La “planta” se instaló a 30 metros de su casa, en el Lote 51. PRIMERA EDICIÓN se trasladó hasta allí y se encontró con una persona que con mucho esfuerzo y sacrificio trabaja en las plantaciones de yerba. “Trabajo en mi tierra para subsistir y me hacen esto…”, dijo, sudando de transpiración tras una ardua jornada laboral. Koziuk tiene a su hermano que no se encuentra bien de salud y a su madre en su domicilio, trata de hacer lo posible para estar bien, pero piensa en lo que puede afectar en no mucho tiempo a su salud y sus seres queridos la subestación transformadora.Claro, porque no es muy difícil razonar en lo que puede ocasionar la presencia del transformador. Según los especialistas “los transformadores no deberían estar en las cercanías de zonas habitadas y habría que separarlos a una distancia suficiente, dependiendo de la corriente y del consumo; muchas familias sufren elevados campos magnéticos durante años sin ser conscientes de los riesgos que corren ni de la causa de sus trastornos. Otro de los peligros de las subestaciones y los transformadores eléctricos es el de explosiones e incendios. Todos los años se producen decenas de graves incidentes en relación a estas instalaciones”.Koziuk reconoce: “Yo no estoy en contra de la estación transformadora, del progreso como dice Emsa, pero que no me ponga a 30 metros de mi casa. Tengo mis hijos, mi mamá de 90 años tiene un problema de salud y también mi hermano”. Luego agregó: “El intendente (Mario Vialey) me dijo que iba hacer lo posible para ubicarme cerca del secadero de la ruta 1 que va a Azara. Me comunicó con la doctora Rivas, ella agarró el caso pero instalaron el transformador de 8,5 mgw. Me mintió el intendente, acá me sitiaron, estoy rodeado y ni siquiera voy a poder vender esta casa porque esta a la vista de todos”.El vecino afirma con una mezcla de bronca y resignación que “no hay que ser especialista en la materia o buscarle la vuelta, eso es cancerígeno. A ellos no les importa al aparecer el daño que puede ocasionar. El biólogo de la universidad, el señor Montenegro (ver nota aparte) les dijo que ellos corran la estación transformadora, pero no hicieron caso”.Una respuesta que no esperabaLuego de presentar el recurso de amparo y efectuar los trámites pertinentes de reclamos junto a la doctora Rivas (su abogada), Koziuk recibió una respuesta, “una carta que decía que yo estoy en contra del progreso y yo no lo estoy. Lo único que pido es un poco de respeto a la familia Koziuk”, recalcó el apostoleño que ya no sabe qué hacer para proteger su salud.“Quiero saber qué solución me da Emsa y el municipio también. Yo soy parido en este lugar. Yo tengo mi lugar acá, no quiero que me obliguen a vender, no lo voy hacer…”, imploró .Un artículo ignoradoKoziuk denuncia que violan el artículo 41 de la Constitución Nacional que dice que “todos los habitantes gozan del derecho a un ambiente sano, apto para el desarrollo humano y para que las actividades productivas satisfagan las necesidades presentes sin comprometer las de las generaciones futuras; y tienen el deber de preservarlo. El daño ambiental generará prioritariamente la obligación de recomponer, según lo establezca la ley. Las autoridades proveerán a la protección de este derecho, a la utilización racional de los recursos naturales, a la preservación del patrimonio natural y cultural y de la diversidad biológica, y a la información y educación ambientales”, concluyó.
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