POSADAS. Hoy en Argentina resulta prácticamente imposible comprar divisas extranjeras. No ocurre sólo con el dólar o el real, es con todas. Por temor ¿a una escalada en las cotizaciones? el Gobierno decidió achicar los límites que la AFIP otorga a los argentinos para comprar moneda extranjera.De las largas colas para comprar dólares en la principal casa de cambios de la capital misionera a la casi desolación pasó en pocos días el panorama céntrico de la calle Bolívar.Los principales perjudicados son quienes necesitan de la moneda extranjera para su desempeño laboral, el turismo y el sector importador en general, muchas de estas actividades con fuerte arraigo en Misiones.Pero, ¿qué viene después? Los que constantemente monitorean la economía creen que podrían darse dos caminos: una suba centavo a centavo del dólar o una devaluación del peso. Pero muchos desempolvaron un artículo del diario oficialista Página 12 de setiembre de 2011, elaborado por el Centro de Estudios para el Desarrollo Argentino, en el que se referenciaba el joven actual viceministro de Economía de la Nación Axel Kicillof. En el mismo se plantea distintos tipos de cambio por sector Todos los consultados por este diario coincidieron en que las restricciones terminarán potenciando y beneficiando al mercado informal de venta de divisas. Y que es un gran riesgo el que corre el Gobierno frente al “humor popular” de aplicar estas restricciones, cuando el corralito financiero sigue fresco entre los ahorristas argentinos.Mercado paradoFuentes del sector cambiario indicaron a PRIMERA EDICIÓN que no sólo hay un congelamiento de las ventas de divisas extranjeras, sino que quien quiere comprar se encuentra además con una baja en las validaciones de la AFIP a un 10% de lo que se venía haciendo.Con un ejemplo puede resultar suficiente. Un empleado provincial podía estar autorizado a comprar hasta en un 40% de sus ingresos moneda extranjera. Ahora, con el cepo, esa cifra bajó un 30% al momento de ser autorizado por AFIP:Un dato no menor brindó un contador. Los particulares deben hacer la consulta de clave fiscal en la página de la AFIP antes de ir a las casas de cambio sobre el monto que pueden comprar. De hacerlo en las casas de cambio, a la AFIP le quedará registrado “tal como si lo hubiera comprado”, el monto de la consulta. Si se consulta por mil dólares, pero se compran 300, quedará registrado el primer monto mayor.Todo comenzó desde el 9 de mayo aproximadamente. Desde entonces la gente que iba a consultar las validaciones veía los efectos del corralito cambiario en la cifra autorizada a comprar. “Esto prácticamente está muy parado, hay muy pocas ventas, el mercado informal sube rápidamente las cotizaciones” explicó una fuente.EfectosEl jefe de investigadores del Instituto de Estudios de la Realidad Argentina y Latinoamericana (Ieral), Gerardo Alonso Schwarz, dijo a este medio sobre los efectos que provoca el “corralito cambiario”: “Claramente uno de los mayores problemas es mayor desaceleración de la economía, que genera restricciones a la actividad económica, ya sea por el lado del turismo, de viajes o por el de las importaciones. Por las tres vías claramente va a haber menor actividad económica con la restricción a la compra de divisas. Es una consecuencia automática”. Al referirse al turismo puntualmente destacó más problemas para el “emisivo”.Sobre el posible plazo de duración del cepo cambiario, Alonso Schwarz opinó: “No se sabe. Ayer empecé a recibir mensajes en los que me preguntaban qué estaba pasando. No tengo información de lo que puede suceder o por cuánto durarán estos controles más estrictos”. Sobre el efecto social que tiene el volver a escuchar la palabra “corralito” para las restricciones, el investigador dijo que sigue generando “escozor en la gente. Se acuerdan de los fantasmas de 2001 a pesar que este escenario no es el de aquel año. Porque hay mucha liquidez de mercado, el Central tiene muchas reservas. No es el escenario de 2001, pero el recuerdo del ‘corralito’ esta fresco. Esto no es un ‘corralito’, es un control de cambio”.¿Devaluación? Agregó que “esta medida pudo haberse generado para modificar la política cambiaria que puede ir desde una devaluación centavo a centavo como escenario de mínima hasta otro escenario de control más fuerte de mercado cambiario”, arriesgó.Finalmente, reveló: “Aparece una opción que está en análisis en el Centro de Estudios al que pertenece el licenciado Kicillof, que es la opción del ‘cambios múltiples’ y que fuera revelado en un artículo periodístico”. El modelo agotadoEn el informe del diario Página 12, bajo el título “Falso”, el Cenda de Kicillof planteó en 2011 que “el modelo está agotado”. “El famoso y tan polémico “modelo económico” vuelve a colocarse hoy en el centro de la discusión. Pese a que la dirección política y económica del Gobierno logró el respaldo de la “mitad más uno” de los votos, los especialistas parecen haber arribado a un consenso perturbador: el modelo está agotado”.Más adelante comenzaba por poner en escena la convertibilidad: “¿A qué obedecen estos cambios? Para sorpresa de algunos y saturación de unos pocos, la variable “vedette” de la post-convertibilidad vuelve a hacer su aparición: el tipo de cambio real”. Ponen mucho énfasis en sostener un proceso de industrialización. Y proponen tipos de cambios múltiples. “¿Cómo lograrlo? A partir de aquí debe articularse una nueva forma de la diferenciación cambiaria que no sólo sostenga la protección a la industria sustitutiva, sino que además establezca un tipo de cambio exportador más alto para ciertos sectores de la industria, para así escapar de la trampa de la autarquía del proceso industrializador. De hecho, la modificación del actual sistema de tipos de cambio múltiples probablemente sea la única forma de encauzar la heterogeneidad estructural que afecta al entramado productivo local, evitando incentivar las exportaciones con herramientas horizontales como el Tipo de Cambio Real Competitivo y Estable. Los tipos de cambio múltiples deben entonces diseñarse sobre la base de dos ejes: uno “bajo”, para los bienes de capital y los bienes que componen la canasta de consumo de la clase trabajadora; y uno “alto”, para proteger la industria sustitutiva e incentivar las ex
portaciones no tradicionales. Así, la protección cambiaria favorecería a la industrialización, sin alimentar un proceso inflacionario”, plantearon en el extenso artículo.
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