Según los pobladores más antiguos del Nordeste provincial, esta es la peor sequía jamás sufrida en los últimos 25 años, y es que a pesar de las últimas lluvias la situación no mejora y tanto en los pueblos de San Antonio y Bernardo de Irigoyen como en las zonas rurales de todo el norte provincial escasea el líquido vital obligando a los pobladores a salir a buscar agua allí donde ésta todavía se encuentre.
PRIMERA EDICIÓN recorrió distintos barrios y parajes de los municipios norteños para así conocer la situación que están viviendo sus habitantes.
San Antonio
Desde el mes de diciembre el pueblo de San Antonio viene sufriendo la falta de suministro de agua, mientras la Cooperativa y el Municipio se responsabilizan mutuamente (incluyendo a EMSA por su deficiente servicio) los contribuyentes no ven llegar la solución.
En la última sesión del HCD local, el director del Bachillerato Común n° 1, el señor Luis Alberto Castillo, presentó una nota solicitando que se arbitren los medios necesarios para proveer al establecimiento educativo del suministro necesario de agua para poder continuar las clases normalmente.
En la Escuela 900 de Picada Santa Isabel, paraje situado a aproximadamente 20 kilómetros del pueblo de San Antonio, su directora Carmen expresaba: “este problema no es nuevo para nosotros, venimos solicitando una perforación desde hace casi once años, pero este año se vio agravada por la sequía”, y agregó que “nosotros veníamos proveyéndonos agua de la vertiente de un vecino, distante a unos 700 metros de acá pero está secó así que actualmente le solicitamos a los alumnos que concurran a la escuela portando su propia agua”.
Lamentable paradoja la de esta escuela que el año pasado luego de muchas notas y pedidos consiguió un edificio nuevo y todavía debido a la falta de agua no pudo estrenar el tanque depósito ni los baños que instaló Iprodha.
En las cercanías de Piñalito vive y produce desde hace veinticuatro años Esteban R. (52): “Jamás viví algo así, ya perdí ocho hectáreas sembradas de maíz, la ayuda por la emergencia parece una burla hacia los colonos, lo único que pido ahora es agua pues los animales no tienen agua, si hay que pagar para que el municipio o la provincia hagan algo, si hay que poner para el combustible pongo, pero por favor necesitamos agua”, dice sin ocultar su desesperación. “Todos los días hago viajes con el tractor para buscar agua con barriles de 200 litros, traigo agua para nosotros y también para los animales, pero no alcanza es mínimo lo que uno puede traer”, apuntó.
Esta situación se repite en Picada Progreso donde Martín P. (47) todos los días dedica varios viajes con su camioneta para cargar agua en barriles para el consumo suyo y de su familia: “necesitamos una solución, yo crío chanchos y vacas, las vertientes se secaron, el pozo con el que siempre me abastecí también, no sé que hacer”, se lamenta.
En Picada Caballero también se secaron las vertientes y el arroyo Coatí sólo en algunos tramos mantiene un pequeño hilo de agua.
En esta picada se encuentra el aula satélite de la Escuela 749, a la que concurren aproximadamente cincuenta alumnos. Esta escuela también está sufriendo la falta de líquido vital y diariamente mediante la colaboración de los padres, que traen el agua en tambores de 200 litros, pueden continuar con el dictado de las clases. “Lamentablemente ante esta emergencia esperábamos algún tipo de asistencia de parte del municipio o la provincia, pero ante la total ausencia de estos, decidimos organizarnos con los padres y acarrear agua hasta la escuela para que los chicos puedan continuar con las clases, porque si no se hace imposible”, destaca uno de los padres que ese día acercaba los tambores hasta el establecimiento escolar.
Nico (44) desde hace más de quince días está esperando que venga la máquina de la Municipalidad tal como le habían prometido para tratar de limpiar un poco su vertiente y de esa manera tratar de recuperarla.
“Todos los días hago más de siete kilómetros con el carro y los bueyes en busca de agua, un viaje por día o dos, pierdo varias horas con eso, pero no tengo otro remedio, varias veces hablé con el jefe de máquinas municipal y siempre me promete que viene pero nunca cumple”, y agregó que “en los diez años que llevo viviendo acá nunca habíamos sufrido una seca tan fuerte, mi vertiente es sólo barro, las autoridades no colaboran, cambiamos de intendente pero las cosas siguen igual”.
Pozos secos
En paraje Km130 y en paraje San Martín existen pozos perforados que solían abastecer a los habitantes del líquido vital, y digo solían pues actualmente según comentaron los vecinos, ambos se han secado y la situación de las comunidades se está tornando dramática.
Dice Fabio S. (34) integrante de la comisión del agua de paraje San Martín que “actualmente estamos pasando por un período muy difícil, la falta de lluvias y las altas temperaturas han provocado que baje demasiado el nivel del pozo, por lo cual estamos racionando el agua para que este pueda recuperarse, cortamos la bomba durante doce o catorce horas, luego prendemos durante tres o cuatro. Lamentablemente sólo de esa manera podemos mantener el pozo, si llegara a secar y la bomba trabajase en vacío perderíamos todo así que estamos obligados a regular el uso de esa manera”. Y para finalizar añade: “Esta situación es inédita en nuestra zona”.
Bernardo de Irigoyen
El problema histórico de Bernardo de Irigoyen, como el de otros municipios de la provincia, de tener agua segura que no dependa de las lluvias, todavía no ha sido resuelto. Y este año dadas las circunstancias por todos conocidas la situación que se presenta es gravísima.
Diferentes autoridades de la tan cuestionada cooperativa de agua local (Coopabil) han salido por medios locales a informar que se cortará el suministro de agua corriente hasta que las represas comiencen a llenarse con agua de lluvia (sic), lo que muestra la absurda y total dependencia de los contribuyentes irigoyenses de los factores climáticos.
Los barrios Vista Alegre, Evita, 4 Hermanas y La Terminal son los primeros que se han visto afectados y están sufriendo la falta de agua.
Dice Ramona S.(32): “Este problema lo sufrimos siempre en Irigoyen, parece mentira que tengamos que esperar la lluvia para tener agua en nuestras casas, estamos en el siglo XXI, en una ciudad grande, importante, parece la época de las cavernas, ni en las chacras están así, es una vergüenza”.
Sandra N.(28) comenta que en la escuela de su hijo le dijeron que de continuar esta situación suspenderían las clases: “Esto no puede ser, la factura por el servicio la pagamos siempre, pero el suministro del agua depende de la lluvia, no hay inversión, es inadmisible el funcionamiento de esta cooperativa”.
“Hay gente que no cuida el agua, llena las piletas, lava veredas y autos y después chillan”, comentó el presidente de la cooperativa, en una expresión un tanto desafortunada para una mayoría de vecinos que han aprendido a cuidar el agua y una minoría que de ser así debiera tener algún tipo de sanción al estar el pueblo en emergencia hídrica.
La situación en el norte provincial se complica día a día, la escasa lluvia caída en estos días, menos de 30 mm, sólo estiró la agonía, pues no se recuperaron vertientes ni pozos. Mientras el Acuífero Guaraní se está vendiendo embotellado, gran parte de la población misionera sufre la falta de agua.
Las administraciones municipales se encuentran desbordadas y las soluciones que tendrían que llegar desde los ámbitos provincial o nacional no se ven.
Una solución más integral
La situación en el norte provincial se complica con el paso de los días y recién para la próxima semana están anunciadas algunas lluvias que pueden llegar a mejorar el panorama, porque la escasa lluvia registrada no alcanzó para mejorar la situación.
Por otro lado no se vislumbra una solución integral, no sólo de cómo resolver el suministro de agua potable sino de ver técnicas para almacenarla y la implementación de nuevos sistemas de riego.
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