Es el juez de Paz de Campo Grande y conquistó a todos con su honestidad y sencillez.Informal y relajado, lejos de los trajes impecables que lo llevan al Juzgado cada mañana y en proceso de jubilarse, el juez de Paz de este municipio, Oscar Silverio Coco Mendieta, una persona muy querida por la comunidad, padre, hermano, abuelo, amigo de muchos y un gran defensor de las causas justas, recibió a Ko`ape.
Mendieta tiene 74 años, nació en San José, en el Paraje 70. Hijo de Severino Mendieta y Rufina Ruiz Díaz. El 1 de junio de 1961 se casó con Elsa Cruz, su sostén principal, compañera de la vida y de los mejores momentos. Fruto de ese amor nacieron sus tres hijos, Yiyi del Carmen, Norma Beatriz y César Oscar Mendieta, quienes le dieron ya seis nietos.
Con apenas 24 años se incorporó a la Justicia y cumplió recientemente cincuenta años de ejercicio de la profesión en el Poder Judicial de Campo Grande.
En el corazón de la comunidad
Ingresó el 1 de septiembre de 1967 como secretario y, tras una larga carrera asumió como juez.
La función del juez es muy importante, porque actúa de mediador, es el que busca la mejor forma de conciliar a las partes, ya sea por problemas cotidianos de vecinos, por una línea, por problemas de animales, porque le cortó una planta o por cuestiones familiares. Se la llama Justicia de Paz porque busca la forma de conciliar y mantener la calma de un lugar, comentó.
Mendieta aclaró además que no es abogado, porque en aquel entonces el reglamento del Poder Judicial exigía, para el cargo del Juzgado de tercera categoría, título de la escuela primaria y aprobar una serie de exámenes. Hoy en día se requiere el título de abogado como requisito fundamental. Sobre todo en los juzgados de primera y segunda categoría.
Servir, por sobre todo
Con tantos años ejerciendo esta profesión puedo decir que viví momentos difíciles, pero otros muy lindos y gratificantes. El trabajo de un juez de pueblo, tanto mío como de otros colegas, es difícil, principalmente porque tenemos una relación muy cercana con nuestra gente, reflexionó.
“Es muy complicado cuando debes proceder con un amigo, con personas que apreciás y querés, pero esa era mi función y yo debía cumplir. Supe siempre separar lo afectivo de lo laboral. En algunas oportunidades mandé presos a amigos y esa parte es dura y dolorosa, contó muy emocionado.
Otras de las cosas muy difíciles son los problemas de pareja, cuando no llegaban a un acuerdo y los hijos sufren mucho. Busqué siempre la forma de que ese vínculo no se rompa y se mantenga. Muchas veces lo he logrado con satisfacción después de largas entrevistas y charlas en mi despacho, remarcó.
Mendieta conoce mucho el pueblo, al indagar sobre cómo lo ve en la actualidad, asegura que creció muchísimo, no sé si en la medida que tendría que ser, a pesar de tener un intendente joven y con poca experiencia en la función hizo muchas cosas, es una persona que tiene intenciones por lo menos de escuchar las necesidades o propuestas de la comunidad y eso ya es positivo, analizó el juez.
Primero, el ejemplo
Y aprovechó la oportunidad para dejar un mensaje a los jóvenes profesionales, que siempre sean respetuosos en la función en la que les toque desempeñarse. Que no se olviden que ellos también son el ejemplo de otras generaciones venideras. Solo con el buen ejemplo podemos enseñar, no hay otra alternativa.
Tengo la tranquilidad de que lo que hice durante todos estos años fue con mucha responsabilidad. Nunca utilicé mi cargo para sacar alguna ventaja. Tal es así que la mayoría me llama por mi apodo, Coco, porque quizás, tal vez, ni mi nombre sepan y a mí eso siempre me gustó, humildad y la sencillez para tratar con las personas, finalizó.
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