La mitad no tiene familiares a quienes recurrir y denunciaron que les quitaron las tarjetas de débito con las que cobraban un haber previsional. Subsisten por la ayuda de dos cuidadoras a las que les deben los sueldos. A pocas cuadras del centro capitalino, cinco abuelos alojados en un hogar de dudosa constitución fueron engañados y dejados a la deriva, junto a otros seis ancianos más, según consta en una exposición policial radicada por sus cuidadoras.
Esta situación recién tomó estado público ayer, luego de que tres empleadas de dicho hogar, ubicado en la calle Félix Aguirre 1634, decidieron contar el dramático momento que atraviesan.
Al parecer, los propietarios y a la vez apoderados de cinco personas sin familiares cercanos o tutores a cargo; utilizaron sus tarjetas de débito, cobraron sus respectivos sueldos -correspondientes a pensiones y jubilaciones- y desaparecieron en el transcurso de la semana pasada, sin dejar rastro alguno.
Tamara, Rosa y Karina, empleadas del hogar, contaron ayer lo sucedido ante las autoridades policiales y mostraron su desesperación y desamparo ante tamaña situación.
Relataron que en dicho establecimiento conviven un total de once personas. Los cinco abuelos a los que se les sustrajo sus tarjetas de débito y seis más que sí poseen familiares cercanos y cobran por sus propios medios o a través de sus allegados.
Sin nombre alguno
Este albergue, al cual no se le conoce ni el nombre, al parecer y por boca de los residentes estaba a cargo de dos personas de nombres Mirian y Rubén, de los cuales se desconoce su paradero desde el pasado 18 de abril. Desde ese día, y en un loable acto de caridad y solidaridad, Rosa, Tamara y Karina siguen cuidando a estos ancianos dándoles de comer, bañándolos y otorgándoles a cada uno sus medicinas.
María Bonifacia, Marilyn, Marcelino, Miguel y Gilberto son los cinco abuelos que este mes no vieron un peso de sus haberes. Ellos están en la incertidumbre de saber qué pasó con su dinero, al igual que las empleadas que no saben cómo van a cobrar este mes.
A la espera de ayuda
Ayer se presentó en el lugar la directora general de la Defensoría del Pueblo, Patricia Figueredo quien, junto a un grupo de colaboradores, se interiorizó de la situación y adelantó que articulará los pasos legales para ayudar a los ancianos y las empleadas de este hogar, especialmente un techo donde seguir viviendo.
Mientras tanto, necesitan alimentos, asistencia sanitaria y toda ayuda para seguir subsistiendo.
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