POSADAS. En ronda de mate dulce, de cara al sol y formando un semicírculo, un grupo de tres hombres, una mujer y un niño controla desde el frente de su humilde casa que “desconocidos” no ingresen y se instalen en alguno de los treinta “miniterrenos” recientemente delimitados. Son jóvenes que dicen provenir del lindante barrio Prosol 1, que en muchos casos ya tienen hijos y la falta de espacio y posibilidades de acceder a una vivienda los llevó a tomar la decisión de limpiar el lugar e instalarse allí.Este nuevo asentamiento está ubicado unos 200 metros al oeste del Club Educación, frente a grupo de casas del Iprodha casi terminadas y con las escuelas 808 y 625 muy próximas.Sin nada que ocultar, los jóvenes relataron que en el lugar había un monte que traía muchos problemas a los vecinos porque la espesura y la falta de alumbrado público lo convertían en un sitio muy elegido para “guardar” elementos malhabidos.“Sabemos que el terreno es de un particular, pero nunca vino, ni siquiera lo limpiaba. Siempre hubo ratas, víboras, basura… será solamente para gente de acá, del barrio (Prosol 1) y no se vende ni se cobra nada, pero no dejaremos entrar a nadie que venga de otro lado”, indicó Aldo, padre de dos criaturas.Dos hombres mayores, muy cerca de un arroyito que pasa por el lugar, hacen una fogata para mitigar el frío. “Tendrían que haber venido más temprano, la escarcha era muy gruesa, acá atrás hay casitas que se están levantando, algunas sin techo todavía, con chicos y que pasaron la noche ahí. Hace falta frazadas y abrigos porque es gente muy humilde”, señaló Ana, una vecina de Prosol 1, que remató diciendo: “Está bien que se instalen, es gente conocida del barrio, no son extraños, antes era una sitio abandonado y más perjudicial”.En otro de los terrenos de 10 por 10 hay una carpa iglú, “es para no perder el espacio mientras se consiguen los materiales”, asegura Zuni, una de las jóvenes que agregó que “por los ingresos que tenemos no podemos tramitar ninguna casa, pero no podemos seguir viviendo con nuestros padres, abuelos, hermanos, sobrinos, no hay más espacio. Si nos dan algo más digno, será bienvenido. Estamos acá desde el 25 de mayo y esperamos que haya más gente para después solicitar luz y agua”, indicó Federico, otro de los habitantes de este nuevo asentamiento. “La Delegación estaba al tanto”Todos los consultados manifestaron la ayuda de la comisión barrial, presidida por Marta Pérez, quien dio su versión de la ocupación. “En realidad hubo un grupo que se metió en el lugar y después nos vino a consultar. Como comisión fuimos a la Delegación municipal, averiguamos y nos dijeron que el terreno es de un señor llamado Celestino Benítez, que habría fallecido y todo habría quedado a cargo de una hija que nunca apareció, aunque dicen que tiene los impuestos pagos”, indicó la presidente. Y agregó que “hicimos numerosos pedidos para que limpien el lugar y nos decían que era privado. Sabemos que es algo irregular, pero la gente vino y se instaló igual. Todo esto lo sabía la gente de la Delegación”.
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