Es la primera directora técnica en entrenar a un equipo femenino, en Posadas. Está al frente de 45 mujeres, de entre 17 y 31 años. Al campo lo fui conquistando desde niña, cuando venía con mis hermanos, afirmó Para Silvia Meza el fútbol es parte de su vida. Directa y segura de sus convicciones, la primera DT mujer de fútbol de Posadas, dirige en Guaraní al flamante equipo femenino.
Silvia está al frente de un equipo de 45 mujeres, de entre 17 y 31 años. Y su meta es participar en la Liga Posadeña de Fútbol como lo hacen los grandes clubes con varones porque apuntamos a que la competencia sea a nivel liga y para eso se requiere de cuatro clubes. Y hoy es Guaraní el que da el primer paso.
En la cancha es la líder que coordina el juego con el que potencia a las demás. Para poder llegar allí tuvo que pasar por una conversión de botinera a directora técnica, resume.
En un terreno que por décadas fue considerado exclusivo de hombres Silvia deja en claro que no es así y explica las mujeres lo fuimos conquistando porque comenzamos yendo a la cancha a ver jugar a los hermanos varones, esposos o hijos. De hecho ella fue conquistada por el deporte cuando iba a la cancha a ver a sus dos hermanos, siendo la única niña de la familia alentaba al equipo en el que sus hermanos jugaban.
Pero el fútbol no solo le dio una pasión también un amor con el cual formó su propia familia porque en el equipo donde jugaban mis hermanos estaba mi esposo, eran amigos. Es decir, con mi marido nos conocemos desde hace 29 años, toda una vida.
Su esposo, Ariel Holz jugó como profesional y Silvia siempre lo acompañó era ir a ver los partidos en la cancha con panza, después con los bebés a cuestas. Yo era una botinera.
Incluso recorrió distintos puntos de la provincia y del país porque la familia lo acompañaba, siempre presentes. Con el tiempo ese deporte dejó de ser una simple actividad física, era mucho más: un vínculo de comunión y familia nos unimos por una pasión en común que es el fútbol.
De este modo, Silvia siempre estuvo en la cancha pero como espectadora. Un día ese rol cambió, en 2012 durante un homenaje a su suegro, la pareja fundó una escuela de fútbol donde se inscribieron 50 niños, ella y su esposo eran los directores técnicos.
El establecimiento funcionó hasta 2016 y cerramos porque nos mudamos y a los chicos les costaba ir, les quedaba lejos.
Poco después llegó la propuesta desde el Club Guaraní de fundar un equipo de fútbol para mujeres y convocaron a varias personas pero pensaron que sería interesante si estaba una mujer. De ser botinera me convertí en la compañera de trabajo de mi esposo.
Para ella se trata de un verdadero desafío y la posibilidad de concretar los sueños. Son metas por las que hay que ser valientes y no tener límites. Pero advierte: si llegás, sí cumplís tus objetivos no pierdas la humildad, es la única verdadera sabiduría, el verdadero éxito real.
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