“Escapando” de la obligación de tener que pagar mes a mes el alquiler, por no llegar con la plata ni para cubrir necesidades básicas, unas treinta familias de bajo recursos socioeconómicos, residentes en este municipio, iniciaron una dramática ocupación de terrenos que pertenecen al Instituto Provincial de Desarrollo Habitacional (Iprodha). “Vine con mis seis hijos más chicos. No tengo donde ir, mi marido es una persona mala, me maltrata, estoy toda golpeada. Mi hermano me ayudó a armar la casita. Cobro el plan madre de siete hijos, con eso yo me arreglo. Mis hijos van a la escuela. Sólo quiero un lugar donde vivir tranquila”, confesó a PRIMERA EDICIÓN María (40), madre de nueve hijos, quien aseguró haberse instalado en el lugar “escapando de la violencia de mi marido”.La situación de las familias ocupantes es de absoluta precariedad. La mayoría son numerosas, con niños pequeños a cargo, llevados por sus madres a habitar terrenos desolados sin comprender mucho lo que ocurre. A medida que la gente fue llegando al lugar, los espacios se fueron delimitando con cables o sogas. Sin agua y energía eléctrica, soportan la falta de esos servicios básicos con el fin de tener un lugar donde asentarse. Algunos vienen escapando a la obligación de pagar alquiler, otros de tener que vivir hacinados con otros familiares. “Yo sólo quiero mi casa, un lugar donde vivir con mis hijos. Si no es de esta manera es imposible para nosotros comprar un terreno, construir una casita”, señaló Patricia, quien desea vivir sola con sus cinco hijos y por ahora marcó el terreno y levantó un inestable toldo. “Vivía con mi mamá, pero somos muchos. Me voy a quedar acá hasta que pueda levantar una casita, estoy buscando ayuda. A la noche mando a mis hijos a la casa de mi mamá en San Miguel. Pero no quiero irme, quiero mi casita. El viernes vino la Policía y nos reunió a todos y nos dijo que teníamos una hora para irnos, pero nadie se fue”, agregó.Fenómeno en crecimientoOberá no es la excepción en los municipios misioneros aquejados por la problemática de la falta de viviendas, en especial dirigidas a la población socioeconómica vulnerable. Al igual que otras capitales de Misiones, la ciudad se está dualizando mediante un desplazamiento que es a primera vista imperceptible. La ocupación se va dando en aquellos cinturones de conjuntos habitacionales precarios en los espacios periféricos. En este nuevo caso, las tierras ocupadas están aledañas a un barrio en construcción, entre el barrio Kindgren y el 180 Viviendas. De hecho se trata de un sector que está siendo ocupado hace varios meses. Aunque el movimiento y traslado masivo se produjo en los últimos días. “Yo estoy hace mucho y no voy a salir. Estaba alquilando pero si pago el alquiler no puedo mantener a mis hijos. Tengo tanque para el agua que carga el camión municipal, pero ahora vamos a ver si podemos conseguir uno grande”.
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