El tradicional yopará se cocinará entre todos. Por eso quienes deseen colaborar, pueden acercar al almacén de Doña Pomposa Amarilla de Valdez, ubicado en Bajada Vieja y Reguera, los ingredientes necesarios como zapallo para puchero, zanahoria, batata, cebolla de cabeza y verdeo, maíz para locro, morrones, orégano, apio, ajo y poroto “señorita” o colorado. Los interesados en participar y colaborar podrán acercarse hoy a partir de las 16, llevando una tabla de cocina, cuchillo y repasador. Las mesas estarán dispuestas para poder cortar los ingredientes, especialmente la verdura que forma parte de este plato típico de la región.Alrededor de las 20.30 se comenzará a servir el yopará, de manera gratuita. Los comensales deberán llevar plato y cuchara, y desde la organización aclararon que no se servirá en recipientes mayores como fuentes y tapers. Y si bien estará habilitado un kiosco que venderá solamente bebidas saludables, los participantes podrán llevar lo que deseen beber. El encuentro entre vecinos y amigos será acompañado por músicos invitados que habitualmente se acercan a la fiesta del Karaí Octubre de la Bajada Vieja.Duende inspectorDicen que es como un viejito petizo, fortachón y con la panza cubierta de pelos, parecido al Pombero. Tiene mucha barba y un sombrero enorme. Se lo conoce como el Señor de la Miseria… ¿saben por qué? Porque sale todos los 1 de octubre a recorrer las casas y ver quienes tienen suficiente comida.Es un duende inspector que va mirando si la gente sembró y trabajó durante el año y supo guardar para los meses en que no hay cosecha. Ese día al pasar por las casas debe ver que hay suficiente comida y convidar a los vecinos. A quienes no cuidaron los castiga con miseria hasta fin de año y a los que tienen para convidar los premia con abundancias. El 1 de octubre las familias realizan grandes comilonas al aire libre, frente a sus casas, para demostrar al “Karaí Octubre” que ostentan suficientes alimentos en el mes de la miseria. Si no es así el duende persigue a los responsables del grupo familiar para castigarlos con su guacha y enloquecerlos con fuertes silbidos. En ocasiones se hace invisible y se introduce en la casa de aquel que no cumplió con su orden y durante un tiempo causa un sinfín de molestias a la familia.
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