El vandalismo llegó a tal punto que tuvieron que retirar la imagen de la Virgen traída especialmente desde Caacupé, cerca de Asunción, para que no termine reducida a añicos como los demás componentes de la construcción. Josefa y Cecilia manifestaron su indignación por lo sucedido y contaron que el movimiento comenzó hace 19 años cuando empezaron a rezar entre los vecinos, visitando casa por casa a cada uno de los pobladores. Después surgió la idea de comprar un predio y lo hicieron con mucho sacrificio. Enseguida un vecino de apellido Lan, les cedió otro terreno. Luego viajaron al santuario paraguayo para traer la imagen que se colocó en el oratorio.Esta comunidad pertenece a la parroquia San Miguel y hasta aquí llegan sus sacerdotes para oficiar la santa misa. También hay primera comunión, bautismos y otras actividades que se desarrollan en una iglesia. “El problema es que no podemos tener nada allí por el vandalismo que existe en el barrio. Hay muchos chicos que se drogan y no podemos hacer nada porque es un predio abierto. No podemos conseguir fondos para cerrarlo porque a esta altura hay escasa colaboración de los vecinos ya que todos están cansados de contribuir y que al poco tiempo todo se destruya”, contaron. Las vecinas aseguraron que tuvieron que "retirar a la virgencita de su altar porque rompieron los vidrios y tenemos miedo que nos saquen también a ella”. Del salón se llevaron las garrafas, las cosas del baño, y los utensilios con los que preparaban la leche para los chicos que por la tarde asistían al oratorio.“Nos robaron todo. Habíamos colocado rejas pero las rompieron. Se llevaron el inodoro, la pileta, el juego de baño completo. Si colocamos candado, lo destrozan. Nos cortaron y robaron los cables que proveen de energía eléctrica. Ya no sabemos más que hacer. Hacemos denuncias pero es como que no hiciéramos nada”, se quejaron las mujeres de la comunidad, cuya jurisdicción pertenece a la Comisaria Décimosegunda. Explicaron que la ermita se encuentra adelante y que en la parte posterior hay un salón grande “que usamos de capilla, en la que hay actividades como en cualquier iglesia. Se festejan los 15, comunión, bautismos, lo que todavía no hubo fueron casamientos. Es un lugar de reunión”. Por estos días siguen pidiendo colaboraciones porque “con las actividades que hacemos, las rifas, estamos tapando lo que los chorros rompen. Hasta el techo nos levantaron con una pata de cabra. Son 19 años de trabajo y entusiasmo tirados por la borda”. De todos modos, son pocos los pobladores que siguen luchando por esta causa. Los demás ya están desanimados porque todo lo que compran o reponen, es en vano.
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