Las estadísticas son números crudos que pintan una realidad que asusta: en la Argentina se detectan cuatro mil casos nuevos de cáncer cervicouterino por año, de los cuales fallecen 1.800 mujeres, lo que da un promedio de cinco muertes por día. Con vistas a esta problemática, el 1 de noviembre de 2014, Misiones habilitó el laboratorio de detección del virus papiloma humano (HPV) que, en poco más de diez meses, ya testeó a más de 10.500 mujeres en toda la provincia. Se procesan alrededor de mil muestras por mes, lo que permitió alcanzar el número de diez mil. De ellas, un 16% da positivo al test de HPV, lo que es un poco alto en comparación a la media a nivel nacional, que se encuentra dentro de un 13 y un 14%. De estos casos, aquellos que si aparecen con una lesión alcanzan a un 20%, menor a la media nacional que ronda el 25%. Los números varios se corresponden al procedimiento que se lleva adelante: aquella paciente que cumple con los requisitos para ingresar al programa debe tener entre 30 y 64 años y no estar embarazada; en su consulta ginecológica se le extraen dos muestras, la primera es para el Papanicolau (Pap) y la segunda, para el test de HPV. Esas muestras llegan al servicio de anátomo patología para ser analizadas a través de biología molecular y captura de híbridos. Una vez que se constatan la correspondencia de los datos, se analiza primero el test de HPV y si resulta negativo, no se analiza el correspondiente Pap, porque “esa paciente no tiene posibilidades de desarrollar cáncer, al menos en un período de tres años”, indicó a PRIMERA EDICIÓN Federico Staciuk, médico patólogo, encargado del Programa HPV dentro del servicio de patología del hospital Madariaga. En cambio, si el test da positivo, “tenemos que ver si hay lesión, lo que se reconoce a través del Pap. Si no existe lesión, a esa paciente se la va a volver a controlar al año”, señaló.En caso de que sí exista lesión, no quiere decir que la mujer tenga cáncer, sino que debe realizarse estudios complementarios para tener una certeza de cuál es el estado en el que se encuentra.Para ello, la paciente es derivada al Servicio de Ginecología que funciona en el Madariaga. “Una vez que los dos estudios dan positivo, la paciente ingresa por una serie de turnos que ya están programados y articulados con el programa provincial y el hospital”, destacó el doctor Néstor Fabián Tappari, responsable de la Unidad de Cervix del Madariaga. Indicó que ingresan un total de 50 turnos por semana, entre primeras consultas o controles de seguimiento. Las “navegadoras” son parte del programa y las encargadas de rastrear a las pacientes que presentan un resultado positivo. “A estas mujeres se le aceleran todas las vías de tratamiento. El paso a seguir cuando hay algún resultado anormal es que vaya a la consulta ginecológica y se realice una colposcopia, que es un estudio donde se mira el cuello del útero se ve si hay alguna alteración que requiera de una biopsia. Si el profesional ve una lesión, tomará una muestra de esa zona, la enviará a patología, se hará el diagnóstico con un estudio histológico y así se avanza en las secuencias de tratamiento según sea el caso”, destacó Staciuk. La necesidad de tratamientos complementarios“Es muy importante la triada diagnóstica: así como la paciente se hizo el test de HPV y el Pap, es necesaria la colposcopia, que es una visualización para evaluar qué lesión tiene el cuello uterino y determinar la toma de una biopsia. Es importante para el futuro de la paciente”, señaló Tappari. No hay uno más importante que otro entre el test de HPV y el Pap. Muy por el contrario, son complementarios. “El test de HPV tiene altísima sensibilidad, lo que quiere decir que tiene un alto grado de certeza; el Pap tiene una altísima especificidad. Pero ambos determinan diagnósticos de sospecha, entonces tienen que pasar a una segunda etapa donde se realiza la colposcopia y la biopsia, que determinan un diagnóstico de certeza. A partir de ello se decide el tratamiento de la paciente”, explicó a PRIMERA EDICIÓN el doctor Juan José Carmona, jefe del servicio de ginecología del Hospital. Tras los diagnósticos positivos, llegan a estas consultas alrededor de 200 mujeres por mes. El trabajo en el laboratorioEl lugar donde se realizan los estudios de manera gratuita y con tecnología de calidad, funciona dentro del Servicio de Anátomo Patología del hospital Madariaga. “La provincia de Misiones está incorporada, desde hace aproximadamente un año, al programa nacional de detección de cáncer cervicouterino que busca captar a mujeres entre 30 y 64 años que tengan HPV”, explicó a PRIMERA EDICIÓN el doctor Pablo Lucio Acosta, jefe de servicio de patología del Madariaga.“La presencia del HPV es un requisito indispensable para la formación de cáncer cervicouterino, lo cual no quiere decir que la paciente infectada con el virus de HPV vaya a desarrollar cáncer”, aseguró Staciuk. Sólo un mínimo porcentaje, “alrededor del 5% de las mujeres que están infectados con Virus del Papiloma Humano de Alto riesgo, van a desarrollar lesiones que pueden llegar a ser cáncer”, aseguró Staciuk. No es un tema menor y para no llegar a estas instancias, “se trata de abordar esta problemática desde distintos frentes: a través de la prevención primaria con la incorporación de la vacuna del HPV en el calendario obligatorio de vacunación a las chicas de 11 años y la prevención secundaria a través de estas pruebas de tamizaje con la incorporación de tecnología molecular con captura de híbridos y detección de HPV”, destacó Staciuk. El laboratorio comenzó a funcionar en noviembre pasado y su meta durante el primer año fue el de hacer este estudio a 16 mil mujeres distintas de 30 a 64 años, lo que representa el 60% de la población en estudio y, continuar este proceso de tamizaje el próximo año hasta alcanzar el 80%. “El primer año es el más duro para alcanzar a esa meta porque nosotros tenemos que armar las redes provinciales de envío de muestras”, indicó Staciuk. Sucede que las muestras se toman en diferentes partes de toda la provincia y deben llegar hasta Posadas en un plazo menor a 14 días, de lo contrario, pierden validez. “A lo largo de toda la provincia hay distintos puntos fijos donde se realizan la toma de las muestras como también móviles que recorren la provincia para llegar a aquellos sitios donde no hay quién tome la muestra. Entonces, si se toman muestras en una zona rural, las mismas van a la cabecera de zona sanitaria. Desde allí, deben llegar a Posadas en un plazo menor a los 14 días”, indicó a PRIMERA EDICIÓN Raúl Claramunt, responsable del Programa Provincial de Detección Precoz de Cáncer Cervicouterino. Los profesionales estiman que no alcanzarán el objetivo inicial de tamizar a 16 mil mujeres en toda la provincia durante este primer a&ntild
e;o, “al 1 de noviembre de 2015, en el aniversario del laboratorio, llegaríamos a un total de 12 mil mujeres”, señaló Staciuk. Sin síntomasSon muy importantes los estudios previos porque el cáncer cervicouterino no presenta síntomas en toda su primera etapa. “Ese es un grave problema en la detección precoz, porque cuando produce síntomas es porque está muy avanzado”, indicó Claramunt.Staciuk, por su parte, explicó que “si el cáncer se desarrolla en un período de diez años, en todo este tiempo las mujeres no sufren síntomas, razón por la cual es necesario detectarlo con estas pruebas de tamizaje. Pasa que cuando la paciente concurre con distintos síntomas es porque ya tiene una lesión muy avanzada que requiere tratamientos invasivos. Nosotros tenemos que detectar antes, tenemos tiempo y pruebas de altísima eficacia para la detección, pero necesitamos que las pacientes se hagan el control, no esperar a que sientan algo porque no lo van a sentir”, advirtieron. En el caso de los hombres, “se produce pero con mucha menor frecuencia, también es de alto o bajo riesgo, pero al tener los genitales expuestos es más sencillo encontrar una lesión. Como la mujer tiene los genitales internos, no se ven cambios”, indicaron.
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