COMUNIDAD OJO DE AGUA, Santa María (corresponsalía Apóstoles). El aula satélite que funciona dentro del territorio de la comunidad mbya Ojo de Agua, este año afronta las mismas condiciones deplorables bajo las que funciona desde su creación, hace cuatro años. Su básica infraestructura, no cuenta si quiera con piso, siendo el suelo de la escuelita de tierra y tosca, un relieve propio de un camino en mal estado más que de un espacio apto para las prácticas educativas. No cuentan con el mobiliario básico y sus paredes de finos tablones por estos días de primeros fríos otoñales, dejan pasar las bajas temperaturas, haciendo las jornadas escolares muy complicadas. Esta semana, PRIMERA EDICIÓN arribó a la comunidad para realizar el seguimiento del estado del aula satélite, dado que el año pasado ya se había reflejado a través de un informe en este diario, la precarización extrema que debe soportar este núcleo escolar. Por desgracia, nada ha cambiado, a excepción que este año la matrícula escolar aumentó ante la llegada de nuevas familias a la aldea, lo que se trasluce en la escuelita en un fuerte faltante de sillas y mesas, que obliga al cincuenta por ciento de los alumnos, literalmente a recibir las clases parados. La mitad sin bancosTres nuevas familias se asentaron este año en la comunidad Ojo de Agua. Esta situación incrementó la matrícula escolar del aula, elevándola a un total de 29 alumnos. Pero cuentan sólo con 14 sillas y mesas, por lo que la mitad de los alumnos no pueden sentarse durante las clases. La maestra del aula satélite es María Pera, quien sostuvo que “tenemos un faltante muy importante de muebles, este año no alcanza para todos los chicos. En realidad son muchas las carencias que tenemos, empezando por el espacio físico, ya que acá es un lugar muy poco adecuado como ven. Pero tampoco tenemos mapas, ni libros que se puedan usar, no hay diccionarios, no hay útiles, estamos trabajando con lo básico, y no es justo porque acá estamos formando a los chicos para un futuro, con mucho esfuerzo pero con muchas limitaciones”. PolvoResulta realmente impresionante apreciar como se levantan las nubes de polvo del suelo del aula cuando los alumnos entran o salen de la misma, o bien con los simples pasos de la docente. Es que el aula nunca tuvo piso, sino que su base está formada por tierra y piedras en dispar relieve. Se trata de una situación que incluso tiene su correlato en la salud de docentes y alumnos. Cuenta la maestra Pera que “en mi caso vivo con conjuntivitis a causa del polvillo, y muchos chicos también sienten malestar, irritación en la vista por estas expuestos a tanto polvo, y además trae problemas respirar todos los días este polvo encapsulado. Y cuesta mucho trabajo mantener el lugar limpio además”. De más está decir, que la escuela no cuenta con portero y que el sanitario es una letrina, por lo que suelen utilizar un baño externo que se encuentra en otro sector de la comunidad. BurocraciaA unos cincuenta metros del aula satélite, se encuentra un centro comunitario de la aldea. Es una construcción de madera en mucho mejores condiciones que el aula satélite. Desde la escuela se solicitó al Consejo General de Educación que permita que el aula funcione en ese espacio. Sin embargo la autorización nunca llegó. Consultado por este diario al respecto, el propio Director de Asuntos Guaraníes, Arnulfo Verón, expresó que “no puede ser que por una firma o un papelito no puedan trasladarse a ese centro comunitario donde sin duda los chicos y los maestros van a estar en mejores condiciones”. “No tienen ni dónde apoyar el cuaderno”El 12 de abril cumplió un año de existencia el Aula Satélite que depende de la Escuela Intercultural y Bilingüe 204, de la comunidad mbya Yraka Mirí, paraje El Tigre, situada a 5 kilómetros de la ruta costera 2, también en Santa María. Este núcleo educativo, también expone un abandono estatal extremo. Funciona en una tapera abierta construida con los costaneros y otros maderos que la comunidad mbya pudo colectar. Los chicos se sientan sobre tirantes sin respaldo apoyados sobre troncos, y el único mobiliario escolar disponible es un viejo pizarrón. PRIMERA EDICIÓN denunció ya hace un año las condiciones infrahumanas de esta escuelita. A pesar de ello, al igual que en la comunidad Ojo de Agua, aquí todo sigue absolutamente igual. Consultado por este diario, el joven cacique de esa comunidad, Alejandro Méndez -quien además es secretario del Consejo de Caciques que funciona en el seno de Asuntos Guaraníes- expresó que “exigimos un espacio digno y abrigado para los chicos, donde puedan estudiar cómodamente. Estamos en pleno siglo 21 y no puede ser que nuestros niños no tengan donde apoyar los cuadernos, escriben poniendo los cuadernos en el regazo”. Además, Méndez pidió que “terminen la electrificación y dispongan una perforación de agua en nuestra comunidad”.
Discussion about this post