ASUNCIÓN, Paraguay (Diarios Digitales). Con dos tercios de sus poblaciones aisladas por el agua, los servicios de emergencia en el Chaco no tienen tregua en la región más árida y despoblada de Paraguay, que no registraba lluvias tan fuertes y seguidas desde hace 15 años.“No hay visos de solución a corto plazo, se esperaba que una semana sin lluvia pudiera aliviar la situación, pero al haber más precipitaciones aumenta la masa de agua”, declaró por teléfono el capitán de bombero Roque González.El socorrista, capitán del Cuerpo de Bomberos Voluntarios (CBVP), explicó que en el entorno del poblado chaqueño de Irala Fernández, a 380 kilómetros al norte de Asunción y base de las operaciones de ayuda, “los caminos de tierra están absolutamente impracticables”.En algunas regiones del Chaco paraguayo, una planicie de 246.925 kilómetros cuadrados y en situación de emergencia desde hace tres semanas por un período infrecuente de lluvias, “en 45 días cayó agua tres veces más del promedio anual, de 800 milímetros”, aseveró el socorrista.González mantuvo que las operaciones, a cargo de la Secretaría de Emergencia Nacional (SEN), consisten en la evacuación de pobladores de asentamientos y peones (trabajadores) de haciendas ganaderas al tiempo de distribuir alimentos y medicinas.El peso de la tarea estriba en los cuatro helicópteros de las Fuerza Aérea enviadas a la zona para asistir a los más de 60.000 damnificados, sobre todo a enfermos y pobladores del extremo sur del Chaco, afectados por el desborde de los ríos Pilcomayo, Negro y Confuso, éstos últimos afluentes del Paraguay.El Pilcomayo, que separa los departamentos de Presidente Hayes y Boquerón con las norteñas provincias argentinas de Salta y Formosa, nace en las estribaciones andinas de Bolivia, en las que también se reportan lluvias, y en su desborde ha inundado o aislado poblados y aldeas indígenas, así como extensas áreas ganaderas en Paraguay.La situación, motivó campañas de recogida de alimentos, abrigo y medicinas, será evaluada mañana en reunión de ministros con el presidente Lugo, y no se descarta nuevos recursos a los 2,8 millones de dólares asignados a la emergencia.
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