“Notamos un aumento en las consultas por contracturas en los últimos años, sobre todo por las malas posturas adoptadas por la tecnología como los celulares, tabletas y computadoras portátiles, que predisponen a la mayor afectación de las distintas cadenas musculares”, explicó Gonzalo Yamauchi Quintian, fundador de la Asociación Latinoamericana de Medicina Músculo-Esquelética (Laom) a la agencia de noticias Télam.“La inflamación es la primera respuesta del cuerpo en la reparación de lesiones músculo-tendinosas, por lo que inhibirla usando antiinflamatorios como diclofenac o ibuprofeno produce disminución del dolor pero también conlleva a que esas lesiones se prolonguen en el tiempo o se transformen en crónicas”, señalaron desde Laom. Recomiendan recurrir a relajantes musculares, elongación o masajes.“Si no se tratan esas contracturas o ‘síndromes miofasciales’ se ve afectada la calidad de vida y el descanso de las personas. Además con el tiempo un músculo acortado puede generar patología en los tendones, por ejemplo, una contractura de los trapecios puede ocasionar dolores de cabeza”, advirtió Yamauchi Quintian.“Una contractura es una parte del músculo que padece un acortamiento que llamamos banda tensa, por eso cuando nos tocamos sentimos mucha tensión y dureza, que habitualmente es dolorosa. Dentro de la contractura existe un punto gatillo, que es el centro de máximo dolor del acortamiento muscular”, apuntó el especialista.
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