A solo veinte minutos de las Cataratas del Iguazú y a escasos metros de la ruta nacional 12, en la aldea Guapoy, vive Rita, una pequeña que se aferró a la vida contra todos los pronósticos, porque decidió llegar a este mundo tras pasar solo veinte semanas en el vientre de su mamá.
Rita necesita muchísimos cuidados extra, una vivienda en buenas condiciones y una alimentación balanceada, son fundamentales y sus papás solo pueden lograrlo con la ayuda de manos solidarias.
Renata Benítez y Elías Sayas, a pesar de su juventud, pasaron cuatro meses en Neonatología, en el Parque de la Salud en Posadas, y otros seis más en el SAMIC de Eldorado, hasta que finalmente la pequeñita recibió el alta.
La pasamos mal, hubo momentos en que no teníamos nada, dependíamos de ayuda para dormir en algún lado, sino nos quedábamos en la plaza o en el patio del hospital, pero lo más difícil de sobrellevar era cuando ella se ponía peor, fueron días muy difíciles, recordó Elías y observó que aunque Rita tiene ya quince meses, parece un bebé más chiquito.
Además, reconoció que mediante un poco de ayuda lograron tener una casita, pequeña, con un baño instalado, pero necesitamos materiales para hacer un piso, donde ella juegue, para que no salga afuera, tiene un andador, con el que anda por ahí, pero queremos que tenga un espacio mejor, porque no la podemos sacar al frío, cualquier viento frío le afecta para respirar, tiene mucha tos, se agita, sus pulmoncitos no están bien, contó y añadió que el cielorraso también es otra necesidad, porque la madera permitiría aislar el calor y el frío que desprende la chapa.
Según Elías, Rita recibe todos los controles médicos que necesita, incluso remarcó que viajan a Posadas más de una vez al mes para que ella reciba atención, y que su peso es bajo, ronda los siete u ocho kilos, pero va avanzando despacio.
SanCor Bebé 3 es la leche que recomiendan a Rita, alimento indispensable para la vida de cualquier pequeño que ya no llega a la tierra colorada desde la Nación y el Estado provincial no alcanza a cubrir la demanda.
Enriquito también vive en la aldea, tiene ocho años, al igual que Rita, nació prematuro y las secuelas fueron graves, no puede caminar, no habla, no escucha bien, anda como un animalito, de cuatro patas, describió su papá, Salustiano Benítez, a este diario en alguna oportunidad. A él se suma Axel, de menos de dos años, quien también necesita tratamiento y leche especial todos los meses.
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