POSADAS. Tres testigos -considerados claves en la causa- ubicaron a los dos imputados por el crimen del abogado Roberto Del Balzo (43) en la escena del crimen. De esta manera la situación de los acusados se complica y la figura de la “coautoría” cobra cada vez más fuerza. La hipótesis del móvil del asesinato continúa siendo el posible ajuste de cuentas, relacionado a algunas actividades de la víctima. Además surgió una nueva y reveladora conjetura: ambos implicados habrían intercambiado en el lugar del hecho la pistola con la que dispararon y ultimaron a Del Balzo y con la que intentaron asesinar a su novia y a la mujer policía de franco con la que se tirotearon. Estas nuevas evidencias y testimonios, sumados a otros sólidos indicios se ventilaron ayer durante la cuarta jornada del juicio oral y público que se le sigue a dos jóvenes por el homicidio del letrado, perpetrado el 31 de octubre de 2009. Identificados en el recintoTanto el ex agente de la Policía de Misiones Cristian Omar Kondratiuk (23), como el estudiante de abogacía Jorge Alberto Da Rosa (24), ambos en el banquillo de los acusados por el crimen de Roberto Del Balzo, afrontaron ayer numerosas y nuevas pruebas en su contra. La más contundente fue ser identificados por tres testigos. Uno de ellos fue Jose Omar Acuña, quien es retirado de Gendarmería Nacional y padre de la oficial de Policía Berta Acuña, quien residía enfrente de la escena (era vecina del letrado) y protagonizó un intercambio de disparos con los dos sujetos que salieron de la casa de la víctima). El hombre, sin dudar, señaló en el recinto y a pedido de la Fiscalía a Cristian Kondratiuk como la persona que apuntó y abrió fuego contra su hija esa tarde. “Minutos antes pasaron frente a la casa del abogado, quien salió y los llamó diciéndoles ‘hey, acá estoy’. Al cabo de otros minutos escuché que Del Balzo gritó ‘¡no!’ y seguidamente tres disparos. Cuando miré nuevamente uno de ellos ingresó en el domicilio de mi vecino y escuché otro disparo. Le dije a mi hija que estaban matando al vecino, que le tire. Ella les dijo ‘alto Policía’ y uno de ellos, el ‘polaquito’, sale empuñando un arma y tras apuntarle disparó sin acertar, entonces mi hija repelió el ataque a balazos. Entonces subieron al automóvil de la pareja del abogado y huyeron a toda velocidad”, indicó. Al ser consultado por la fiscal Liliana Picazo con respecto a si identificaba en la sala de audiencias a la persona que disparó, sin titubear Acuña señaló a Kondratiuk. El segundo testigo que apuntó hacia el ex policía acusado del crimen fue Aníbal Oscar González, vecino de la casa de enfrente de Del Balzo. “Él fue quien disparó contra la oficial de policía”, precisó. En su testimonio, González detalló los minutos previos al crimen. “Escuché claramente desde mi domicilio cuando Roberto -la víctima- gritaba ‘!no¡’… luego una serie de disparos y cuando salí a mirar observé a quien luego me enteraría que era un ex policía que le disparaba a mi vecina, quien se hallaba de franco, ya que es oficial”. Posteriormente, un tercer y esclarecedor testimonio (ver recuadro) fue el de la novia del malogrado letrado, Maia Sarjanovich. La teoría del intercambio de arma Un dato no menor y llamativo es que durante las distintas audiencias los abogados defensores de los imputados preguntaron a los testigos si en alguna ocasión observaron que los acusados intercambiaron algún arma de fuego. Recién ayer, teniendo en cuenta los dichos de los tres testigos oculares, dos que identificaron a Kondratiuk como quien efectuó disparos en la vía pública y una -la pareja de la víctima- que ratificó que fue Da Rosa quien intentó matarla, se pudo conjeturar una posible secuencia de lo sucedido. Es decir que al menos uno de ellos habría disparado dentro de la casa de Del Balzo y otro lo habría hecho contra la mujer policía (Berta Acuña). Pero nadie afirmó haber observado que intercambiaran armas entre los sospechosos, tal como querían saber los defensores. Otra arista sobresaliente en cuanto a los distintos testimonios, es que la declaración de un efectivo policial que intervino en el arresto del ex agente Kondratiuk echó por tierra los dichos del acusado, quien dijo que “entregó voluntariamente el arma cuando fue detenido”. El uniformado que relató ayer la aprehensión del imputado, aseguró que “tenía la pistola en la cintura”. “Perdimos a nuestra única hija”“Cuando sucedió el crimen de Roberto Del Balzo a ella hacía apenas quince días que le habían diagnosticado cáncer. Este hecho aceleró su enfermedad, ella quedó afectada por lo sucedido. Perdimos a nuestra única hija mujer, ahora estamos luchando por la tenencia de su único legado, una hijita que en ese entonces tenía cuatro años, nuestra nietita”.Lo dijo Isabel Beatriz Mondo, la madre de la oficial de policía Berta Acuña, a quien la fiscalía -a cargo de Liliana Picazo- ayer definió como “una mujer valiente, aún más que muchos uniformados masculinos”. La mujer recordó que ese día, alrededor de las 15.30, escuchó disparos y a su marido -Jorge Acuña- que le decía a su hija que dispare. “Ella ocultó a su hija bajo la cama y salió a enfrentar a los autores del hecho”, expresó, aunque reconoció que no pudo observar a los sujetos que causaron el tiroteo y la muerte del abogado. Confirmaron interferenciaUn radio-operador confirmó ayer que el día del hecho, mientras se realizaba la persecución vehicular a los acusados, hubo interferencia radial. Esto complica también a los imputados, teniendo en cuenta que en su poder fue incautada una radio portátil perteneciente a la Policía.El crimen de Roberto Del Balzo fue perpetrado a plena luz del día, la siesta del 31 de octubre de 2009, en el interior de la casa de la víctima (ubicada en calle pasaje Brasil casi avenida Corrientes). El ex policía y el estudiante de abogacía son juzgados por el homicidio del abogado y la tentativa de homicidio de su novia, Maia Sarjanovich, y de la oficial Berta Acuña, recientemente fallecida. También están acusados de escapar tras robar el automóvil de la pareja de Del Balzo. “A Roberto le gustaba
mucho la plata” POSADAS. La novia del abogado Roberto Del Balzo, Maia Sarjanovich, solicitó declarar con la ausencia de los imputados, debido a que aún se encuentra psicológicamente afectada por el crimen. Al recordar a la víctima, dijo que “era una persona afectuosa, muy apasionada con su trabajo, sin embargo le gustaba mucho la plata. Era capaz de pelear con su socio por cinco pesos para la nafta”. Luego y al señalar lo que recordaba de la tarde del hecho, precisó que “yo estaba cansada, en mi habitación y recién bañada. Entró Roberto (Del Balzo) y me dijo ‘no salgas’, vienen dos muchachos a hablar conmigo’. Entonces me dio un beso y fue la última vez que lo vi…”. Tras interrumpir varias veces su testimonio por quebrarse en llantos, la joven precisó que “fue todo muy rápido, como despertar sobresaltado de un sueño profundo. De repente escuché ruidos y gritos. Salgo y alguien venía corriendo por el pasillo hacia el dormitorio donde yo estaba. Le cerré la puerta, pero empujó y finalmente se metió en la habitación. Portaba un arma de fuego, eso lo vi claramente como su rostro, jamás lo había visto antes. Me apuntó, le dije ‘no me mates’ y entonces con mi mano izquierda y cayendo logré desviar un poco el cañón del arma. Me apuntó desde arriba y disparó, ahí es como que me desvanecí. Salió de la habitación y no sé porqué lo seguí, quizás por que presentí que Roberto estaba en peligro. En eso observé que esta persona, que no se dio vuelta, de lo contrario me habría visto, gira y efectúa un disparo hacia el piso, donde luego supe que estaba tendido Roberto. Yo quedé desorientada, escuché más disparos…luego tengo imágenes vagas de lo sucedido…”. Al consultarle el Tribunal si reconocía quién le disparó, la joven no dudó en manifestar que fue Jorge Da Rosa. Maia Sarjanovich también reconoció ante el Tribunal que le constaba que su pareja contaba con “dateros”, es decir personas que le suministraban datos respecto a causas judiciales a cambio de honorarios. “El mediodía previo al crimen incluso estuvimos compartiendo un asado con un grupo de amigos, entre los que estaba uno de los ‘dateros’ de Roberto (Del Balzo). Conocí a un par de personas que le traían casos, incluso cuando trabajé con él varios años antes”, indicó la mujer, quien es funcionaria judicial. No obstante, aclaró que ella “no tenía contactos con estos individuos”. La pregunta que le efectuaron desde el Tribunal, quizás fue para no descartar una de las principales hipótesis en torno al móvil del resontante homicidio. Para los pesquisas, al comienzo de la investigación del hecho, habría sido la negativa del abogado a entregar dinero lo que se cree desató la secuencia mortal. El supuesto ajuste de cuentas habría sido en virtud de que Da Rosa al parecer se dedicaba a ser “datero” de la víctima, es decir que obtenía información acerca de posibles causas -casi siempre de accidentes de tránsito- y luego exigía dinero por los datos. Una supuesta “derivación monetaria” o diferencia por dinero podría haber sido el detonante del crimen.
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