carga a granel de mandioca.El hombre de 42 años viajaba con su mujer y la hija de la pareja, menor de edad. Los gendarmes comenzaron a sospechar en razón de irregularidades en los documentos de carga. Y agudizaron los sentidos al notar que la mandioca, que debía viajar a granel, en realidad iba en bolsas. El último detalle antes de la requisa mínima tuvo que ver con que, para colmo de males, la mandioca estaba podrida. La desconfianza de los gendarmes derivó en un control con un perro antinarcóticos, quien reaccionó de manera positiva a la presencia de drogas en dos oportunidades diferentes.El operativo culminó de manera exitosa para las autoridades una vez que extrajeron de entre las bolsas un “ladrillo” de color ocre, cuyo contenido dio positivo para marihuana. La cantidad del estupefaciente fue tanta que el procedimiento debió continuar en el predio del Escuadrón 10, donde finalmente se contabilizaron 2.808 “panes”, por un total de 2.429,091 kilogramos del estupefaciente.El dueño de la chacraLa investigación continuó más allá de aquella noche y las tareas de inteligencia arrojaron datos que cercaron al dueño de la chacra de Mado donde se cargó el Iveco. Sin embargo, cuando las fuerzas fueron a buscarlo, ya no estaba. Fue por eso que la Justicia decretó un pedido de captura internacional sobre sus espaldas el miércoles 25 de noviembre de 2015.La instrucción continuó con un detenido y un prófugo hasta la llegada del juicio oral. Finalmente, el 7 de julio de 2016, el camionero fue condenado en Posadas a la pena de tres años y tres meses de prisión. Terminó alojado en la Unidad Penal 17 del Servicio Penitenciario Federal, en Candelaria, donde cumplió los plazos correspondientes y el 15 de septiembre de ese mismo año recibió el beneficio de la libertad condicional. Cumplirá por completo la sentencia en noviembre próximo.Durante todo este tiempo, el dueño de la chacra estuvo prófugo y, tal como se confirma ahora, se refugió en Paraguay. Desde la vecina orilla vio las aguas quietas y resolvió que era hora de volver. Fue un error garrafal. Ahora él también deberá responder ante la Justicia.
Discussion about this post