Hace cuatro años, se aprobó una ordenanza para la instalación de resguardos en las paradas de colectivos, pero nunca se concretó. Ahora, otro proyecto del Concejo busca que el Ejecutivo lleve adelante la tarea. Ya pasaron cuatro años desde que se sancionó en esta ciudad una ordenanza que designó las paradas de colectivos urbanos de pasajeros y estableció un modelo de refugios para los usuarios; sin embargo, hasta ahora hay un solo resguardo instalado.
El proyecto de ordenanza lo había presentado la Cámara de Comercio, Industria y Turismo local, que había sido también la encargada de buscar adherentes para que financien ese mobiliario. Luego el Municipio se hizo cargo y todo quedó paralizado.
Además, va en aumento la demanda del servicio urbano. Es que San Vicente se extiende hacia la periferia, cada vez más lejos del epicentro urbano, de los colegios, escuelas y dependencias públicas. Así, más familias se radican en los conglomerados nuevos que surgen en forma desordenada y requieren el servicio del transporte público para llegar al centro de la ciudad. La espera se hace inevitablemente a la intemperie o bajo el toldo de algún comercio cercano.
Proyecto reflotado
En este contexto, el último lunes tomó estado deliberativo una iniciativa para que el Ejecutivo construya -o busque la forma de colocar- los esperados resguardos en las paradas de colectivos.
El autor del proyecto es el edil Víctor Núñez, del Frente Renovador, quien presentó un mapa señalando algunas de las paradas más utilizadas por los usuarios del transporte. Allí no hay dónde resguardarse de la lluvia, el sol o las bajas temperaturas.
Antecedentes
Se reflota así la ordenanza aprobada en 2014 que designó las paradas del servicio urbano de pasajeros en la zona céntrica de San Vicente y en los barrios más cercanos, y en la que incluso se estableció un modelo de construcción de los resguardos. Esa normativa designó a la Cámara de Comercio Industria y Turismo encargada de buscar, entre sus socios, financiamiento para las construcciones, a cambio de publicidad en ellas.
Pasaron cuatro años y sólo se construyó un resguardo para los pasajeros del servicio urbano de transporte, en la avenida Libertador, que fue el modelo que mandó a hacer en su momento la Cámara de Comercio, como ejemplo de lo que serían las demás.
Cuando se aprobó la norma, la misma Cámara había pedido ser designada para tener a su cargo la instalación de los refugios. El tiempo pasó y, como los mercantiles no consiguieron quiénes financiaran las paradas, dejó de nuevo en manos del Ejecutivo municipal la tarea.
Pero lamentablemente esto tampoco prosperó. Sólo en algunos barrios alejados del centro los vecinos, nucleados en comisiones barriales, instalaron o consiguieron que algún comerciante financie la construcción de resguardos para los vecinos de su zona. En la parte céntrica de San Vicente, todo sigue igual.
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