Final de la historia para los dos presos que hace casi dos meses escaparon de la comisaría de Puerto Rico. El primero de ellos se había entregado unos pocos días después. Y el segundo, que era buscado intensamente, finalmente fue detenido a última hora del sábado cuando viajaba en un colectivo de media distancia por la zona centro de la provincia.Se trata de Miguel Ángel Rivero (33), que fue sorprendido anoche por efectivos de la Brigada de Investigaciones de la Unidad Regional II de Oberá en pleno viaje y con un arma de fuego. Aunque intentó ocultarse en un monte, no pudo evitar terminar la jornada sabatina tras las rejas. De vuelta.Fuentes policiales le contaron a PRIMERA EDICIÓN que Rivero cayó alrededor de las 19. Minutos antes había sido ubicado por los detectives a bordo de un colectivo que aparentemente había partido desde Oberá y viajaba hacia el norte por la ruta nacional 14.Todo indica que el prófugo se percató de que el ómnibus estaba en la mira de los policías, razón por la que a mitad de camino entre Campo?Viera y Campo Grande tomó la determinación de bajarse y correr hacia una zona de monte. Enseguida los uniformados que seguían el colectivo fueron tras sus pasos. Rodearon la zona de densa vegetación y luego de algunos minutos de tensión lograron ponerle las esposas.La peligrosidad de Rivero quedó a la vista a los pocos minutos, cuando en medio de la requisa descubrieron que portaba un revólver calibre 22 milímetros. Afortunadamente los policías no le dieron tiempo a gatillar.El reo fue alojado en una dependencia de la Unidad Regional?II de Oberá y en las próximas horas será trasladado de regresó a la jurisdicción en la que estaba preso, la Unidad Regional IV de Puerto Rico, aunque todo indica que esta vez no irá a la comisaría, si no a la flamante Unidad Penal VII inaugurada hace algunos meses en esa localidad.Relato de una fugaRivero, detenido por un hecho de “robo calificado” y con antecedentes penales, había escapado junto a Pablo Gastón Benítez (20), quien se encontraba preso por un hecho de “abuso sexual”.Los dos huyeron de la comisaría seccional Primera de Puerto Rico en la madrugada del lunes 3 de agosto, tras abrir un candado de manera misteriosa. Justamente por eso es que la Justicia inició una investigación que apuntó a cuatro efectivos policiales que estaban de guardia en ese turno y que fueron sumariados. Aún están bajo la lupa.Lo cierto es que Benítez y Rivero no volvieron a ser vistos hasta el martes 18 de agosto, cuando el segundo decidió ponerle fin al misterio y se entregó junto a su madre en el Juzgado de Instrucción 1 de la Cuarta Circunscripción Judicial, con asiento en Puerto Rico y a cargo del magistrado Éctor Acosta.Con el joven de regreso a los calabozos, los detectives de la UR-IV se abocaron exclusivamente a la búsqueda de Rivero.?Sabían que era oriundo de Oberá y por eso pidieron la colaboración de sus pares de la UR-II. El minucioso trabajo policial lentamente arrojó resultados y en las últimas horas los policías llegaron a la conclusión de que el prófugo estaba cerca. Quizás alertado, trató de escapar de Oberá en ese colectivo que finalmente le significó su caída.
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