Mientras Daniel Scioli prometía traer 30.000 millones de dólares anuales de inversión durante su eventual administración, el Gobierno volvía a tensar la cuerda con los mercados.La profundización del intervencionismo, en este caso obligando a contabilizar a dólar oficial bonos en poder de fondos de inversión para castigar la operación del “contado con liqui” y aplacar el dólar paralelo, potenció la polémica cuando la campaña electoral ingresa en su tramo decisivo.El Gobierno sacó toda su artillería dialéctica a la cancha para defender el modelo económico, ya que el bolsillo, como suele ocurrir en casi toda elección para cargos ejecutivos, se convirtió en tema dominante de la disputa política.“En las legislativas talla más lo institucional, pero a la hora del voto ejecutivo, la economía manda”, explicó a la agencia de noticias NA, uno de los consultores del equipo que más se acercó al resultado de las pasadas Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (Paso).Los candidatos más votados en esas primarias sacaron a sus economistas a la cancha para tratar de demostrar que tienen la mejor receta para solucionar las inconsistencias que se fueron acumulando, con la pérdida de los superávit fiscal y comercial a la cabeza, y los problemas generados por el cepo cambiario.Mientras desde la Rosada acusan a la oposición de impulsar una devaluación y un proceso de ajuste, desde la vereda de enfrente le responden que el gobierno de Cristina Fernández fue uno de los que más depreció el peso.Añaden que la inflación promedió un ritmo del 25% anual durante el segundo mandato de Cristina Fernández, lo cual constituyó un golpe para el poder adquisitivo de la población más postergada, parcialmente compensado por los planes sociales.El debate está planteado y desde cada lado van endureciendo posiciones, todo entremezclado con el hecho de que los principales candidatos de la oposición torean al oficialista Scioli para que acepte un debate.El oficialismo busca diferenciarse de la oposición y se para enfrente de la “teoría del derrame” que dominó en los ‘90, al sostener la necesidad de “incluir para poder crecer, y no al revés”.El ministro Kicillof se sumó con todo a la campaña para pedirle a la gente que “vote a Scioli”, como lo hizo literalmente esta semana en la exposición de “Defensa de la industria” realizada en Costa Salguero.Incluso reveló allí que se hizo kirchnerista el 25 de mayo de 2003, cuando en su discurso inaugural Néstor Kirchner “explicó con maestría la teoría keynesiana, al prometer dirigir los esfuerzos a sostener el mercado interno para generar demanda, porque así aparecerían industrias y empresas, ya que tendrían certeza de poder vender sus productos”.El Gobierno considera que “la creación del mercado interno es el principal resorte para poner en marcha la industria”. “No se hizo con meros subsidios, sino generando un mercado en base a los programas de inclusión social”, machaca Kicillof.El ministro castigó a la oposición, al asegurar que “nos habían dicho que primero había que crecer para después distribuir, lo cual es una falsa teoría. Demostramos que era mentira, que era exactamente al revés, porque la única manera de crecer es distribuyendo la riqueza”. La pregunta que se hace el poder económico es si Kicillof se está alineando con Scioli, o en realidad es el emisario de la Casa Rosada para garantizar su disciplinamiento total a la conducción de la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner.En el oficialismo sostienen que ni una cosa ni la otra. Señalan que en materia económica el gobierno de Scioli será de “profundización y continuidad”.Y esa lógica suena cada vez más fuerte que no sólo el presidente del Banco Central, Alejandro Vanoli; el jefe de la Administración Federal de Ingresos Públicos (Afip), Ricardo Echegaray; y el CEO de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF), Miguel Galuccio; continuarían en el cargo si el bonaerense llega a la Casa Rosada.Se empieza a considerar que el ministro Kicillof podría ocupar algún cargo en un eventual mandato de quien ganó las Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias y cree estar a “dos puntitos” de triunfar en primera vuelta el 25 de octubre.Por José Calero (Noticias Argentinas)
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