Siempre existió la relación “sin compromiso” o “libre”. Sin embargo cabe reflexionar que cada vez que estamos con alguien, hay un compromiso básico más allá de la etiqueta que tenga esa relación. Cada encuentro con “otro” –en cualquier tipo de relación- es un reunión con uno mismo y posee un compromiso intrínseco de respeto y amor que implica escucharse, brindarse-darse y valorarse. Cuando no podemos vivir esto, no somos libres en absoluto. Más bien lo opuesto, estamos atados al miedo.Miedo a que nos conozcan y que detecten nuestro corazón dolido. Miedo a mostrar nuestras máscaras, esas que nos ponemos para aparentar lo que queremos que vean.Miedo a que se den cuenta de “eso” de lo que aún no nos hicimos cargo.Miedo de los límites que todavía queremos seguir negando.Miedo –en definitiva- de nuestra imposibilidad de comprometernos con los sentimientos de nuestra personalidad -carente y urgente de amor-, que nos negamos a través estas relaciones llamadas “libres”.Una relación donde no hay compromiso, nunca puede ser libre sino más bien es un destrato que nos hacemos “sin darnos cuenta”, sin tener consciencia del dolor inmenso que nos producimos y que además compartimos.En estas relaciones es evidente que carecemos de autoestima, que no nos auto-valoramos y tampoco a quien tenemos enfrente. Así vivimos la desdicha, la insatisfacción y la falta de Amor, bajo el supuesto sello de “libertad”.Nadie es víctima de nadie, sino de nosotros mismos, de nuestra negación a comprometernos y responsabilizarnos con el Amor.Una relación sin compromiso nunca es libre, pues un ser libre es Quien se conoce, se respeta y valora… características que extiende a todo “otro” con quien se encuentra. Son dos, atados al dolor de no poder “verse”, ver… lo que son en realidad.Del Facebook de Alicia Orfila.
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