La segunda jornada del juicio a los “narcopolicías” tuvo un sólo protagonista: el silencio. Los seis imputados que restaban por comparecer ante el estrado resolvieron abstenerse ayer, en la continuidad del debate que busca establecer responsabilidades por el insólito robo de casi una tonelada de marihuana de la comisaría de Puerto Rico.Salvo el oficial Miguel Dionisio Rojas (31), que hace exactamente una semana rompió el silencio y dijo ser víctima de una “cama”, los otros seis acusados pasaron ante el Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Posadas y, de a uno, rechazaron la posibilidad de declarar. Podrán hacerlo más adelante, sin que esta primera negativa afecte la presunción de inocencia.Sin embargo, ante las abstenciones, se dio lectura por secretaría de las indagatorias a las que cada uno fue sometido en la instrucción de la causa. Esos documentos plasmaron en parte la versión que cada uno tiene de lo que sucedió, según pudo atestiguar PRIMERA EDICIÓN.Abstenciones al por mayorEl martes 1, en el inicio del juicio, Rojas había dicho que sus pretensiones profesionales le jugaron una mala pasada. Aseguró haber sido víctima de una “cama” por parte de quien al momento fuera jefe de la Unidad Regional IV, quien le había prometido un ascenso si lograba hacer caer a un presunto comprador de marihuana haciéndose pasar por vendedor. Con ese argumento intentó explicar qué hacía con más de cien kilos de esa droga en su automóvil, el lunes 3 de septiembre de 2012, cuando fue detenido por efectivos de la Prefectura cerca de Jardín América.Este lunes, en el reinicio del debate, otro Rojas fue el primero en sentarse en el banquillo. Diego (32), alias “Mosquito”, el albañil acusado de actuar de nexo entre vendedor y comprador, se llamó a silencio. Marcado por una condena previa de cuatro años por narcotráfico, en 2012 reconoció haber estado en el vehículo con el oficial Rojas -de quien no es pariente- pero dijo no saber de qué se trataba y aseguró haber escapado cuando vio que eran rodeados por los prefecturianos.Más tarde pasaron ante el micrófono los expolicías Oscar Javier Merlos (36), Pedro Fernando Betancur (34) y Aníbal Sergio Benítez (34), quienes se desempeñaban en la guardia de la comisaría Primera de Puerto Rico y, coincidentemente, también se abstuvieron.La historia que los tres exuniformados -fueron pasados a retiro obligatorio- virtieron en la instrucción de la causa, hace ya dos años, fue coincidente. Aseguraron que el oficial Rojas intentó comunicarse con ellos horas antes de su detención para preguntarles si se animaban a extraer parte de las cuatro toneladas que “descansaban” en la sala de armas de la dependencia, pero que hicieron caso omiso a la riesgosa invitación.Posteriormente compareció el subcomisario Milciades Benítez (43), subjefe pero en aquel momento a cargo de la comisaría de Puerto Rico, quien actualmente sigue activo y se desempeña en una dependencia del Alto Paraná. Benítez también se abstuvo y ratificó lo que declaró en julio de 2013, cuando aseguró que “mientras yo estuve ese depósito nunca se abrió”, tras lo cual indicó que el único que tenía las llaves de ese lugar era el comisario Sergio Inocencio Esquivel (48), quien al momento del robo se encontraba de licencia.Esquivel fue llamado a estrados en el turno siguiente. Vestido con el uniforme de la Policía provincial, resolvió abstenerse y ratificó el relato que brindó ante el Juzgado Federal de Eldorado el mismo día que Benítez. “El único que tenía llave era yo, pero personal infiel y desleal pergeñó la manera de acceder”, había dicho en 2013. Y aunque se abstuvo, los jueces le consultaron si era usual, como había dicho el oficial Rojas, la realización de procedimientos secretos. “Nunca vi que se hicieran, no me tocó en ninguna oportunidad”, respondió.
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