A casi una semana del incendio del Supermercado “El Cóndor” de Oberá, el humo y el calor que despide la estructura se sienten en las inmediaciones del predio.Una guardia permanente de agentes dependientes de la Unidad Regional II de Policía se asegura que los curiosos no se acerquen demasiado a los escombros y el armazón del importante comercio que mantiene una alta temperatura y en peligro de derrumbe.Los Bomberos Voluntarios ya culminaron su trabajo: “Nuestra tarea ha finalizado, pero es común que el humo siga saliendo. Ahora quedó en manos de la empresa. Yo hablé con los dueños, si hace falta vamos a volver, quedamos a disposición”, explicó el jefe del Cuerpo Activo de Bomberos Voluntarios, Marcelo Sedoff.Según manifestó el servidor, lo único que se puede hacer es remover los escombros y mojar, pero el peligro de derrumbe impide el ingreso. “Sigue quemando, por eso es imposible apagar. Remover y mojar sería la solución, pero no se puede entrar. Igual no hay peligro de expansión. Lo único que puede traer riesgo es que el humo se intensifique, vaya sobre la ruta y disminuya la visibilidad”.La lluvia del fin de semana se extendió por varias horas, tanto el sábado como el domingo, de todas maneras el fuego no se extinguió completamente y el viento reaviva los pequeños focos. “Es como para que tomemos magnitud del siniestro y de que era imposible detenerlo. Con toda la lluvia sigue ardiendo. Lo importante es que no hay posibilidades de expansión o propagación de llamas”, completó Sedoff.Por su parte, Ángel Romero, secretario general de la Asociación de Empleados de Comercio de Oberá, Aeco, afirmó que la entidad se puso a disposición de los dueños y de sus afiliados. “Les comunicamos que estamos a disposición de los empleados de comercio. Los 127 trabajadores afiliados, que se queden tranquilos, los dueños manifestaron que por ahora van a pagar medio sueldo. Veremos cómo vamos resolviendo cada caso. El abogado de los empresarios dijo que van a seguir en el rubro y que no dejarán a nadie en la calle”.Habitante de vivienda aledaña aguarda atenciónElías Méndez vivía con su esposa y tres hijos en la única vivienda pegada al supermercado. La pared lateral cedió por el siniestro y cayó sobre el techo de la casa. “Ese día vimos el humo, escuchamos las explosiones, nos desesperamos y logramos sacar las cosas. La gente nos ayudó, pero en el apuro algunas cosas se rompieron”, relató a PRIMERA EDICIÓN. “El garaje tocaba la pared del supermercado. Tenía el auto de un familiar, con la angustia no encontraba las llaves. Todo nos superó. Por suerte llegó un amigo que sabía que vivíamos tan cerca y me ofreció llevar mis cosas a su casa. Ahí estamos con mi familia, pero no sé por cuánto tiempo”, indicó.Hasta el momento no se acercó ninguna persona a ver su situación. “Estoy esperando que alguien venga, necesito un techo. No quise molestar esperando a que pasen unos días pero ya me preocupa, mi familia está incómoda, además el préstamo es hasta que solucione la situación”, indicó.La vivienda afectada pertenece al propietario de un taller de trituradora de piedra con el que Elías Méndez trabaja hace diez años. Para cumplir la tarea de sereno y cuidador del taller se mudó con su familia a la casa hace seis años. “Soy un trabajador, lamento lo ocurrido y espero me ayuden”, manifestó.
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