Carlos Fayt dejará el 11 de diciembre próximo la Corte Suprema de Justicia de la Nación, solo diez días antes de cumplir 32 años como juez del máximo tribunal, desde donde intervino en las causas más resonantes a partir del mismo regreso de la democracia.Fayt fue el único integrante de la Corte que sobrevivió tantos años en esos estrados: fue nombrado el 21 de diciembre de 1983, en el amanecer del gobierno de Raúl Alfonsín. Superó con estoicismo a la llamada “mayoría automática” de la Corte menemista y enfrentó los embates del kircherismo en los últimos meses, cuando desde la Comisión Bicameral parlamentaria el oficialismo impulsó una investigación para evaluar su aptitud psicofísica.El decano de los jueces de la Corte nació en Salta el 1 de febrero de 1918, en el seno de una familia tradicional católica, y tras cursar sus primeros estudios ingresó en la carrera de Derecho, donde hizo una tesis con críticas a la reforma de la Constitución Nacional que se hizo en 1949, durante el gobierno de Juan Domingo Perón.De ideas socialistas, Fayt integró numerosas entidades de abogados, mientras escribía libros y daba clases. Pero el 21 de diciembre de 1983, ya con la democracia reinstaurada, le llegó la oportunidad de convertirse en uno de los jueces de la Corte.En una entrevista con el diario La Nación, Fayt recordó: “En los 60, Arturo Illia, a través de un ministro, me había ofrecido ser presidente de la Corte, pero alguien me dijo que debía aceptar públicamente la ampliación del número de jueces. Rechacé la oferta y, como presidente de la Asociación de Abogados, saqué una resolución en contra. Obviamente, no fui nombrado”.“Pero durante el último gobierno militar volví a tomar contacto con hombres del radicalismo por casualidad. Nunca acepté la guerrilla, pero junto con Raúl Alfonsín y (Carlos) Alconada Aramburu presenté muchos hábeas corpus en favor de los detenidos. Entonces, cuando asumió Alfonsín, Alconada Aramburú me pidió que aceptara ir a la Corte”, amplió.Así lo hizo, y desde el máximo tribunal votó en favor de la implementación del divorcio y falló en causas claves para la libertad de prensa, al hablar de la doctrina de la real malicia. Con la llegada del menemismo al poder, la Corte Suprema se amplió y Fayt se opuso, por ejemplo, a la privatización de Aerolíneas Argentinas.Según se ventiló recientemente, al juez se le había ofrecido entonces una pensión vitalicia a cambio de irse a su casa, pero el magistrado decidió continuar en el tribunal, impidiendo la posibilidad de que el menemismo ampliara esa “mayoría automática”.En agosto de 1999 la Corte misma falló a favor de Fayt al declarar “nulo” el último párrafo del artículo 99 inciso cuarto de la Constitución Nacional sancionada en 1994, que establecía que los jueces del ámbito nacional no podían permanecer en sus cargos una vez cumplidos los 75 años. Fayt, que ya tenía 81 años y por lo tanto se encontraba excedido en edad, consiguió así lo que, para el kirchnerismo, fue su estadía a perpetuidad en la Corte Suprema.Ahora, el veterano magistrado consiguió su objetivo, tras esquivar todos los embates “K”. Y como si fuera poco, y fiel a su estilo, se retira con una despedida política. Dejará el cargo un día después de quien quiso voltearlo en el último tiempo: la presidenta Cristina Fernández.
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