La Asociación Filipos tiene una larga tradición en las cárceles de la provincia. Los pastores evangélicos que conforman el ministerio se dedican a caminar los pasillos de las penitenciarías para redimir corazones y llevar, según expresaron, la palabra de Dios. Además, en su sede, se encargan de recibir a aquellos que gozan de libertad condicional o han cumplido su deuda con la sociedad para abrigarlos con techo, cama, comida y contención.Esa labor hizo que hace pocos meses firmaran un convenio con el Ministerio de Desarrollo Social para abrir sus puertas, también, a aquellas personas que tienen a familiares internados en hospitales y no tienen dónde quedarse. A ese trabajo se abocaron pero las necesidades son muchas. En una charla con PRIMERA EDICIÓN los pastores pidieron ayuda a la comunidad y relataron las dificultades de esta nueva etapa. Carlos González, Patricia Kliukas, Leticia Larrea y Olga Alfonso son todos pastores evangélicos y forman parte de Filipos. “Si bien esto empezó hace cuatro meses de manera formal lo venimos haciendo hace muchos años”, señaló Carlos a este Diario. “Filipos se formó hace seis años pero nosotros estamos en estos caminos desde hace mucho”, insistió.“En un principio esto era un refugio. Como nuestro ministerio es carcelario le dábamos tutoría a personas que estaban con algún beneficio como libertad condicional o transitoria y necesitaban una dirección porque no podían volver al hogar por la causa que tenían. Nosotros le dábamos la tutoría y ellos venían. Ese fue el principio”, recordó Leticia.Con el paso del tiempo comenzaron a notar que mucha gente que salía de la cárcel no tenía dónde ir, porque “la sociedad misma los rechaza por su condición de exconvictos”, dijo Leticia. Frente a esa situación de desamparo, “muchas veces reinciden. Entonces, como los conocemos, éste también era un lugar para esas personas”. La sede de Asociación Filipos se encuentra sobre la avenida Uruguay entre las calles Barrufaldi y Pedro Méndez. Tiene 30 habitaciones, baño, una cocina y un pequeño taller. “Pero muchas de esas personas volvieron a la droga o al alcohol, nosotros le ofrecemos el lugar pero somos pastores, hacemos toda la contención espiritual que es lo que muchos de ellos necesitan, pero no somos médicos. La parte terapéutica de un psicólogo, un psiquiatra o un médico no tenemos. Ahí es donde se nos complica y nos vemos involucrados en cosas que no sabemos cómo resolver”, señaló Leticia. Tras el convenioA esta situación se sumó el convenio con el Ministerio de Desarrollo Social para comenzar a albergar a familiares de pacientes internados en hospitales de Posadas que no tienen dónde quedarse. “El día de la firma vinieron autoridades de distintas instituciones que ahora nos derivan a gente”, indicó Leticia.Los pastores destacaron que, debido al convenio, el Ministerio proveyó camas y alimentos, pero no profesionales en salud mental y seguridad, otro de los pedidos. “No tenemos seguridad para que imponga un poco de respeto y no pasen cosas entre la gente que se queda en el refugio. Nosotros no vamos a llamar al Comando para que los lleve presos porque no es esa nuestra función, al contrario, queremos que salgan, se restauren y reinserten en la sociedad”.Sin embargo estas dificultades no limitan su actitud solidaria, al contrario. “Así surgió la idea de poner en los hospitales un cartelito porque hay mucha gente que viene del interior a ver a sus pacientes internados, a veces hasta sin dinero para alimentarse. Ellos necesitan un lugar donde relajarse, descansar unas horas, comer e higienizarse”, contó Leticia. Esto es solo el inicio de un proyecto mucho más ambicioso. La propiedad con la que cuenta la asociación tiene una salida por calle Barrufaldi y la intención es construir en todo el predio un futuro centro de atención integral para personas en situación de vulnerabilidad. “Ese es el proyecto grande”, aseguraron los pastores. A ese proyecto hay que incluir una granja terapéutica destinada a aquellos que “ya se están restaurando y quieren hacer una actividad para sustentarse”, agregaron. La granja está ubicada en el barrio Porvenir II frente a los Oleros, “pero estamos empezando recién”, reconocieron.En la actualidad hay lugar para cerca de 30 personas pero a futuro, y con toda la construcción terminada, puede llegar a albergar a cerca de 700, según indicaron los pastores.“Necesitamos recursos para armar la estructura. Todo eso significa dinero. A medida que vayamos caminando seguramente va a ir creciendo. Estamos en los primeros pasos”, indicaron.Ayuda de la genteEs en su labor diaria donde Filipos más necesita la colaboración de la gente.“Necesitamos cosas como maquinitas de afeitar, papel higiénico, desodorante, jabón, frazadas, calzados, medias, ropa interior, bufandas, gorros y lo que tengan para ayudar, que para nosotros vale muchísimo. Si cada uno colabora con una cosa sería ayudar a mucha gente. Porque son elementos que salen de la asociación como el pago de luz, agua, gas y artículos de limpieza”, indicaron los pastores.Además, una vez por mes en el local de la asociación, se realiza el “Roperazo”, “donde exponemos las ropas donadas y la gente se entera y viene a buscar la suya”, señalaron. Los interesados en ayudar a Filipos comunicarse al (0376) 154737886 y también al 4421082. “Todo sirve, la necesidad es mucha”, cerraron.
Discussion about this post