La película de Boca Juniors, estrenada recientemente, cuenta una historia aleccionadora: Carlos Tevez relata en primera persona el triste destino de uno de sus mejores amigos. Ambos crecidos en el Fuerte Apache, uno se dedicó al deporte y otro cayó en el mundo de las drogas. Se vieron por última vez en un asado despedida que le realizaban a Tevez, antes de que éste partiera rumbo a un Sudamericano Sub-17. Carlitos recuerda haberle dado un abrazo al que alguna vez fue su mejor amigo, convencido de que sería la última vez que lo vería. Durante el viaje se enteró que ese amigo había sido abatido por la policía en un intento de robo. Su adicción lo había consumido mientras el otro iniciaba un largo camino al éxito. En esa fuerte historia está clara la dicotomía entre el deporte y la droga. Entre elegir el futuro y perderlo. “El deporte ayuda a la excelencia del cuerpo, porque éste es la herramienta del deportista. Además, lo lleva a juntarse con chicos que están en la misma situación, a tener espíritu de grupo, a ser solidario. Todo lo contrario de lo que lo lleva a la droga”, explicó a PRIMERA EDICIÓN, Oscar Mangione, doctor en psicología y profesional que trabaja día a día con el plantel del Club Atlético River Plate. Visitó Misiones junto al reconocido periodista deportivo Juan Carlos “Toti” Pasman, para brindar una charla sobre “Los medios y la psicología como prevención de adicciones en el deporte” en el marco del Programa “Contra las drogas estamos todos”, organizado por la Fundación Ideas en Movimiento. “Si pudiéramos resumir la problemática de las adicciones podríamos decir que el ser humano tiene una pluralidad de intereses: el trabajo, el arte, la familia, el amor, el juego, la sociabilidad, la pintura, la política o el deporte. Cuando aparece una adicción, ese enorme abanico que enriquece a cualquier ser humano se cierra sobre el único objeto que lo captura: su adicción. Hay un empobrecimiento del ser humano”, consideró el profesional.Mangione reconoció que pese a su trayectoria y experiencia, aún le duelen los padres que llegan al consultorio preocupados por el futuro de sus hijos, caídos en las garras de las drogas. “Uno tiene que enfrentar esa angustia de la familia y devolverle a esa persona que ha sido capturada por un objeto único que lo destruye. Hay que hacerle recuperar el mundo a esa persona, devolverle el interés en este lugar tan rico que nos rodea y que todos disfrutamos y que para ellos sólo tiene que ver con la adicción. Entonces, uno empieza a desconocer a la persona que alguna vez fue su ser querido”, señaló el doctor en psicología. “Tenemos que tomar conciencia que estamos frente a una enfermedad que no es virósica o bacteriana como estamos acostumbrados a combatir los profesionales de la salud, pero es muy potente y muy difícil de erradicar”, explicó Mangione. Las principal opción para combatirla, según el profesional, es la prevención. “La adicción lo toma al chico en un momento de su vida donde, si no tiene preparación previa, se encuentra muy expuesto. El chico que sabe, que fue instruido, tiene herramientas para enfrentar y decir que no a esa tentación que suele aparecer por una circunstancia pueril y después le determina la vida. Es fundamental la prevención”, cerró.Apoyo al Centro “San Expedito”La campaña “Contra las drogas…” se organizó en apoyo a la creación de un centro de rehabilitación de las adicciones que se encontrará en el municipio de Mojón Grande. El proyecto, realizado por la Fundación Ideas en Movimiento, está aprobado. “Se pidió la financiación a nivel nacional para la construcción, lo haremos en 25 hectáreas que nos ha brindado el intendente de Mojón Grande”, explicó Carlos Figueredo, presidente de la fundación a PRIMERA EDICIÓN. “Le pedimos a la Nación que sea quien nos construya el centro de rehabilitación. Lo que falta es que digan que nos depositaron la plata y podremos comenzar con el proyecto”, reconoció Figueredo. El centro tendrá diferentes áreas destinadas a la rehabilitación de personas adictas: entre ellas, una sala ambulatoria, una guardia de emergencias, administración, internación y farmacia. Además, contará con una importante área de formación donde habrá talleres de música, peluquería y cosmetología, informática, pintura, carpintería, herrería, panadería, granja, vivero de frutas, horticultura, corrales de animales y piscicultura. “La idea es que sea un lugar para recuperar chicos adictos pero que la población del mismo lo pueda ocupar también”, indicó el presidente de la Fundación. “Creo que no dimensionamos lo que se está por hacer. Estoy en condiciones de decir que no hay en el país un proyecto como éste, ni nada que esté funcionando siquiera parecido”, dijo Oscar Mangione, quien ha trabajado en centros similares de recuperación. José María Arrúa expresó un deseo:?“Ojalá que nunca esté lleno este centro, ojalá que quede grande. Porque tenemos que trabajar en la prevención, para que los chicos no caigan en las drogas. Tenemos que trabajar por las nuevas generaciones”.
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