Una subcomisión de madres del barrio San Lorenzo tomó la determinación de focalizarse en los adultos mayores tras un relevamiento propio que dejó al desnudo la difícil situación de unas 200 personas mayores residentes en la zona. Como vieron que mucho no podían hacer desde la pequeña organización de madres, empezaron con las gestiones para crear y poner a funcionar la Asociación Civil “Doña Victoria”. Al principio llegaban a los ancianos, primero a los de menos recursos, a quienes “al menos podemos darles un desayuno y una merienda”, expresó Irma Inés Ziess (37), responsable de la pequeña ONG. Pero ante algunos casos de necesidad extrema recientemente iniciaron una proyección fuera del club y empezaron a trabajar con los abuelos en estado de abandono y enfermos, quienes representan el 10% de la cifra total desprendida del grupo relevado.“Era la manera de poder gestionar bolsas de alimentos para darles de comer a nuestros viejitos del barrio”, sostuvo Inés, para quien las cosas no son fáciles y “son muchas las puertas que hay que tocar a diario y más son las veces que tenemos respuestas negativas pero nosotras no bajamos los brazos, simplemente porque no los podemos dejar abandonados”. La mujer, junto con otro grupo de madres y algunas socias del club tratan de brindarles vestido, alimentación, servicio médico y psicológico, acompañamiento para fortalecer la autoestima, actividades culturales, recreativas, deportivas y “hasta asistencia espiritual”, detalló la señora.“La remamos”El barrio San Lorenzo se divide geográficamente en dos sectores bien marcados: la parte alta (hacia avenida Cocomarola) y la baja, más en proximidad de la ruta 12. “Doña Clara” trabaja en esta última, donde las socias hacen de todo para no bajar los brazos y seguir porque “pese a que la remamos a diario, no podemos dejar de seguir acompañando a nuestros viejitos.” De todas formas el trabajo se hace muy cuesta arriba si estamos solos, sin el acompañamiento del Estado y realmente necesitamos ser tenidos en cuenta cuando vamos a gestionar los alimentos, porque hay veces que nos duele en el alma por no poder darle ni siquiera una porción de pollo”, contó la mujer, quien en todo momento relató que la ONG no trabaja con banderías políticas y “a veces pensamos que esa es la razón por la cual se nos cierran muchas puertas”, relató angustiada. Es que por semana lo único que reciben como donación oficial son 12 kilos de leche y ocho kilos de azúcar “y bueno, no es mucho pero minimamente podemos hacerles un arroz con leche”. En estos días iniciaron los tramites para acceder a bolsas de alimentos y facturas para merendar y desayunar. “Esperemos que alguien que nos oiga piense en la necesidad que están pasando éstos viejitos”, señaló. Pese a algunas dificultades para afrontar la tarea, éstas mujeres no se cansan de realizar actividades que les generen ingresos, como por ejemplo, ventas de ropas usadas a remate, con el sentido de las ferias americanas, ferias de pollos y locros. Las señoras con algún conocimiento de trabajo manual confeccionan accesorios con material reciclable, que se exhiben y venden en la sede del club social. “En estos días estamos realizando gestiones y esfuerzos para que nos brinden facturas para el desayuno y la merienda, porque hasta ahora vamos a buscar leche en polvo y azúcar para prepararles arroz con leche. Para poder darle facturas o algo rico en las ocasiones especiales, vendemos alguna que otra rifa entre los vecinos del barrio ”, contó Inés sobre algunos de los sacrificios que afrontan a diario. Si bien la tarea prioritaria va hacia los abuelos también asisten a mujeres embarazadas sin recursos. Para colaborar o conocer más de esta misión comunicarse al (376) 154391689.
Discussion about this post